El 22 de diciembre de 2024 será un día que quedará grabado en la memoria de muchas familias del barrio madrileño de San Blas-Canillejas.
La suerte quiso que gran parte del Gordo de la Lotería de Navidad cayera en el club de baloncesto Distrito Olímpico, y detrás de este milagro hay una protagonista muy especial: Duna, una niña de tan solo 9 años, que ha repartido más de 3.360.000 euros gracias a su dedicación y esfuerzo vendiendo más de 80 papeletas.
Una historia de esfuerzo, amor y esperanza
Duna no solo ha llevado la fortuna a su barrio, sino que su historia está cargada de emociones y superación. Su madre, Gema, compartió emocionada cómo la figura de su hija ha traído luz a muchas familias, especialmente en un año complicado para muchos hogares.

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Historia familiar. “Pedro, su padre, siempre soñó con tener una niña a la que llamar Duna. Sin embargo, falleció inesperadamente cuando ella apenas tenía un mes de vida. Fue un golpe muy duro para nuestra familia, pero siempre hemos sentido el cariño y apoyo de la gente que nos rodea” — relata Gema con la voz entrecortada en una entrevista para El Desmarque.
A pesar de las dificultades, Duna ha crecido rodeada de amor, esfuerzo y valores sólidos, y esta Navidad ha conseguido devolver toda esa bondad al barrio que tanto las ha apoyado.
Una pequeña que reparte grandes alegrías
A sus 9 años, Duna se convirtió en una pieza clave para repartir la suerte. Vendió más de 80 papeletas del número agraciado con el Gordo, y lo hizo con una sonrisa y una energía que ha contagiado a todo el barrio. Su madre confiesa que se quedó con tres participaciones para ellas, lo que también les ha permitido recibir una pequeña parte del premio. Sin embargo, el mayor regalo ha sido ver la felicidad que su hija ha llevado a tantas familias.
“Estamos felices. Es un premio que ha llegado a muchas familias de San Blas, y saber que hemos aportado un granito de arena a esa felicidad es algo indescriptible” — afirma Gema con orgullo.

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Un barrio volcado en la celebración. El club de baloncesto Distrito Olímpico, donde Duna y su familia tienen una fuerte conexión, se ha convertido en el epicentro de las celebraciones. Alejandro, uno de los agraciados con el número premiado, confiesa que tuvo que comprobar varias veces el boleto para creérselo:
“Al principio no me lo podía creer. Tuve que comprobarlo varias veces en internet. En cuanto estuve seguro, fui al local del club para celebrarlo con todos los entrenadores y la gente que estuvo involucrada en esta suerte.” El ambiente en el club era indescriptible, con lágrimas de alegría, abrazos y un sentimiento de unidad que solo puede traer un acontecimiento como este.