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Lucha de titanes entre China y EE.UU.

El mundo está en vilo ante la peligrosa escalada de la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Esta semana las dos primeras potencias económicas del planeta se han impuesto aranceles recíprocos del 145% y del 125%, respectivamente. Ello es más que suficiente para bloquear los intercambios entre ambas y, por tanto, de gran parte del comercio mundial. Es una lucha de titanes y, por ahora, ninguno de los dos países quiere dar su brazo a torcer. Trump ha iniciado una guerra, con una estrategia equivocada, para hacer América más grande, que tendrá nefastas consecuencias para todos si no se pone fin a esta locura. La Organización Mundial del Comercio (OMC) estima que podría reducirse un 7% el producto interior bruto (PIB) mundial.

El terremoto comercial y financiero que ha organizado Trump empieza a volverse en contra del propio EE.UU. El peor efecto que ha provocado, como advertíamos la semana pasada, es la inseguridad jurídica que crea su errática forma de gobernar. Ello ha propiciado un clima de desconfianza hacia la primera economía del planeta, tanto entre los ciudadanos del país como en los mercados financieros. La desconfianza es el primer enemigo de un país porque paraliza las decisiones económicas, hasta el punto de que puede llevar a la recesión. En estos momentos, la mayoría de empresas, tanto de Estados Unidos como del resto del mundo, no saben cuál será el marco que regirá las transacciones del primer comprador de bienes del mundo.

La grave guerra comercial entre las dos primeras potencias amenaza la economía mundial

La caída del 8% de la cotización del dólar desde que Trump accedió a la Casa Blanca es la mayor de los últimos años. Este hecho y el drástico aumento del tipo de interés de los bonos estadounidenses son la demostración más palpable –y grave– del citado clima de desconfianza en Trump y en el país que dirige. El tipo de interés de los bonos a diez años, que es inverso a la caída de su precio, ha escalado hasta el 4,49% frente al 3,88% de hace un mes. Es mucho para el que hasta ahora era uno de los activos refugio del mundo. La caída del dólar, a juicio de Trump, podría suponer un impulso a la competitividad de las exportaciones de EE.UU., ya que se abaratan sustancialmente. Este era otro de sus planes. Pero la otra cara de la moneda es que eso, al igual que los aranceles, también encarece las importaciones y dispara la inflación. El riesgo de recesión más inflación (estanflación) es muy probable.

El incremento de los tipos de interés, además, encarece dramáticamente la financiación de la elevada deuda pública de Estados Unidos y restringe, por tanto, el margen financiero y presupuestario del país. Hay que tener en cuenta que este año Estados Unidos debe renovar nueve billones de dólares de deuda, una cantidad sideral. El plan de Trump era incrementar los ingresos con la aplicación generalizada de los aranceles al resto del mundo y, con ello, poder hacer frente a la refinanciación de su elevada deuda y disponer de dinero, además, para bajar los impuestos, como prometió. Pero, de momento, no es así. La deuda pública se ha encarecido, en contra de lo que esperaba, habrá que pagar más y hacerlo en plena recesión. Le ha salido el tiro por la culata, aunque él cree que su país ganará a largo plazo.

Crece la desconfianza financiera en Estados Unidos por la errática política de Trump

Ante la magnitud de los riesgos provocados por el terremoto financiero que ha organizado, Trump ha optado por intentar calmar la situación. Para ello ha establecido una moratoria de noventa días en la aplicación de los aranceles recíprocos a todo el mundo, menos a China. Esa oportunidad es la que aprovechará la Unión Europea para negociar un acuerdo beneficioso para ambos bloques. Trump mantiene, sin embargo, los aranceles generales del 10% y, además, del 25% sobre acero, aluminio y automóviles. La citada moratoria arancelaria establecida por Trump provocó una reacción de alivio en las bolsas, que han cerrado la semana con ganancias tras las fuertes caídas que habían registrado. Pero los mercados financieros están muy nerviosos. Se trata solo de una prórroga, no se sabe lo que finalmente sucederá, y sigue abierto el enfrentamiento con China.

En medios financieros se asegura que las fuertes ventas de bonos del Tesoro de Estados Unidos que se han registrado, y que han provocado su encarecimiento, que tanto preocupa a Trump, han tenido su origen en China, que tiene un importante volumen de la deuda norteamericana. El gigante asiático puede haber utilizado esta arma para hacer recapacitar al presidente estadounidense. También le ha suspendido las exportaciones de tierras raras, que son clave para su industria tecnológica. ʱí quiere demostrar su poder, y no dar su brazo a torcer, para forzar unas negociaciones que propicien un acuerdo beneficioso entre ambas grandes economías. Pero, mientras, la guerra comercial entre ambos está al rojo vivo.

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