La esclerosis múltiple afecta a más de 50.000 personas en España y a 2.5 millones en el mundo. La mitad de los enfermos sufre secuelas importantes que limitan su actividad diaria. Las secuelas, que son permanentes una vez pasado el brote, dependen de las lesiones en la médula espinal, que es donde se produce el principal daño. Por ello, es importante hallar una terapia que las reduzca y retrase la progresión de la enfermedad. Este es el empeño del equipo de Pablo Villoslada, del Hospital del Mar Research Institute, que está desarrollando un dispositivo de neuroestimulación con ultrasonidos focalizados.
Esta neuroestimulación, explica el investigador, modula las células del sistema nervioso, con lo que se puede promover la remielinización, regeneración y reducir la inflamación, procesos que permitirían ralentizar la progresión e incluso mejorar alguna de las secuelas. “Podría ayudar a recuperar la movilidad de manos y piernas, la deambulación y control de esfínteres y reducir el dolor neuropático”, argumenta. En estudios previos, en la Universidad de Stanford, el equipo de Villoslada fue capaz de reducir la clínica y las lesiones en la médula en modelos animales de esclerosis múltiple. Al mismo tiempo, investigadores de la Universidad de Washington demostraron que los ultrasonidos focalizados promovían la remielinización. “Esto apoya que podamos conseguir nuestros objetivos con esta tecnología”, agrega.
El prototipo del dispositivo estará disponible este próximo julio, lo que permitirá hacer las primeras pruebas en humanos, testando que el equipo funcione bien y sea cómodo para los pacientes, para luego pasar al ensayo clínico. “Empezaremos con pacientes con secuelas graves, que están en silla de ruedas y tienen poca movilidad”, señala. El tratamiento será combinado con rehabilitación para mejorar los resultados. Esta terapia, si los resultados son positivos, podría ser también de utilidad para reducir la progresión de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y para los lesionados medulares traumáticos.
Declaración de transparencia: Esta investigación está financiada por la Fundación “la Caixa”, entidad que apoya el canal de información científica Big Vang.