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Dos velocidades para el coche autónomo

Especial digitalización: automoción

España tiene condiciones para liderar la carrera por el vehículo que se conduce solo pero que necesita mayor regulación

El último informe de la prestigiosa American Automobile Association (AAA) muestra un incremento del temor a viajar en automóviles autónomos.

La conducción automatizada sustituye al conductor

LV

¿Nos gusta conducir o preferiríamos que nuestro coche nos llevara al destino sin preocuparnos? Desde hace décadas, el debate sobre la conducción automatizada, conectada o autónoma planea sobre la industria de la automoción y sobre la población sin que, de momento, lo percibamos como una realidad palpable. ¿Está cerca ese día en el que el coche conduzca por mí?

La primera respuesta a esta pregunta es que depende de si usted vive en EE.UU. o en Europa, porque, como en tantas cosas, la aproximación que se hace a la conducción autónoma es absolutamente diferente. Este proceso de ir haciendo desaparecer al humano del volante está estructurado, por la Sociedad de Ingenieros Automotrices (SAE), en seis niveles, del 0 al 5. El más bajo es aquel en el que el automóvil no es capaz de realizar ninguna función de conducción por sí solo; y el más alto, aquel en el que no requiere de la intervención de un humano para ninguna tarea. Estar en un nivel u otro depende de la integración de una serie de asistentes a la conducción, llamados ADAS. En función de la capacidad de estos asistentes para manejar el coche, se dice que el vehículo tiene más o menos nivel de conducción autónoma. Ejemplos de esta asistencia a la conducción son la llamada automática a emergencias, los sistemas de mantenimiento de carril o los que hacen que el coche se adapte a la velocidad de la vía .

El nivel máximo de conducción autónoma es 5, en la que el conductor no tiene que hacer nada, ni siquiera estar pendiente de la actuación del vehículo en movimiento

Mientras que en Europa se están introduciendo las distintas fases poco a poco, en EE.UU. se ha optado por ir directamente al vehículo autónomo en su nivel 4 o 5. De ahí, las noticias de los coches que conducen (y se estrellan) solos en California. La diferencia radica en que mientras que en Europa el desarrollo de la tecnología para esta conectividad ha dependido mucho de los propios fabricantes de coches, en EE.UU., las empresas tecnológicas han entrado con fuerza. Para Miguel Ángel Martínez Olagüe, director general de Sistemas Inteligentes de Transporte de GMV, “aunque en los últimos 15 años se están haciendo inversiones milmillonarias en software en Europa, la mayoría de los fabricantes de automóviles siguen operando con una mentalidad centrada en el hardware, en la máquina, que ha sido el núcleo de su negocio durante décadas”.

Además, Martínez señala que la industria es “un ecosistema muy cerrado”. “Prefieren adquirir la tecnología y desarrollarla internamente para aprovechar el enorme volumen de producción del sector en lugar de llegar a acuerdos. Esto ralentiza la entrada de nuevas soluciones digitales creadas fuera del ecosistema de automoción”, señala. . De ahí que muchos de los proyectos (también fallidos) de vehículo autónomo en EE.UU. hayan partido de Google, Apple, Uber e incluso Tesla, mucho más volcado en el desarrollo del software para el vehículo que sus homólogos europeos.

El 30% de los turismos que se comercializan en Europa están listos para la conducción autónoma

Europa, además, necesita tener un marco normativo y las aprobaciones llevan su tiempo. En este sentido, Juan José Arriola, jefe de movilidad autónoma y conectada de la Dirección General de Tráfico (DGT), rompe una lanza a favor de España. “Tenemos un real decreto ya en marcha que cubre los niveles 4 y 5”, señala. La previsión sería que entrará en vigor en el primer semestre de este año. “España tiene condiciones para ser un hub de desarrollo del vehículo autónomo en Europa: tenemos una industria potente, somos el país de la UE con más kilómetros de autovía y tenemos diferentes climas, perfecto para hacer pruebas de todo tipo”, asegura Arriola. El directivo de la DGT explica que España ya cuenta con una normativa marco que permite ensayos de conducción autónoma, que se ha tomado en Europa como “referencia para que otros países hagan sus regulaciones”, lo que está motivando que fabricantes ya estén haciendo ensayos en el territorio.

Más escépticos se muestran desde Anfac. Su Barómetro de Vehículo Conectado y Autónomo muestra que ya un tercio de los turismos y vehículos comerciales que se comercializan en Europa y España están preparados para la conducción autónoma. Pero, “no merece la pena comercializarlos porque no se dispone aún de un marco regulatorio que lo permita”, afirma el director general de la asociación José López-Tafall. El directivo lamenta que “una vez más, la tecnología avanza más rápido que la propia legislación”. Para Anfac, es fundamental que España sea “pionera” en este desarrollo porque “es una oportunidad de gran valor y estamos a un solo paso de aprovechar todo su potencial”.

Mientras que en EE.UU., las tecnológicas lideran los desarrollos, en Europa son las automovilísticas

“Nos gusta el modelo de normativa que está desarrollando la DGT y estamos colaborando activamente con ellos. Es un texto amplio, deja espacio a que se desarrolle la tecnología. Es una norma facilitadora”, afirma Tafall que aún así, insiste en que es “fundamental” su implementación ya.

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