Ya acumula un buen número de grandes recuerdos Jon Rahm a sus 29 años pero, seguramente, el de París en 2018 es uno de los más significativos. En Le Golf National, sede ahora del torneo olímpico, disputó entonces el vasco su primera Ryder Cup, ganada por Europa y con el de Barrika derrotando a Tiger Woods, su ídolo, en los individuales. Seis años después, Rahm puede aumentar su leyenda en Versalles. Afrontará la última jornada en lo más alto de la clasificación, olisqueando el oro que tanto ansía.
El fenómeno vasco está yendo claramente de menos a más en unos Juegos que se parecen bastante más a un grande que a otra cosa, siempre algo descafeinados por su falta de tradición. No así en la cita de París, en la que a falta de la última vuelta la parte alta de la clasificación bien podría ser la de un Masters o un British. Todo un regalo para los aficionados.
El vasco, en modo ‘Terminator’, igualó en cabeza con Schauffele tras otra jornada de juego excelso
Rahm había comenzado algo irregular el torneo pero firmó una gran segunda jornada y este sábado acabó de sacar las garras para escalar hasta lo más alto y soñar no sólo con el podio, sino también con un oro que caería del cielo a la delegación española en la capital gala.
Tras un despliegue fantárstico de juego, el vasco acabó firmando 66 golpes para situarse con -14 al total, igualado con un intratable Schauffele, y un golpe menos que Tommy Fleetwood, que también supone una seria amenaza para lograr el triunfo final. Un pelín más descolgados, pero con plenas opciones, aparecen Matsuyama y Hojgaard (-11), y McIlroy y Scheffler (-10). Como para echarse a temblar.