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¿Qué pasa en la cárcel? Teléfonos a cambio de sexo y videoconferencias por la llegada de bebés

Instituciones Penitenciarias

La asesina del niño Gabriel Cruz exigiría el traslado a Catalunya con imágenes de sexo con funcionarios

El “Melillero”, condenado por rociar con ácido a su expareja, celebra con una fiesta virtual que será padre

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Ana Julia Quezada cumple condena de prisión permanente revisable en la cárcel de Brieva (Á)

EP

Teléfonos dentro de la prisión a cambio de sexo y videoconferencias entre rejas para participar en fiestas por el nacimiento de futuros hijos. ¿Qué pasa en las cárceles? Los dos casos, conocidos esta semana, afectan a sendos sucesos en su día muy mediáticos: el asesinato del niño Gabriel Cruz a manos de su madrastra, Ana Julia Quezada, y el cruel ataque con ácido de “El Melillero” a su expareja.

De los dos asuntos, uno está ya judicializado. Es el que afecta a Patricia Ramírez, la madre del pequeño Gabriel, su “pescaito”. Un juzgado de Á investiga a funcionarios y trabajadores de la cárcel de Brieva por facilitar un teléfono móvil a Ana Julia Quezada a cambio de sexo. Se les imputa, adelanta El País, un delito de cohecho.

Patricia ha anunciado una rueda de prensa, convocada mañana, para denunciar “desprotección institucional” y posibles irregularidades penitenciarias.

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Una denuncia de Patricia Ramírez -en la imagen en su comparecencia en el Senado- ha destapado el escándalo

FERNANDO ALVARADO / EFE

La madre de Gabriel (el niño tenía 8 años cuando fue asesinado en 2018 en Almería por su madrastra) no adelanta lo que va a decir en esa comparecencia, aunque todo apunta a que cuando en la convocatoria habla de “vulneración de derechos” amparados por el Estatuto de la Víctima, se estaría refiriendo a esas graves irregularidades cometidas entre rejas.

Conductas, según asegura, que causan un grave daño en la “integridad moral” de los progenitores de Gabriel.

La historia de Ana Julia Quezada adquiere, además, especial gravedad al investigarse también si esa reclusa, condenada a prisión permanente revisable, grabó con el teléfono presuntamente entregado por trabajadores penitenciaros las relaciones sexuales mantenidas después con esos hombres en su celda u otras dependencias penitenciarias.

La novia de Ana Julia le habría dado el teléfono a un cocinero de la prisión y este se lo entregó a un funcionario, que lo llevó a la celda de la presa

Después habría sido la novia de Ana Julia (ella tendría ahora ese aparato) la que habría extorsionado a Instituciones Penitenciarias con esas imágenes. La presa, que se habría sumado también a esa amenaza, exigiría el traslado a algún centro penitenciario de Catalunya a cambio de no difundir esos vídeos sexuales.

Toda esta investigación se inició hace más de un año. Fue cuando Patrícia Ramírez denunció tener conocimiento de que la asesina de su hijo tenía un teléfono móvil dentro de la cárcel. Aparato que habría usado para conceder entrevistas y contactar con personas del exterior. Cabe recordar que Patricia consiguió detener la producción de un documental por parte de una plataforma sobre el asesinato de Gabriel.

El dispositivo habría sido sacado de la prisión de Brieva por la pareja de Quezada y ahora no se sabe dónde está el teléfono con las supuestas comprometidas imágenes

Pero, ¿cómo llegó ese teléfono a manos de Ana Julia Quezada? En esta historia entraría en escena un cocinero, al que habría entregado ese aparato en un aparcamiento la novia de la asesina. Este le habría pasado después ese dispositivo a un funcionario, que se lo habría hecho llegar a Quezada. Y ya en poder de la presa, esta lo habría usado, además de para hablar, para grabar esos supuestos encuentros sexuales con funcionarios y también, se sospecha, con el cocinero.

Cuando Patricia denunció sus sospechas sobre la existencia de ese aparato, Ana Julia, consciente de que iban a registrar su celda, se habría deshecho del mismo. Se lo habría dado, en un vis a vis, a su novia. Y esta lo sacó de la prisión. Por lo tanto, ahora ese teléfono con las presuntas imágenes tan comprometidas -que la reclusa sostiene existen- seguiría en poder de la pareja de Quezada.

'El Melillero

'El Melillero“”, poco después de ser detenido por desfigurar la cara de su expareja con ácido. Cumple 41 años por intento de asesinato

Guardia Civil

El otro caso de la semana

¿Fue o no legal la videoconferencia de “El Melillero” para conocer el sexo de su futura hija? Esa es la incógnita

El nuevo capítulo de esta inquietante historia se conoce la misma semana en la que han corrido por redes sociales. ha publicado El Español, imágenes de una videoconferencia, también desde una prisión, entre José Arcadio -conocido como “El Melillero” y condenado a 41 años por rociar a su expareja con ácido en la cara- con su actual pareja y amigos.

El peligroso delincuente contactó con la futura madre de su bebé para seguir siguió en directo la fiesta celebrada para conocer el sexo de la criatura. Será una niña. Esas imágenes fueron colgadas por la pareja de “El Melillero”, pero poco después desaparecieron de las redes al ser borradas.

Ahora falta saber si esa conexión estaba o no autorizada. Si se hizo en una de las cabinas de la cárcel desde las que se pueden realizar también videoconferencias o a través de un teléfono introducido de forma ilegal en la cárcel.

Instituciones Penitenciaras no aclara nada, al sostener que las llamadas de los reclusos entran en el universo de la intimidad

Las dos versiones son válidas. Desde Instituciones Penitenciarias no se aclara la incógnita. A preguntas de este diario responden que ellos no facilitan este tipo de información, amparada por el derecho a la intimidad de los reclusos. Tampoco confirman si hay abierta o no alguna investigación.

Si no se mueve ficha en el futuro, habrá que presumir que José Arcadio tenía permiso -los privilegios penitenciarios no suelen medirse por la crueldad de los crímenes- para esa videoconferencia. De lo contrario podría ocurrir lo mismo que ya pasó en otra prisión en la que estuvo “El Melillero” y cuya directora dimitió meses atrás tras difundirse otras imágenes en la que se veía a este peligroso delincuente bebiendo y fumando dentro de la cárcel.

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Toni Muñoz
Interior de la cárcel de Mas d'Enric, en El Catllar (Tarragona). Prisión, cárcel, centro penitenciario.

Ahí quedó claro que las imágenes se captaron con uno de esos muchos teléfonos que corren por las prisiones sin control. En Catalunya se calcula -a partir de los decomisos- que hay uno por cada diez reclusos.

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