bet365

Encuentran un planeta frío en una órbita imposible junto al cadáver de una estrella

Universo sorprendente

El exoplaneta, el más gélido que se ha detectado de forma directa hasta el momento, ha conseguido sobrevivir a la muerte violenta de su sol y ha quedado situado muy cerca de los restos del astro

Representación artística del planeta descubierto en órbita de la enana blanca resultante de la muerte de una estrella de tipo solar

Representación artística del planeta descubierto, en órbita de la enana blanca resultante de la muerte de una estrella de tipo solar

NASA/JPL-Caltech/NASA's Goddard Space Flight Center

A partir de observaciones realizadas con el telescopio espacial James Webb, un grupo de investigadores liderado desde la Universidad de Michigan, en los Estados Unidos, ha la detección de un exoplaneta sorprendente. Se trata de un mundo que orbita una enana blanca, un tipo de objeto que se forma en la fase final de la vida de una estrella similar al Sol y que se puede considerar como el cadáver del astro.

Lo más asombroso es que los soles, en su proceso de envejecimiento, llegan a expandirse de forma extraordinaria y engullen cualquier objeto que se encuentre demasiado cercano. Y es justamente dentro de esta zona de exclusión en la que se halla el planeta descubierto, que se ha denominado WD 1856+534b.

Con este descubrimiento, no sólo se ha confirmado por primera vez la presencia de un planeta en la región prohibida de una enana blanca, sino que también se ha podido estimar la temperatura de un mundo que, con sus -87ºC, se ha convertido en el más frío hallado mediante métodos directos fuera del sistema solar.

Un planeta prohibido

, los astrónomos ya habían deducido la presencia de un cuerpo girando muy cerca de la enana blanca WD 1856+534, un astro que se encuentra a 82 años luz de distancia de la Tierra, pero en aquel momento no quedó claro de qué tipo de objeto se trataba. Ahora, con las observaciones realizadas con el telescopio Webb, se ha podido estimar su masa máxima (6 veces la de Júpiter) y confirmar, así, que se trata de un planeta y no de un objeto mayor (como por ejemplo, una enana marrón, un cuerpo mucho más masivo pero que no ha conseguido crecer tanto como para convertirse en una estrella).

Pero sin duda, lo más sorprendente del hallazgo es la localización del planeta en una órbita muy cercana a la enana blanca: nada más y nada menos que 50 veces más próxima al astro que la distancia que separa la Tierra del Sol, en una región que, al menos teóricamente, debería estar huérfana de objetos.

La razón es que las estrellas de masa similar al Sol, después de vidas muy longevas que se miden en miles de millones de años, a medida que agotan el combustible que alimenta el proceso de fusión nuclear que les permite sostener su propio peso, transitan por períodos muy convulsos y violentos en los que se hinchan y se transforman en gigantes rojas.

Ciclo de vida de una estrella de tipo solar

Ciclo de vida de una estrella de tipo solar

Adaptado de Enciclopedia Británica

Durante este proceso de gran expansión, las gigantes rojas engullen a los planetas más cercanos y, finalmente, acaban expulsando la mayor parte del material que les compone, convirtiéndose en los cuerpos calientes, pequeños y densos que llamamos enanas blancas (por tanto, una enana blanca no es más que el resto de lo que un día fue una estrella). Justamente, esta misma cadena de acontecimientos es la que marcará el final de la vida del Sol y también de nuestro planeta dentro de aproximadamente 5 mil millones de años.

Fuera de lugar

Ante este hallazgo inesperado, los autores del estudio consideran que el único mecanismo posible que puede explicar la presencia de este exoplaneta en un lugar prohibido es la migración desde una órbita más alejada.

Así, probablemente WD 1856+534b se creó mucho más distante de su estrella anfitriona de lo que se encuentra actualmente. Una vez que su sol hubo completado el proceso de expansión a gigante roja y transformación posterior a enana blanca, WD 1856+534b se habría desplazado hacia el interior como consecuencia de perturbaciones orbitales provocadas por otros planetas (o incluso por alguna otra estrella cercana).

Las perturbaciones ejercidas por otros objetos pueden desplazar las órbitas de algunos planetas para situarlos lejos del lugar donde nacieron

Las perturbaciones ejercidas por otros objetos pueden desplazar las órbitas de algunos planetas para situarlos lejos del lugar donde nacieron

Gabriel Pérez Díaz (IAC)

En este sentido, en unos meses se iniciará una nueva campaña de observación de este sistema, con el objetivo de identificar planetas adicionales alrededor de la enana blanca que pudiesen confirmar el escenario de migración propuesto. En cualquier caso, y en de Mary Anne Limbach, la investigadora de la Universidad de Michigan que ha liderado el descubrimiento, la detección de WD 1856+534b muestra que “los planetas no solo pueden sobrevivir a la muerte violenta de su estrella, sino también moverse a órbitas en las que antes no esperábamos necesariamente que existieran”.

El más frío

La detección de exoplanetas es tan extremadamente compleja que, la mayor parte de las veces, su presencia sólo puede ser inferida a partir de efectos en la luz de la estrella anfitriona, y son pocos los casos en los que los telescopios pueden estudiar directamente la emitida por el planeta. Lógicamente, cuanto más caliente se encuentre éste, mayor cantidad de radiación liberará y, dentro de la dificultad, más fácil será detectarlo.

Imagen del telescopio James Webb en la que se marca la posición de la enana blanca WD 1856+534. La luz emitida por el planeta se encuentra mezclada con la del astro

Imagen del telescopio James Webb en la que se marca la posición de la enana blanca WD 1856+534. La luz emitida por el planeta se encuentra mezclada con la del astro

M.A. Limbach et al.

Hasta ahora, el exoplaneta más frío detectado de forma directa (es decir, analizando su luz) presentaba una temperatura de 2ºC, en el límite de la tecnología disponible. Pero ahora, con sus -87ºC estimados, lo que representa sólo 60 grados más caliente que Júpiter, WD 1856+534b se ha convertido en el exoplaneta más gélido jamás hallado.

Este hito se ha logrado estudiando la contribución que la radiación emitida por el planeta añade a la luz que recibimos del sistema, lo cual demuestra las grandes capacidades de detección del telescopio espacial James Webb. De hecho, los astrónomos confían en que este instrumento pueda llegar a descubrir mundos lejanos con temperaturas de hasta -198 ºC, un valor que representaría la frontera teórica de este telescopio.

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...