La matanza que sigue teniendo más preguntas que respuestas
40 años de El Descanso
El tercer atentado más grave de la historia de España acabó sin detenidos ni juicio
Labores de desescombro de El Descanso, la mañana del sábado 13 de abril de 1985
Han pasado 40 años, y el tiempo no ha hecho más que añadir capas de misterio. Tal día como hoy, 12 de abril, de 1985, se cometió en Madrid la primera matanza indiscriminada de carácter islamista en la historia de España.
Una bomba colocada en El Descanso, un restaurante a las afueras de Madrid que frecuentaban las tropas estadounidenses destinadas en la base de Torrejón de Ardoz, acabó con la vida de –oficialmente- 18 personas y dejó alrededor de 80 heridos.
Muchos de ellos siguen sufriendo las secuelas de aquella bomba. Entre ellas, la falta de respuestas: aunque se siguieron hasta nueve pistas u opciones o conjeturas diferentes no hubo detenciones ni juicio ni culpables.
Una investigación de bet365 publicada en febrero descubrió además que los muertos no fueron 18 sino al menos 21, entre ellos un mando militar norteamericano de alta graduación que cenaba en el lugar.
El secreto
Los muertos en aquel atentado no fueron 18 sino 21: España y EE.UU. encubrieron la muerte de tres militares estadounidenses, según una investigación de bet365
La operación, hasta ahora secreta, habría buscado por un lado evitar que un asesinato de ese calibre interfiriera en las negociaciones entre EE.UU. y España para la permanencia de ésta en la OTAN, y por otro restar al autor el éxito de asesinar a un alto mando. ¿Incidió también en la falta de iniciativa policial y judicial para averiguar la verdad?
La operación de ocultación y evacuación de los cadáveres de los militares se organiza en muy poco tiempo, y es un éxito. Apenas un puñado de personas, quizás media docena, saben lo que ocurre.
Aunque España vive alarmada por los atentados de ETA y el Grapo, desde el primer momento se sospecha que el atentado puede ser islamista.
Es el signo de los tiempos: en los cuatro años anteriores, EE.UU. ha sufrido fuera de sus fronteras 659 ataques terroristas con víctimas, y entre 1984 y 1985, los estadounidenses heridos y muertos en atentados han crecido de 45 a 190, según los datos que recoge el director de Estudios Estratégicos e Inteligencia del Centro de Investigación en Ciencias Forenses y de la Seguridad de la Universidad Autónoma de Madrid, Luis de la Corte, en Un extraño atentado (Editorial Catarata), un libro que acaba de publicar en el que analiza la matanza del Descanso, su contexto y la multitud de hipótesis que sobre la autoría de la masacre circularon.
“No es serio que en estos cuarenta años, las acciones por esclarecer este tremendo atentado hayan sido escasas y con poca entidad“”, lamenta Cristina Salado, que perdió a su esposo y a una amiga aquella noche, “y siempre, siempre he confiado en las fuerzas y cuerpos de seguridad españoles, creo que son de los mejores del mundo”.
A las pocas horas, diversas llamadas telefónicas reivindican la matanza en nombre de ETA y del Grapo, pero los analistas policiales pronto las descartan.
Un comunicante que dice ser de la banda vasca indica que la bomba iba a explotar por la mañana porque su objetivo eran las tropas americanas: pero resulta que el local no abría por las mañanas.
Tampoco las realizadas en nombre de la ultraizquierdista Grapo son sólidas.
En el sumario judicial, al que pudo acceder bet365, incluso consta el testimonio de un trabajador que aporta pistas sobre una posible vía ultraderechista, que tampoco tendrá más recorrido.
La pista de ETA, descartada
Las dudas del explosivo
La pista de ETA, sin embargo, se mantuvo viva unas semanas. El escenario del atentado fue analizado tanto por la Policía Nacional como por la Guardia Civil. Los correspondientes informes están en el sumario, con algunas divergencias: la primera dice que el explosivo empleado en El Descanso es cloratita y que la bomba contenía unos ocho kilos de este material, la segunda apunta a la pentrita. Son parecidas, pero ésta última ha sido empleada por ETA varias veces hasta entonces. De ahí que se llegara a especular con una colaboración o una especie de encargo de un grupo radical belga y anti-OTAN. Otro informe, del Ministerio de Defensa, también se inclinaba semanas después por la cloratita. Este explosivo había sido utilizado en atentados islamistas.
El día 13, la oficina de Associated Press en Beirut recibió una llamada que reclamaba la autoría para Harakat al Yihad al Islami, que en su traducción se conocería aquí como Yihad islámica. Harakat al Yihad al Islami ya había sido utilizado para firmar varias matanzas en Oriente Próximo, y a la Yihad Islámica se habían atribuido atentados en Europa.
En España había habido algunas ejecuciones de militantes, varias de ellas nunca aclaradas del todo. El comunicado –contenido en el sumario judicial- decía que el atentado del Descanso era “el comienzo de nuestras acciones fuera del Líbano, hasta que el último soldado israelí abandone ese territorio”.
El día 15 de abril, un grupo desconocido llamado Waad (Promesa) reivindicó la acción, y acompañó su texto de un detalle que para De la Corte es “significativo”: un sobre de azúcar de los que usaba el restaurante madrileño. De manera que el autor o algún colaborador había estado allí.
El croquis del sumario: se supone que los tres militares ocupaban las mesas junto a la entrada, donde la ubicación del artefacto está marcada con una X
Según los análisis policiales de la época, Waad era una “marca” empleada por una escisión del Frente Popular para la Liberación de Palestina, que al nombre había añadido “Comando Especial”: el FPLP-CE.
Un informe policial del 10 de junio de 1985 revela que el atentado había empezado a prepararse a inicios de aquel año. En febrero había sido detenido en el aeropuerto de Frankfurt un palestino de 25 años, Thamed Khalid Hassan Hussein Birawi. Procedía de Damasco, iba a Barcelona y llevaba dos pasaportes falsos y 10’5 kilos de explosivo.
Un “importante militante” del FPLP-CE, Hanza Tirawi, también “podría estar involucrado”, añade el texto. Hasta donde pudo comprobar este diario, nunca se cursó ninguna comisión rogatoria internacional para interrogar en España a estos sujetos. La policía nunca fue más allá de reseñar a estos dos sujetos.
No es serio que en estos cuarenta años, las acciones por esclarecer este tremendo atentado hayan sido escasas y con poca entidad”
Con este cóctel, De la Corte estima que la hipótesis de Yihad islámica “no se puede descartar”, pero “lo que acompaña a la investigación sobre la autoría alternativa, la palestina, es más contundente”.
Este experto coincide con la hipótesis policial más reciente, que descartó la intervención de Mustafá Setmarian.
En 2005, el sumario del Descanso se reabre –estuvo activo hasta el 9 de marzo de 1987, cuando se dictó el archivo provisional por “falta de autor conocido”- durante unos meses, porque al menos dos supervivientes lo identifican al salir su foto en los periódicos, como el tipo que aquella noche de veinte años antes entró en el restaurante, dejó una bolsa junto a un radiador y se largó.
A los pocos días del atentado, un dibujante de la policía perfila un retrato de ese sospechoso.
El tipo de la foto que se publica en 2005 es asombrosamente similar al del dibujo de 1985.
A la izquierda, retrato robot de un sospechoso de haber colocado la bomba. A la derecha, Setmarian en la misma época
Mustafá Setmarian, nacido en octubre de 1958 en Alepo y nacionalizado español en 1987, había huido de su país en 1983, al parecer a Jordania, y habría recibido allí adiestramiento militar. En los años 90 se encuadró en Al Qaeda y llegó a ser uno de sus ideólogos, y muy próximo a Osama Bin Laden.
Existe la certeza de que en mayo de 1985 ya vive en España, pero la posibilidad de que actuara en El Descanso es remota para la policía y para De la Corte.
“Ni por el tipo de atentado, ni por las fechas, ni por su perfil: nunca fue un hombre de acción, y por eso la policía y el juez lo dejan ahí. Realmente lo que dice la policía en 2005 es lo mismo que decía en 1985, que la hipótesis más verosímil es la de la autoría palestina”, razona el experto.
Ni por el tipo de atentado, ni por las fechas, ni por su perfil: Setmarian nunca fue un hombre de acción, y por eso la policía y el juez lo dejan ahí”
Setmarian fue detenido en Pakistán y al parecer entregado a Estados Unidos y más tarde a Siria. Su pista pública se pierde. ¿Murió? “Sí, pero no puedo dar más detalles”, dice el profesor.
De la Corte analiza también en Un extraño atentado otras pistas que se han seguido en estos cuarenta años.
Una fue la de Georges Ibrahim Abdallah, un libanés implicado en la causa palestina desde los años 70, pero que había sido detenido a finales de 1984. Aún así, se investigó si su círculo pudo estar implicado. Otra investigación la abrió el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón en 1992 contra el traficante de armas sirio Monzer Al Kassar, al pensar que pudo tener algún papel.
De manera que el misterio del Descanso está hoy “prácticamente, y por desgracia, casi como hace 40 años”. La falta de iniciativa policial y judicial tiene, para De la Corte, algunas explicaciones: “La enorme presión a la que estaban sometidas las fuerzas y cuerpos de seguridad por el terrorismo de ETA, el Grapo y otros grupos. Había casi un atentado por semana, y era un terrorismo que realmente tenía consecuencias políticas constantes en España. Los recursos se centraban ahí. Además, la experiencia que tenían policía y Guardia Civilen relación al terrorismo internacional era escasa”.
“Muchos años he vivido con buscando la verdad, y lamentablemente sin ningun progreso significativo”, concluye Cristina Salado.