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Esotérico, chamánico Ben LaMar Gay (★★★✩✩)

Crítica de jazz

Los que esperábamos la magia del álbum 'Downtown castles can never block the sun' salimos algo decepcionados por su empeño en moverse por unas coordenadas chamánicas

Ben LaMar Gay Ensemble

Ben LaMar Gay Ensemble

LV

Ben LaMar Gay Ensemble★★★✩✩

Lugar y fecha: El Molino (9/IV/2025)

En la brillante constelación de músicos vanguardistas de Chicago, una de sus estrellas es Ben LaMar Gay, cornetista, compositor, cantante, poeta y, hablando en plata, un culo de mal asiento. Y es que, además de su propia obra, se le puede encontrar colaborando en proyectos de lo más dispar, siempre vinculados a creadores que buscan la innovación. También es un gran conocedor de la música y la cultura del Brasil, un país en el que pasa temporadas y cuya influencia no sólo se refleja en su obra sino en los músicos del actual ensemble. Así, el batería Mauricio Takara es originario de Sao Paulo y el guitarrista Edinho Gerber de Rio de Janeiro.

El uso y abuso de cánticos eran como melopeas para expulsar los malos espíritus

Completa el cuarteto Matt Davies, ocupándose del aparatoso sousáfono, una tuba gigante que hace el papel del bajo. Con estos mimbres se presentaron en El Molino para ofrecer una sesión en la que dieron rienda suelta a una imaginación que, en varias fases del concierto, se puede calificar de esotérica y muy alejada de lo que se puede escuchar en su emblemático debut, ahora reeditado con todo los honores, Downtown castles can never block the sun, un disco que muestra su poliédrica personalidad, moviéndose del jazz a la música africana y del funk a la improvisación, pasando por los efluvios brasileños. Los que esperábamos esa magia salimos algo decepcionados por su empeño en moverse por unas coordenadas chamánicas, con el uso y abuso de cánticos que eran como melopeas para expulsar los malos espíritus, algo que reafirmaba con los movimientos de sus brazos.

Ben LaMar Gay Ensemble

En largos desarrollos, usaron también cencerros, campanas tratadas con efectos y flautas traveseras de madera, mientras el dirigía el cotarro alternándose a la corneta, con y sin sordina, teclados, efectos electrónicos y a la voz, ya fuera en clave recitada o cantando, por breves instantes incluso con acento melódico soul.

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Guitarra y batería fueron los más concisos, procurando ritmos sólidos para asentar una propuesta en la que el sousáfono contribuyó a crear momentos ambient drónicos, modificando el sonido a través de pedales de efectos. En el extremo opuesto hubo andanadas de free jazz total, con efectos sintéticos y disonantes, en una propuesta de difícil asimilación que, sin embargo, sirvió para constatar su carácter de músico inescrutable.

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