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Cuando cada 23 de abril Sant Jordi acude a su cita anual cargado de rosas y libros para regalarse en su honor, Barcelona se viste de rojo y se engalana con p谩ginas infinitas repletas de escritura. Posiblemente, la Diada de Sant Jordi sea la fiesta m谩s popular y celebrada de Catalunya y, l贸gicamente, es en Barcelona donde este acontecimiento se pone m谩s de relieve. De ah铆 que muchos catalanes se hayan planteado alguna vez que el 23 de abril bien podr铆a convertirse en la Diada Nacional de Catalunya, sustituyendo de esta manera a la actual festividad del Onze de Setembre.

El drag贸n y los ojos del fot贸grafo.

Con los mejores deseos.
La Diada de Sant Jordi acoge el Dia del Llibre i la Fira de les Roses, s铆mbolos de cultura, amor y pasi贸n; reivindica la cultura catalana; y reconoce el esfuerzo, la fertilidad y la prosperidad de todo un pueblo, representado por la espiga de trigo que acompa帽a inseparablemente al regalo de la rosa. El santo es el patr贸n de Catalunya desde el a帽o 1456, y aunque el festejo ya se celebraba durante el medievo, no fue hasta finales del siglo XIX, con la Renaixen莽a y los abundantes movimientos pol铆ticos y culturales de la 茅poca, cuando se instaur贸 Sant Jordi como el evento patri贸tico mejor acogido en Catalunya. No obstante, ya en el siglo XV se organizaba en Barcelona una feria de rosas a la que sol铆an acudir parejas de novios, donde el pretendiente sol铆a regalar flores a la pretendida, cre谩ndose as铆 una costumbre que ha perdurado hasta nuestros d铆as adapt谩ndose a las modas y los tiempos.

Con la rosa en el banco.

Explorando las paradas en bici.
El origen de la festividad respecto al libro y la literatura en general es mucho m谩s moderna, data de los a帽os veinte del siglo pasado. El escritor Vicente Clavel fue quien promovi贸 con 茅xito la iniciativa a nivel estatal, y, tras muchas gestiones y vicisitudes, el rey Alfonso XIII acab贸 firmando el 6 de febrero de 1926 un real decreto por el que se institu铆a oficialmente la Fiesta del Libro Espa帽ol, escogi茅ndose el 7 de octubre para su celebraci贸n, supuesta fecha del nacimiento de Cervantes. Pocos a帽os m谩s tarde, durante la Exposici贸n Internacional de Barcelona, el gremio de libreros sali贸 a las calles de la ciudad montando paradas destinadas a la venta de libros, muestra de novedades y fomento de la cultura. La experiencia tuvo tanto 茅xito que se instaur贸 el 23 de abril como D铆a del Libro, por ser la primavera m谩s propicia para su disfrute al aire libre y por coincidir con la fecha de la muerte de Cervantes, Shakespeare y Garcilaso de la Vega.

Sonrisas de Sant Jordi.

Mucho ambiente en las calles por Sant Jordi.
La tradici贸n de regalar una rosa en el D铆a de Sant Jordi tiene otro origen m谩s rom谩ntico y fantasioso, m谩s hermoso y acorde si se quiere con el esp铆ritu que se respira ahora en las calles, procedente de una leyenda medieval.听
Cuenta la historia que en la villa de Montblanc un drag贸n aterrorizaba a la poblaci贸n, devorando animales y personas. Para apaciguar al monstruo se decidi贸 sacrificar cada d铆a a un habitante escogido al azar. Y as铆 fue hasta que le toc贸 a la princesa del lugar.听
La tradici贸n de regalar una rosa en el D铆a de Sant Jordi tiene otro origen m谩s rom谩ntico y fantasioso
Pero cuando esta se dirig铆a a su fatal destino, apareci贸 un caballero, conocido como Jordi. Y para salvar a la dama se enfrent贸 al drag贸n, mat谩ndolo con su lanza tras una brava lucha. La bestia derram贸 mucha sangre, y de ella brot贸 un rosal de rosas rojas.听
El caballero cort贸 una flor y se la ofreci贸 a la princesa como muestra de su amor y valent铆a. Y esta heroicidad se convirti贸 desde entonces en un s铆mbolo que hoy perdura, instaur谩ndose la tradici贸n de regalar rosas rojas cada 23 de abril honrando al caballero que habr铆a hecho las delicias de don Quijote.

Te pill茅...

En recuerdo de Dani Jarque.
La historia y las leyendas son parte de nuestra vida, pero uno no piensa demasiado en ellas cuando est谩 inmerso en su cotidianidad. De forma que yo tampoco lo hice, y no pensaba en ellas cuando sal铆 a la calle la tarde del pasado Sant Jordi.听
Mi barrio ya contaba desde el inicio de la ma帽ana con sus paradas de rosas y sus puestos de libros, como cada a帽o, sin que faltaran en unas y en otros banderas catalanas a modo de fald贸n.听
Pero yo me encaminaba al meollo de la fiesta, as铆 que tom茅 el metro y me dirig铆 a las avenidas previamente se帽aladas por el ayuntamiento para albergar las innumerables casetas de librer铆as callejeras y la marea acostumbrada de paseantes, muchos de los cuales recorr铆an las mesas de los puestos buscando el libro que ten铆an en mente o, indecisos, decant谩ndose por uno de los all铆 expuestos.听
驴Novedades, cl谩sicos, medi谩ticos, novela, ensayo, autoayuda, meditaci贸n, bot谩nicos, infantiles鈥? Desde luego, hab铆a donde elegir entre tanto t铆tulo, tem谩tica y autor. Los m谩s representativos de cada g茅nero ocupaban al completo los tenderetes instalados a lo largo de la Rambla de Catalunya y del Paseo de Gracia, as铆 como de sus calles adyacentes.

Regalazo.

Sant Jordi multicultural.
A pesar de que iba provisto de mi c谩mara fotogr谩fica, nada m谩s salir del metro me un铆 a la marea humana que paseaba l煤dicamente, sin alterarse por el tumulto y sin darse ninguna prisa.听
Adem谩s, hac铆a una tarde radiante, de un cielo azul impoluto que se uni贸 al festejo. Cuando me lo permit铆an, aprovechaba alg煤n hueco que se abr铆a en las colas para echar un vistazo a los libros. Pero mi objetivo no era el de comprar libros ni rosas, eso ya lo hab铆a hecho por la ma帽ana en el barrio. Hab铆a ido hasta all铆 para disfrutar del ambiente y, principalmente, para hacer fotos, como cada 23 de abril, buscando otro enfoque, renovando el discurso fotogr谩fico, o al menos intent谩ndolo.听
De nuevo me llam贸 la atenci贸n algo que nunca cambia, el asombro de los turistas de turno, desconocedores del festejo, que recorren el eixample con verdadera sorpresa, felices por su hallazgo inesperado o por haber coincidido con la vistosidad del evento, que la tiene y mucha. Porque no solo son las paradas de libros las que ocupan el recorrido.听
Las paradas de rosas son igual de importantes y quiz谩 m谩s llamativas. Y las hay rojas como la sangre del drag贸n, y otras azules, verdes y amarillas. Peque帽itas como un dedal, de cer谩mica, de papel鈥, 隆que se las inventan todas!, como dice la se帽ora Luisa de mi escalera. Aunque hay que reconocer que en las avenidas escogidas por la organizaci贸n, principales arterias de Barcelona, el libro es el rey de la fiesta.听
Y tambi茅n algunos de sus autores, por supuesto, los que sencillamente se prestan a ello o los que est谩n de promoci贸n cumpliendo el marketing de su editorial, y que por riguroso orden y horario se turnan en los tenderetes dispuestos a firmar y dedicar sus obras a los lectores que, cargados de una paciencia infinita, hacen largas colas para conseguir el aut贸grafo tan deseado con una breve dedicatoria, y una mirada y un comentario afortunado del artista, y, por otra parte, ofrecer a este su m谩s sincero agradecimiento y admiraci贸n por su obra.听
La relaci贸n que se crea durante un instante entre el autor, su libro y el lector quiz谩 sea una de las ecuaciones m谩s agradecidas que se pueden dar en la literatura viva.

Sant Jordi para todas las edades.

驴Sangre de drag贸n?
Y a los libros y a las rosas se unen en el camino casetas llenas de color montadas por partidos pol铆ticos, clubs de f煤tbol, asociaciones ben茅ficas, ceramistas, m煤sicos y artesanos que llaman la atenci贸n de sus afines, que forman corros concurridos a su alrededor. No ech茅 a faltar ninguna de las habituales este a帽o, pero s铆 que me fij茅 en una novedad, que verifiqu茅 a ciencia cierta por si se me hab铆a pasado en otras celebraciones anteriores.听
En la esquina de la Rambla de Catalunya con la calle Proven莽a se instal贸 por primera vez este a帽o, y por muchos m谩s en el futuro seg煤n me dijeron cuando les pregunt茅, una representaci贸n de la comunidad israel铆 en Barcelona. Pero no me fij茅 directamente en ella por su caseta o por sus distintivos, que pasaban casi desapercibidos o carec铆an de ellos -solo llamaba la atenci贸n una pancarta azul que conten铆a la estrella de David-.听

Polos que se repelen.
En realidad, me percat茅 de su presencia porque a unos pocos metros del estand, como no pod铆a ser de otra manera, se hallaba un peque帽o grupo de palestinos y defensores de ese pueblo tan vilipendiado, provistos de su inconfundible kufiya, alzando su bandera reivindic谩ndose.听
Simplemente se manifestaron con su presencia ante el tenderete israel铆, sin alborotar ni crear enfrentamiento alguno. Eso s铆, estaban indignados, seg煤n me dijeron, por el hecho de que este a帽o se hubieran instalado all铆 Sant Jordi, lo que interpretaban como una provocaci贸n descarada. Desgraciadamente, la historia contin煤a.

Si bastasen dos rosas...
Yo ten铆a una cita unipersonal entre las 18 y las 20 h. con la incre铆ble fot贸grafa Cristina Garc铆a Rodero, Premio Nacional de 贵辞迟辞驳谤补蹿铆补 en 1996 y primera espa帽ola miembro de la agencia Magnum. Me hac铆a mucha ilusi贸n que me firmara y dedicara su ic贸nico libro de la听Espa帽a Oscura.听
Sab铆a que iba a estar firm谩ndolo durante esa franja horaria en una nueva galer铆a de arte contempor谩neo abierta en Barcelona, -bienvenida sea-, ubicada en la calle Balmes, 54, llamada Seltz, que abr铆a sus puertas al d铆a siguiente, 24 de abril, con una exposici贸n de la misma fot贸grafa manchega, con una amplia selecci贸n de piezas de su serie听Con la boca abierta. Majestuosa.听
Y la galer铆a aprovech贸 la presencia de la artista en la inauguraci贸n para que un d铆a antes, ya de paso, durante la Diada de Sant Jordi, hiciera su aparici贸n en la sala con el exclusivo fin de vender y firmar ese libro tan especial. Por supuesto, no falt茅 a la cita, hice mi cola y consegu铆 la dedicatoria y sus palabras, que me emocionaron e ilusionaron por igual. Otro d铆a, m谩s adelante, visitar茅 de nuevo la galer铆a para disfrutar con calma de la exposici贸n.

Dentro y fuera de la libreria.
As铆 que antes y despu茅s de mi evento particular me dediqu茅 a hacer fotos de lo que m谩s me llam贸 la atenci贸n. A la salida de la galer铆a, con una sonrisa que me iluminaba el rostro, ascend铆 por el Paseo de Gracia, ya muy cansado, para acabar el peregrinaje en mi librer铆a preferida, a la que siempre fotograf铆o por dentro en Sant Jordi, o m谩s bien al tumulto de gente que siempre alberga. Seamos sinceros, de todo en su conjunto, que es lo que quiero. Y saliendo de la librer铆a guard茅 la c谩mara en su bolso y me fui a buscar el metro para regresar a casa. Volv铆 con la sensaci贸n de haber vivido una tarde privilegiada.

Empezando a estar cansado.

Guarda urbano regulando el tr谩fico.
As铆 que, una vez m谩s, con todo mi reconocimiento, doy las gracias al caballero Jordi por su arrojo y valent铆a al matar al drag贸n, por salvar a la princesa de Montblanch de una muerte segura, y por su gesto de regalarle la rosa roja nacida de la sangre del monstruo como prueba de su amor y victoria.听

Descenso.

Gesticulando como bailando en la Feria de Abril.
No me extra帽a que el ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha disfrutara tanto con estas lecturas, y que fuera capaz de meterse en la mente de Cervantes para escribir sus andanzas. La que armaron ambos caballeros, cada uno a su manera. Si ellos supieran鈥 Tambi茅n habr谩 que agradecer la iniciativa del valenciano Vicente Clavel para que una fiesta tan redonda haya llegado as铆 de hermosa hasta nuestros d铆as.

La magia de Sant Jordi.

Al oscurecer.
隆笔补谤迟颈肠颈辫补!
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