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La rosa solo puede ser sinónimo del verso

ESPECIAL SANT JORDI/POESÍA EN CATALÁN

La rosa solo puede ser sinónimo del verso

Este Sant Jordi contamos con una espléndida cosecha poética que acaso no lucirá en los puestos más concurridos de las calles de nuestros pueblos y ciudades, pero que –discreta y, sin embargo, orgullosa– nos aguarda en los anaqueles de las librerías para convencernos de que un buen libro de poesía es un gozo para siempre. Y es que, tal como escribiera John Keats, algo bello constituye, en efecto, una dicha perdurable.

Vamos a empezar con tres voces senior de la literatura catalana. Antoni Marí publica, en LaBreu , un título de ecos eliotianos: . La descripción inicial de un antiguo reloj familiar propicia una honda exploración sobre el tiempo y la memoria. Pagès Editors apuesta por el nuevo poemario de Valentí Puig, . Sabios versos, forjados en el escepticismo tan característico del mallorquín, que se pregunta en qué consiste vivir: “Des­infla­mar-se d’amors, / reduir afectes, callar i fer-se el sord”.

Vicenç Villatoro, más conocido como narrador y periodista, regresa a la poesía –un género que no ha dejado nunca de cultivar–: Via toscana (Stonberg) se presenta como un “cuaderno de viaje”. Un cuaderno lírico, sugerente, en que los primeros versos ya nos refieren la visión acogedora, apacible, de las tierras del sur de Occitania, por donde transita el viajero con rumbo a la Toscana. El autor sostiene que “ja no sé entendre els paisatges sense les paraules”.

Seguimos con un plato muy sustancioso: Edicions de 1984 publica, con traducción de Jaume Bosquet, la , versión únicamente en catalán. Es la voz más influyente, junto con la de Walt Whitman, de la poesía norteamericana moderna. Se trata de la primera traducción integral en catalán del corpus lírico de la vecina de Amherst: un volumen de casi mil doscientas páginas.

Vuelvo, una y otra vez, a los versos delicados y simbólicos de Dickinson. Y lo hago para sentir, de nuevo, que el misterio de su palabra poética no se agota. Asegura Bosquet, también poeta, que traducirla ha sido una “de las experiencias más profundas que se pueda vivir”.

La edición no solo nos proporciona las versiones definitivas de los poemas, sino también las preliminares. ¡Una gozada! Escribe la enigmática Emily: “Si el Llavi mortal pogués intuir / El Carregament inherent / D’una Paraula pronunciada –/ S’esmicolaria amb el pes–”.

⁄ Buena cosecha de versos de poetas séniors: Antoni Marí, Valentí Puig, Vicenç Villatoro, Feliu Formosa...

Josep Piera nos obsequia con la segunda edición de unas del que se llamó –y se llamará siempre, puesto que es la más alta voz que ha dado jamás la lengua catalana– Ausiàs March (Barcino). Clásico donde los haya, Ausiàs es el hombre que tenía un “cor malastruc, enfastijat de viure”.

Del Grau de Gandía, vecina de March, Maria Josep Escrivà publica (Edicions 62). Se ha propuesto un reto ambicioso: reflexionar líricamente sobre el Alzheimer (la enfermedad que padece su madre). El mayor miedo –afirma la poeta– “és perdre / el nord: el nord / de l’escriptura”.

Otra poeta, Blanca Llum Vidal, indaga sobre el amor enajenador y demás torturas en el libro que mereció el último premio Carles Riba, (Proa). ¿Qué cabe esperar cuando el dolor oprime?: resistir en la palabra, que “vingui el llenguatge a construir una barraca dins un cor enrunat”.

Saldonar publica Lo cant de la terra, de Antoni Canu, el poeta en lengua catalana más popular de l’Alguer. Poesía de apariencia sencilla, pero de honda intención: “la mia alegria / és ampla / com lo cel / mirant / la joiosa maduració / de l’or vegetal / en la plenitud / de la llum / de l’estiu”. Canu nació en 1929.

También nonagenario, aunque cinco años más joven que él, Feliu Formosa está viviendo una época de creatividad febril. Ha sacado el opúsculo poético El quadern groc (Edicions 96). Un regreso lírico muy sugerente es el de Jordi Mas, que ha confiado a Jardins de Samarcanda su nuevo título: . Traductor del japonés, Mas escribe una poesía delicada en que la naturaleza se convierte a menudo en un escenario simbólico.

Ojo avizor a los siguientes versos: “I l’ull del món, que regalima fel / en gotims de mel, i proclama així / l’estèril plenitud de la bellesa”. Pertenecen al poemario , de Carles Fabregat (El Gall Editor), de lo más recomendable. Joan Navarro, poeta imprescindible que empezó a publicar en los setenta, ha recogido toda su obra lírica en el volumen (Institució Alfons el Magnànim). Nuevo título de la serie de antologías preparadas por los propios autores –un proyecto de la editorial ʲè– : , de Cèlia Sànchez-Mústich. Dice la poeta: “El meu cos i jo ens repartim el dol, com el pa”.

⁄ Antologías y obras completas retratan vidas dedicadas a la poesía, del Nobel griego Elitis a Ausiàs Marc

Acabamos con dos nombres internacionales indiscutibles: Godall Edicions publica, con una magnífica traducción de Pau Sabaté, Sol primer, que fue el estreno lírico del Nobel griego Odisseas Elitis. Y Moll recupera, con ligeras correcciones, la edición de la consistente antología poética de Robert Graves hecha por Josep M. Jaumà, traductor de gran competencia y rigor: . El inglés nos recomendaba (y es bueno refrescar, de vez en cuando, estos versos): “Delecta’t, doncs, en el moment que vius, / passa entre fosca i fosca... espai brillant, / angost com una tomba, i desficiant”.

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