Pese a las turbulencias geopolíticas de los últimos tiempos, Ibercaja ha querido lanzar hoy un mensaje de “relativa tranquilidad” y “fundamentado optimismo” al elevar sus previsiones de crecimiento de la economía española para este año al 2,7%, dos décimas por encima de lo anunciado anteriormente.
“Frente al carácter apocalíptico de algunas predicciones recientes, serenidad y tranquilidad”, ha incidido su director de Comunicación, Marca y Relaciones Institucionales, Enrique Barbero, quien también avanzó para el próximo año un crecimiento nacional del Producto Interior Bruto (PIB) del 2,2%.
Tres son los factores fundamentales que han llevado a la entidad a mejorar sus pronósticos: un impacto de los aranceles de Estados Unidos menor de lo esperado; la inercia positiva del mercado laboral, los salarios y el ahorro generado en los últimos años; y la contribución que tendrá el impulso del sector inmobiliario.
“Es estructural debido a motivos demográficos, por lo que ha venido para quedarse”, apuntó sobre este último Santiago Martínez, jefe de Análisis Económico y Financiero.
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Ibercaja estima que el impulso del mercado inmobiliario “ha venido para quedarse”
La entidad también puso el acento en el buen hacer del mercado laboral, pronosticando una reducción del paro nacional hasta el 9,9% este año y cinco décimas menos en 2026.
Ante un entorno de “incertidumbre” por la guerra comercial, las tensiones geopolíticas o apagones eléctricos como el vivido la semana pasada, desde Ibercaja han sugerido que las empresas tengan previsto un “kit de supervivencia” del que echar mano en caso de apuros.
En él, apuestan por contar con activos líquidos “por si las cosas se complican”; planes de contingencia para afrontar posibles caídas de ventas o compras, tanto de clientes y mercados como de proveedores; invertir para tener capacidad de continuidad de la actividad, en el aspecto tecnológico y de ciberseguridad o de aprovisionamiento de recursos energéticos; y disponer de comités de continuidad y crisis para poder reaccionar ante las contingencias, en este caso.
El banco también ha puesto el acento en la evolución positiva de Aragón, donde tiene su sede y el grueso de su negocio, para la que pronostica crecimientos del 2,8% en los próximos dos años y una bajada del paro hasta el 7,1% en 2026, gracias en parte al “torrente” de inversiones anunciadas en el último año y medio en sectores como el tecnológico, logístico, automovilístico o agroalimentario.
“Para Aragón el escenario actual implica una menor vulnerabilidad frente a los embates externos, lo que, junto a un panorama interno favorable en términos de consumo, empleo y ahorro, augura un 2025 lleno de retos y posibilidades para reinventarse y crecer de manera sostenida”, apuntaron.