Cuando el FC Barcelona languidecía, abatido como una perdiz por el Bayern de Munich de un tal Hansi Flick (8-2 en Lisboa, en agosto se cumplirán cinco años), el barcelonismo se preguntaba cómo saldría el primer equipo de aquel profundo hoyo si la Masia, factor elemental en todos los grandes 'Barças', llevaba tiempo abandonada. A los Piqué, Alba, Busquets, Sergi Roberto y Messi, todos treintañeros, no les había seguido una generación comparable, por falta de talento, sí, pero también porque el club venía de traicionar durante años un mandamiento no escrito, pero básico en el evangelio culé: antes de comprar en el mercado exterior, asegúrate de que el jugador que buscas no esté ya en casa. Por si alguien lo ha olvidado (puede que sea así), en época de Josep Maria Bartomeu como presidente, el Barcelona fichó a Junior Firpo por 18 millones fijos más 12 en variables (en aquella época, todavía se hacían publicas las cifras) ninguneando a un futbolista de la cantera como Cucurella, hoy en el Chelsea y campeón de Europa con la selección. Junior Firpo es un ejemplo, pero hubo muchos casos parecidos. Demasiados.
Probablemente la crisis económica, causada por la pandemia, pero sobre todo por infinidad de fichajes millonarios fallidos (con sus correspondientes salarios) como el comentado, propició que la estrategia del club, favorecida por entrenadores de mirada limpia como Xavi Hernández y Hansi Flick, haya virado en los últimos tiempos hacia el redil ideológico con consecuencias tan maravillosas que ni siquiera nadie las imaginó.

Lamine Yamal, entre Arkaitz Mariezkurrena y Sergio Gómez
El partido contra la Real Sociedad confirma el papel de la Masia en este Barça imposible de no querer. Mezcla diversión, resultados y una identificación con los futbolistas que retrotrae a equipos ganadores que entraban por los ojos y el corazón. Marca Casadó y besa el escudo tal como hizo Cubarsí el día del Atlético. Combinan Dani Olmo y Lamine Yamal, como dos almas traviesas poseedoras de un código secreto de regates, y se suman a la fiesta 'oriundos' (llegaron muy jóvenes) como Araújo, Gerard Martín, que marca y se besa el escudo para no desentonar, y Pedri, a quien no le hace falta marcar para plasmar su jefatura.
Un 'amigo'
El representante de Vitor Roque criticó en su día a Xavi por “dar minutos a Lamine Yamal y no a Vitor”
La directiva de Laporta tiene la responsabilidad de seguir esta senda y no caer en la tentación de reincidir en errores antiguos. Bueno, la petición llega tarde. Cuando la economía peor estaba y el adiós de Messi todavía se justificaba por la pobreza, la directiva se gastó muchos millones (las cifras oficiales no existen) por Vitor Roque, un delantero promovido por su representante y periodistas limítrofes, que se encargaron entre todos de envolver el paquete con las trampas habituales: alias inventado ('tigrinho') y supuestas ofertas 'meloquitandelasmanos'. Una llamada a Brasil a especialistas de opinión independiente y no interesada bastaba para confirmar que el delantero no tenía el nivel. Pero las voces discrepantes fueron silenciadas, cuando no burladas, porque el servilismo está de moda y el espíritu crítico molesta. El agente de marras, que lleva 20 años cobrando comisiones millonarias con diferentes presidentes del Barça, declaró lo siguiente cuando vio que a su presunto crack no le hacían jugar: “Xavi ha dado minutos a Fermín, Cubarsí y Lamine Yamal, y a Vitor Roque no se los ha dado. No me lo explico”.
Cuidemos la Masia, alejemos a sus enemigos. Ahora y siempre.