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“Me quedé en shock”: Cómo afrontar un embarazo múltiple cuando no te lo esperabas

Crianza

Especialistas en medicina maternofetal y psicólogos advierten que esperar más de un hijo supone una carga emocional mucho mayor que en otras épocas : “El miedo y la ansiedad son ahora emociones más frecuentes”

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Silvia Navarro (30), su pareja y su dos hijas, en su casa de Piera, Barcelona

Pau Venteo / Shooting / Colaboradores

“Me quedé en shock”, dice Noelia Valls, madre de trillizos, de 36 años. Así recuerda el momento en el que su médico le dijo, siete años atrás, que estaba esperando tres hijos al mismo tiempo: “Aquí hay una bolsa con un embrión. Aquí otra con otro embrión. Y aquí hay otra con un tercero”. El suyo fue un embarazo buscado. A las siete semanas, y después de haberse hecho un test de embarazo que dio positivo, fue a ver a su médico. “Empezó a mirar por el ecógrafo sin decir nada. Le pregunté si pasaba algo y respondió: ‘Tengo que decirte algo y no sé cómo’”, cuenta a bet365. ¿Cómo es enterarse de que hay más de un bebé en camino cuando solo esperabas uno?

En pleno shock, lo único que le salía a Noelia en ese momento, era repetir: “No puede ser, no puede ser, no puede ser”. Luego empezó a reír, nerviosa. Le decía a su médico: “Pero si no he hecho nada para quedarme embarazada de tres bebés a la vez. Ni siquiera tomaba las vitaminas que se supone que hay que tomar”. Junto al padre de sus hijos, salieron de la consulta y comenzaron a caminar sin un rumbo fijo. “Me senté en el banco de un parque y automáticamente sentí la necesidad de contárselo a mi madre. Hoy me arrepiento de haberlo hecho por teléfono, porque me hubiera encantado verle la cara mientras recibía semejante noticia”, confiesa.

Es un cambio de vida, una locura y un desafío e implica un sacrificio físico, emocional y económico muy grande, pero no es algo malo ni triste

Noelia Valls36
Noelia trillizos

Noelia Valls, con sus trillizos

cedidas

Noelia Valls pasó las primeras semanas de embarazo procesando la información. Haciéndose a la idea de que, pese a que casi no tenía barriga, había tres embriones dentro. También aparecieron las primeras preocupaciones. “Quieres saber que todo va a salir bien, porque no deja de ser un embarazo de riesgo, con muchísimas posibilidades de riesgo. Los médicos fueron muy claros. Nos dijeron que habían muchas posibilidades de que no llegaran a término los tres bebés”, indica.

Una vez superado el shock inicial, llegó el “¿Cómo lo hacemos?”. “Yo soy una persona muy práctica y, en cuanto me hice a la idea, pasé al ‘¿Qué hay que hacer?, ¿Por dónde empezamos?’. Siempre que llega un niño, tocan muchos cambios logísticos como familia. Cuando vienen tres, ese cambio es todavía mayor. En nuestro caso, tuve que cambiar de coche, porque solo cabían cuatro personas como máximo. La casa también nos quedaba pequeña, tuvimos que buscar tres cunas, tres tronas, tres hamacas, todo por tres”, dice.

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Hasta el día de hoy, siempre recibe las mismas reacciones y preguntas cada vez que dice que es madre de trillizos. “Lo primero es la incredulidad: ‘¿Cómo puede ser? ¿Tres? ¿Cómo ha sido esto? ¿Ha sido natural’ Yo siempre explico que el nuestro es un caso en un millón”. También ha recibido algún comentario desafortunado, del tipo “Uy, no sé si darte la enhorabuena o el pésame”. “Esos comentarios llegan a molestar porque sí, es un cambio de vida, es una locura, es un desafío e implica un sacrificio físico, emocional y económico muy grande, pero no es algo malo ni triste”, señala.

Silvia Navarro (30) también describe el momento de recibir la noticia de un embarazo múltiple como uno de shock. Ella y su pareja fueron al médico poco después de hacer el test de embarazo. “Nos dijeron que parecía que estaba todo bien, pero que todavía era un poco pronto, que volviera a las dos semanas”, recuerda. Siendo su primer embarazo, volvió a la consulta con cierto miedo y la expectativa de que le confirmaran de que todo seguía perfecto. “La última noticia que esperas recibir es que son dos. Nos quedamos sin hablar. La ilusión se mezcla con el ‘Uy, esto ya es diferente, ¿cómo vamos a hacer?’”, dice Silvia.

Cuando ya hay un hijo y vienen dos, cuesta un poco más procesarlo. Ni hablar cuando ya tienen dos hijos. Hay que trabajarlo mucho a nivel emocional

Francesca CrovettoDraHospital Sant Joan de Déu
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“Al tener dos, empieza a cambiar toda la logística”, confiesaSilvia Navarro (30)

Pau Venteo / Shooting / Colaboradores

Junto a su pareja, habían comprado y reformado un piso recientemente. “Teníamos tres habitaciones y, con la reforma, la habíamos dejado en dos, pensando que estaríamos bien con un niño. Al tener dos, empieza a cambiar toda la logística de la casa. Las primeras conversaciones giran en torno a eso, a pensar con qué espacios contamos, en la casa, el coche… empezar a mirar qué tipo de carros necesitarás, plantearte cosas que hasta el momento no habías pensado. Económicamente, no es lo mismo mantener un bebé que dos”, apunta y añade: “A las preocupaciones por el hecho de cómo hacer con dos bebés a la vez, se suman las del embarazo. Desde un principio, nos explicaron que, al ser un embarazo gemelar, era de riesgo y nos controlaron mucho más. No sabes si serán prematuros, es mucha incertidumbre”.

“Los pacientes vienen a mí cuando normalmente ya se han enterado que esperan gemelos. Los derivan después de la primera ecografía y vienen con mucha angustia y preocupación. No saben qué esperar”, dice la Dra. Francesca Crovetto, del grupo de investigación en Medicina Fetal del BCNatal y especialista en medicina materno-fetal en el Hospital Sant Joan de Déu.

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Esto es algo que ha ido cambiando en el último tiempo. “Hace unos años, la mayoría venía a la consulta más bien con ilusión porque, en general, era después de haber atravesado un recorrido de infertilidad y un tratamiento de fertilidad asistida”, señala la experta y explica: “El panorama ahora es otro. Antes se transfería más de un embrión porque se pensaba que esto daba más éxito. Hoy se sabe que esto no es así y que, al contrario, lo que hace es aumentar las complicaciones, con lo cual se intenta siempre transferir un solo embrión. Por eso, la tasa de embarazos múltiples en los últimos años ha bajado muchísimo”.

Según indica, en toda España, al final de los años 90, los embarazos múltiples representaban unos 5.000 partos. En 2014, debido a las técnicas de reproducción asistida -dice Crovetto-, se duplicaron, para llegar a los casi 10.000, para luego disminuir drásticamente. En cuanto a los embarazos triples, mientras que en el año 2000 eran casi 300, en 2020 pasaron a 60.

Noelia trillizos

Noelia Valls, en una divertida foto con su tres hijos

cedidas

De esta forma, “mientras que antes la mayoría de embarazos múltiples provenían de la fecundación in vitro, hoy es al revés: son espontáneos, de gente que está buscando un hijo y de repente vienen más”. Por eso es que en su consulta se encuentra con pacientes más bien sorprendidos y preocupados. “Hay mucha más conciencia de que es un embarazo de alto riesgo. Cuando vienen a nuestra visita, lo que buscamos es no asustar, pero sí que tenemos que explicar esos riesgos y hacerles saber que hay que hacer controles mucho más a menudo, tener más cuidados. Se trata de encontrar un punto en el que no se vayan con miedos pero que a la vez sean conscientes de las precauciones que hay que tener”, indica.

La especialista en embarazos gemelares observa que “cuando es un primer embarazo, se suele recibir de forma más positiva, mientras que cuando ya hay un hijo y vienen dos, suele costar un poco más procesarlo. Ni hablar cuando ya tienen dos hijos. Hay que trabajarlo mucho a nivel emocional”.

Es importante aceptar las emociones que surjan, también lasdesagradables. Conviene ajustar las expectativas y reducir el nivel de exigencia

Anaïs BarcelonaPsicóloga perinatal

Entre las preocupaciones con las que se suele encontrar, van desde ‘Qué será de mi embarazo’, ‘Qué será de mi cuerpo de madre’ hasta “Qué será de mi vida con dos criaturas pequeñas”. La experta insiste en que este tipo de embarazos suponen “mucha carga emocional”: “La mayoría, necesita un apoyo más presente que un embarazo único. En la consulta, siempre tenemos una enfermera que está especializada en el soporte psicológico de todas esas parejas”, subraya.

Esa dificultad añadida también aplica al posparto: “Si es difícil gestionar un posparto con un bebé, imagínate con dos. Siempre digo que es importante que haya un gran soporte de red familiar y de amigos, porque los primeros meses son muy duros”, apunta Crovetto.

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“En general, es frecuente que cuando las familias reciben la noticia del embarazo múltiple sientan un shock inicial, ya que la expectativa suele ser la de tener un solo bebé. La alegría, el miedo y la ansiedad suelen ser emociones frecuentes”, indica la psicóloga perinatal Anaïs Barcelona y apunta: “Este impacto inicial puede requerir tiempo para procesarlo yadaptarse a la nueva realidad”. Según indica, es más probable que se asimile con más facilidad en aquellas familias con antecedentes de embarazos múltiples o en parejas que han recurrido a tratamientos de reproducción asistida.

Es normal que surjan miedos o preocupaciones -dice Barcelona- como, por ejemplo, el temor a no poder manejar las demandas de cuidar a dos bebés, preocupaciones sobre la salud de los recién nacidos y sobre la economía. “Algunas mujeres pueden sentirse muy preocupadas o con muchos miedos por las complicaciones que pueden implicar los embarazos múltiples tanto para la madre, como la preeclampsia o la anemia, como para los bebés, por las posibilidades de parto prematuro o de peso bajo al nacer)”, dice la psicóloga y asegura que “Todas estas emociones son naturales y forman parte del proceso de adaptación a la nueva situación”.

Según observa, los desafíos más grandes al recibir a más de un bebé suelen ser la distribución de la atención y el cuidado y la adaptación a una nueva dinámica familiar. Ella insiste en que “es importante aceptar las emociones que surjan, aunque algunas sean desagradables o contradictorias. Las familias deben ajustar las expectativas y reducir el nivel de exigencia”. Para ella, es importante informarse sobre los cuidados específicos de los gemelos o mellizos y establecer rutinas que ayuden a organizar las tareas diarias. También insiste en que es fundamental contar con una red de apoyo sólida, que incluya a familiares, amigos y profesionales de la salud.

“Tanto nuestros amigos como nuestra familia nos acompañaron mucho. Tener una red de apoyo es lo más importante. Recuerdo los primeros meses, en los cuales me ponía el despertador para dormir 45 minutos entre toma y toma de leche. Que, por ejemplo, vinieran a traerte comida caliente, sana y casera. Eso para mí era todo. Dentro de todo mi caos, podía comer bien. También me ayudó mucho poder compartir las inseguridades y culpas con amigas que sean madres, sin sentirte juzgada”, dice Noelia Valls.

“Nosotros hemos tenido el privilegio de tener mucha ayuda por parte de nuestras familias. Eso nos ha facilitado mucho la vida”, añade por su parte Silvia Navarro y explica: “Los desafíos están siempre. Es una adaptación continua. Hoy en día, que ya tienen dos años, todavía muchas cosas son más complicadas que si fueran solo una. Hay mucho que no puedes hacer sola con las dos, necesitas que alguien te acompañe. Creo que, sobre todo las madres, que tendemos a sentir mucha culpa, es importante que seamos conscientes de ello, de que al ser dos es normal no poder llegar a todo. No ser tan duras y exigentes con nosotras mismas”.

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