El ç jugó con las líneas demasiado separadas. El Celta acumuló nueve jugadores en campo propio y estiró a sus dos mediapuntas por dentro. Los blaugrana asumieron el reto del hombre a hombre. Eso separó la pareja Iñigo-Cubarsí, aisló la dupla De Jong-Pedri y el equipo se alargó mucho en los saltos a la presión. Eso es lo que explica que, en la primera parte, el ç solo registrara 32 recuperaciones, que el juego solo se desarrollara un 32% en el tercio atacante y que el Celta lograra 128 pases buenos (28 en el tercio final). Y eso es lo que explica también la jugada del 1-1 y la del 1-3 de Borja. El Celta encontró grietas hasta tres veces.
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