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Éxodo de ciudadanos de Baleares a la España vaciada por la crisis de vivienda

Expulsados de las islas

La población solo crece por los extranjeros: ya no llegan peninsulares al archipiélago

Una masiva manifestación por el encarecimiento de la vivienda recorrió las calles de Palma de Mallorca el pasado día 5 de este mes

Una masiva manifestación por el encarecimiento de la vivienda recorrió las calles de Palma de Mallorca el pasado día 5 de este mes

Francisco Ubilla / Reuters

La crisis de vivienda que sufre Baleares empieza a expulsar de las islas a sus residentes. En los últimos tres años ha comenzado una migración a la inversa con habitantes del archipiélago que dejan Baleares para mudarse a otros territorios de la Península. La España que se llena empieza a migrar a la España que se vacía. Los datos de migraciones interautonómicas que publica el Institut Balear d’Estadística (Ibestat) aportan cifras que avalan la creciente percepción ciudadana de que sale más a cuenta vivir en otras comunidades autónomas que en cualquiera de las islas.

El saldo, con datos de los últimos tres años, indica que en ese tiempo Baleares solo ha ganado 376 residentes nacionales procedentes de otras autonomías. Es un cambio de tendencia radical con respecto a la serie histórica de una autonomía que tradicionalmente ha recibido emigración de otras comunidades autónomas, de manera acusada en los años del boom turístico, con la llegada de mano de obra del sur de España.

Las migraciones son ahora en sentido inverso y Baleares pierde saldo de población con 11 de las otras 16 comunidades autónomas. Y lo más significativo es que lo hace, de forma mayoritaria, hacia las territorios que componen la España vaciada. El saldo con Ի岹ܳí es negativo en 607 personas, el de Murcia en 127, el de Castilla-La Mancha en 124 y el de Extremadura en 13. A estas se suman, además otras de ese núcleo que se vacía, como Castilla y León (-288 personas), Galicia (-107), Asturias (-90) y Cantabria (-20). También hay saldo negativo con otras comunidades que no se incluyen en la España que se está despoblando: Navarra (-63), La Rioja (-17) y la Comunitat Valenciana (-578).

El catedrático jubilado de Geografía Humana de la Universitat de les Illes Balears (UIB), Pere Salvà, confirma ese éxodo y augura que continuará en los próximos años mientras no haya una reversión de la crisis inmobiliaria que vive el archipiélago. Salvà sostiene que el precio de la vivienda está detrás de esa migración a la inversa. El precio medio de un piso en Baleares ronda los 350.000 euros, según datos del Colegio de Notarios; el mismo piso en Cantabria vale 153.000, en Asturias, 119.000 y en Ի岹ܳí, 175.000 euros. Con lo que cuesta un piso en Baleares se pueden comprar cuatro en Extremadura, a 90.000 de media cada uno de ellos.

Cierta migración climática

Salvà cree que una parte de quienes se mudan a la Península forman parte de esa generación de trabajadores de la hostelería que llegaron en los años 60 y 70. Se van y dejan su vivienda a sus hijos, que de otra manera no pueden acceder a un piso. Así explica el fenómeno del regreso a las comunidades del sur. En el caso de la Comunitat Valenciana, atribuye ese saldo negativo con Baleares a la crisis específica de la vivienda en Eivissa. Muchos de los valencianos que emigraron a la isla regresan a su comunidad autónoma.

También ha detectado una cierta migración “climática” de residentes de Baleares que compran una vivienda en zonas del norte desde donde pueden teletrabajar. Lo que está definitivamente confirmado es que la emigración de la Península hacia Baleares ya no existe. “Se ha paralizado la inmigración tradicional de la Península vinculada al mundo laboral de la hostelería y la construcción y ya solo son extranjeros los que emigran al archipiélago”, señala. «La España migrante ha envejecido”, añade Salvà. “En las comunidades donde se da el fenómeno de la España vaciada, el potencial laboral de jóvenes ya no existe”, concluye.

No llegan españoles a las islas

Ya no llegan peninsulares a Baleares sino extranjeros. En lo que va de siglo, han entrado cerca de 300.000 nuevos residentes de otros países y la mayoría de esos baleares de nuevo cuño no son alemanes o británicos, sino de Sudamérica. Eran 10.851 en el 2000, y en 2024 sumaban 140.503, un aumento de más del 1.000%. “Son quienes llegan con la percepción de acceder a una economía boyante y terminan viviendo en habitaciones compartidas”, señala Salvà.

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