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¿Qué haríamos sin líneas rojas?

Aunque por su apariencia no lo parezca, el concepto línea roja es un neologismo. Es decir, si un siglo atrás alguien hubiera oído a otra persona diciendo que no tenía que cruzarse una determinada línea roja, la habría buscado pintada en el suelo. En cambio, hoy casi no sabríamos hablar sin hacer mención constante a este concepto figurado, que hace referencia a un límite que no es conveniente pasar, tanto por cuestiones éticas, como morales, políticas o ideológicas.

Sobre líneas rojas va la obra Un déu salvatge, de Yasmina Reza, que ofrece funciones en el teatro Goya de Barcelona, con dirección de Pere Arquillué. La pasada semana, dentro de los muchos actos en paralelo a los espectáculos teatrales que ofrece el grupo Focus con su división Àfora, en el mismo teatro del Raval se celebró una charla sobre educación y prejuicio. Participaron la escritora Carlota Gurt, la filósofa Sira Abenoza y el actor Ivan Benet, uno de los intérpretes de la obra.

Carlota Gurt, Sira Abenoza e Ivan Benet hablaron de educación y prejuicio, y de las contradicciones del ser humano

Si en la pieza las líneas rojas son implícitas, en la charla se hicieron explícitas. “La buena educación es un mecanismo de supervivencia. El conflicto nos da pereza, nos da miedo y nos fastidia”, formuló Gurt como declaración de intenciones. Para Abenoza, “los humanos estamos en una situación incómoda entre ser salvajes y ser dioses, y la buena educación es lo que nos salva de ser salvajes. La pregunta es si sabemos qué es la buena educación”. Benet apuntó que en la obra pasan por muchos lugares: “Los personajes con quienes menos coincides son a los que la autora ha dado mejores argumentos”, por lo tanto, más difíciles de rebatir.

Carlota Gurt, Sira Abenoza e Ivan Benet hablaron de educación y prejuicio, y de las contradicciones del ser humano en el teatro Goya, a partir de 'Un déu salvatge', de Yasmina Reza

Carlota Gurt y Sira Abenoza escuchan a Ivan Benet, que dice fragmentos de la obra 'Un déu salvatge', de Yasmina Reza, en el teatro Goya

Àlex Garcia

Porque las personas no somos buenas por naturaleza, considera Gurt: “Todos tenemos alguna rata dentro. Todos somos maravillosos y miserables al mismo tiempo”. Abenoza añadió: “En el deseo de evitar el conflicto, está la necesidad de ser amado, porque el conflicto te aboca a la soledad”. Y Benet ironizó sobre el chat de los padres de la escuela: “De lo que se dice ahí, saldrían muchas comedias”.

Y aparecieron las líneas rojas. “Hay personas que tienen ideas limitadoras, que no alimentan la sociedad”, aseguró la escritora. La filósofa puso sobre la mesa el concepto de los aliados hermenéuticos: “No tengo claro que tenga que haber líneas rojas en la escucha, porque el más diferente es el que nos ayuda a entender más el mundo. Si habláramos con un votante de Trump, entenderíamos muchas cosas”. Y el actor recordó: “El personaje que interpreto es racista y yo, aunque lucho por no serlo, no dejo de formar parte de esta educación”.

Son las líneas rojas que tenemos que aprender a respetar y no cruzar.

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