El nuevo episodio del podcast Quédate a comer tiene como protagonista a Fabiola Juárez, dietista-nutricionista, ingeniera en industria alimentaria y sumiller, que trabaja desde hace diez años en la Fundación Alícia, donde es responsable de proyectos de investigación.
La conversación arranca con la controversia por el hecho de que una experta en nutrición tenga también formación como sumiller. Juárez aclara: “tenemos que entender que es prioritario comer por salud, pero que no solo podemos comer por salud, porque ya sabemos la implicación que tiene la alimentación en algo tan importante como socializar, y hay factores culturales, históricos. Y evidentemente, el papel del vino en nuestra historia es relevante. Es cierto que dado mi perfil profesional, tengo una responsabilidad en este sentido. Es crucial que sepamos que no hay riesgo cero con el alcohol. El alcohol es un tóxico, eso es así. Y no todo el mundo entiende el discurso de la moderación porque también hay una vinculación con las adicciones”.
"El exceso de información que reciben muchos jóvenes acaba derivando en desinformación
Juárez atribuye la radicalidad en la conducta alimentaria de muchos adolescentes y jóvenes a la influencia de un exceso de información que “siempre acaba derivando en desinformación”, y a la exposición a lo que los demás puedan pensar de ellos. Habla sobre la preocupación por el aspecto físico que, evidentemente, afecta la alimentación. También sobre la soledad de algunos adolescentes, “aunque vivan en familia, apenas comen juntos, en parte porque se cocina menos”. Juárez habla de esa soledad no deseada que solemos asociar a la mujer o el hombre mayores y viudos. Y en relación con “alguno de los proyectos que hemos estado desarrollando desde Alícia, nos dimos cuenta de que precisamente te puedes sentir solo teniendo una familia, siendo un adolescente, por mil motivos”.
Uno de los temas que se abordan es la gestión de la alimentación familiar. La nutricionista asegura que desde su formación actual sigue admirando el magnífico trabajo que llevó en ese terreno su madre, que seguía a rajatabla el patrón de dieta mediterránea que se considera el más saludable. Y lo hacía desde un sentido común innato, que lamentablemente se va perdiendo al cocinarse menos en las casas. “Ahora, desde mi formación me pregunto, cómo podía hacerlo tan bien, con ese patrón de alimentación mediterráneo real”.
Fabiola Juárez explica algunos de los condicionantes de la alimentación con los que ha trabajado más desde Alícia. En primer lugar, de las disfagias, cada vez más presentes en una sociedad más longeva, pero que no solamente afecta a personas de edad avanzada y que está muy infradiagnosticado.
“Desde mi actual formación me pregunto, cómo mi madre podía gestionar tan bien nuestra con ese patrón de alimentación mediterráneo real”
Cuenta también el proyecto , para orientar la alimentación de las personas en tratamiento de distintos tipos de cáncer, teniendo en cuenta también las diferentes necesidades según la fase en la que se encuentre del proceso. Fabiola Juárez relata su experiencia personal, cuando su padre fue diagnosticado de un tumor de pulmón, y cómo en pleno duelo aceptó trabajar con grupos de pacientes con el mismo diagnóstico, algo que para ella resultó y sigue siendo muy terapéutico. Explica cómo el hecho de vivirlo de cerca le permitió ser más asertiva y también entender mucho mejor los problemas que han de ir afrontando, “casi sin necesidad de hablar porque sé por lo que están pasando”.
También detalla el trabajo que han hecho para mejorar la dieta de niños y niñas autistas, con la finalidad de mejorar aquellos platos para evitar el rechazo por su textura, temperatura o color, algo habitual en personas con este diagnóstico.

Fabiola Juárez, nutricionista e ingeniera en industria alimentaria
Por último, Juárez habla sobre su afición a la gastronomía, que comparte con su pareja, David Gil, responsable de creatividad del restaurante barcelonés Disfrutar, actual mejor restaurante del mundo, según el ranking de The World 50 Best Restaurants. También sobre cómo hacer compatible una buena alimentación con la pasión por disfrutar de esos menús que entiende como algo excepcional, que sería imposible incorporar al día a día.
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