Desinforma que algo queda. Esta es la lógica que utilizan los negacionistas del cambio climático, que ya no son negacionistas, sino retardistas . “El cambio climático es cada vez más difícil de negar, y del negacionismo se ha pasado al retardismo de las políticas contra el cambio climático o a los ataques a las personas o instituciones que las impulsan”, explicó Lluís de Nadal Alsina en un debate sobre Desinformación climática: de la negación a la demora , organizado por la Fundación La Caixa. De Nadal es profesor en el departamento de Sociología de la Universidad de Glasgow y miembro fundador de la Red Interdisciplinaria de Estudios sobre la Integridad de la Información.
El fenómeno de la desinformación climática no es nuevo. En Mercaderes de la duda ( Ed. Capitán Swing), Naomi Oreskes y Erik M. Conway denuncian “cómo un grupo de científicos y asesores científicos de alto nivel, con profundas conexiones en el mundo de la política y de la industria, realizaron campañas efectivas para engañar al público y negar verdades comprobadas (sobre el calentamiento global) a lo largo de cuatro décadas”. La novedad es que ahora la desinformación cuenta con un gran aliado: el auge de las redes sociales.
“La industria petrolera ha aprendido a gestionar muy bien las redes sociales, y las redes sociales se lo están poniendo muy fácil porque no están controlando los contenidos”, denunció De Nadal en el encuentro, que tuvo lugar en el Palau Macaya, Centro Internacional de Ciencias Humanas y Sociales amparado por la Unesco. El experto se refiere a la eliminación de la verificación de contenidos por parte de personas profesionales, una senda iniciada por Elon Musk con la compra de la red social X y que Mark Zuckerberg ha aplicado ahora a Facebook e Instagram (grupo Meta).
Una investigación de la plataforma Climate Action Against Disinformation (CAAD) denuncia que “a pesar de haber tenido años para sanear sus plataformas, las grandes tecnológicas siguen permitiendo que un pequeño número de superpropagadores las contaminen con afirmaciones desmentidas que atacan a las energías renovables y los vehículos eléctricos”.
Dato
Uno de los argumentos ‘retardistas’ considera arbitrario que el año para cumplir con las metas climáticas sea el 2050
El informe de CAAD, titulado Clima extremo, contenido extremo: Cómo las grandes tecnológicas facilitan la desinformación climática en un mundo al borde del abismo , también analiza las grandes inversiones en publicidad pagadas por la industria fósil a empresas como Meta. Entre octubre del 2023 y octubre del 2024, ocho empresas de combustibles fósiles pagaron a Meta “más de 17,6 millones de dólares en publicidad” (15,5 millones de euros), obteniendo 700 millones de visualizaciones de sus contenidos
El debate del Palau Macaya contaba con un segundo experto, James Painter. Este académico británico especializado en comunicación del cambio climático y medios de comunicación reconoció que “algunos de los argumentos del retardismo climático son perfectamente legítimos”, aunque muy discutibles. Uno de los más comunes, según el profesor, consiste en decir que “¿por qué deberíamos reducir nuestra huella de carbono cuando países como China o India tienen una huella superior y no están haciendo nada?”.
Otros de los argumentos retardistas explicados por Painter son considerar el año 2050 como una fecha arbitraria para la consecución de los objetivos climáticos o asegurar que “no debemos preocuparnos porque la tecnología nos rescatará”. Finalmente, el experto hizo referencia a uno de los argumentos retardistas estrella: el elevado coste de la transición verde. “Lo que no dicen es que costará mucho más dinero no hacer nada que hacer algo”, aseguró Painter.