A lo largo de los siete años que lleva al frente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell siempre se ha mostrado caballeroso, nada polemista y menos todavía pendenciero.
Su actitud educada no significa, sin embargo, una rendición y este miércoles defendió que la Fed dejara los tipos de interés sin cambios pese al asedio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para forzar una rebaja que aminore el impacto de su política arancelaria.
“La incertidumbre sobre las perspectivas económicas ha aumentado aún más”, remarcó el comunicado de la Fed. “Crecen los riesgos para los dos mandatos, que suba el desempleo y se dispare la inflación”, añadió. “Estaremos preparados para hacer ajustes en la política monetaria si emergen peligros que vayan contra los objetivos de la Reserva Federal”, recalcó.
Powell asegura que la economía sigue sólida pero que aún no pueden precisar el efecto de los gravámenes
Esta decisión, bien acogida por Wall Street, significa que, desde enero, coincidiendo con el cambio de gobierno, el Banco Central de EE.UU. mantiene por tercera vez consecutiva la pausa en el precio del dinero, en el nivel del 4,25%-4,50%.
La tasa es un punto de referencia para todo, desde préstamos para coches o personales a las tarjetas de crédito.
Era la decisión por la que apostaban los analistas, en aplicación de la política descrita por Powell en la rueda de prensa de “esperar y ver”, de que haya claridad sobre cómo evoluciona la guerra comercial lanzaba por Trump con sus aranceles recíprocos a casi un centenar de países, ahora aplazados hasta julio, a la espera de negociaciones. Pero continúan vivos al 145% a las importaciones chinas, que replicó con un 125% a los productos que llegan de EE.UU., cuyos efectos empiezan a sentirse en el sentimiento de los ciudadanos.
Porque, subrayó Powell, la economía sigue sólida. “Estamos en buena disposición de esperar, no hemos de correr”, dijo para explicar la resolución de la Fed. “Si se mantienen los grandes aumentos de aranceles que se han anunciado, esto generará una subida de la inflación, una desaceleración del crecimiento económico y un aumento del desempleo”, vaticinó. “Pero hay muchas cosas que no sabemos de la sacudida de los gravámenes. Hemos de ser pacientes”.
Por esta razón, “no podemos ser preventivos”, en contraste con el problema observado hace un año respecto a una incipiente fragilidad del mercado laboral que llevó a tres incrementos de los tipos de interés. Esto es lo que marca la diferencia con la repetida solicitud de Trump de abaratar el dinero.
“Esas peticiones no afectan a nuestro trabajo”, señaló Powell. “Siempre vamos a considerar los datos económicos sobre perspectivas y equilibrar los riesgos”, prosiguió. Y declinó con un “no tengo nada más que añadir” la pregunta sobre la idea de echarlo del cargo.
La Fed justifica no hacer cambios porque existe el riesgo de que el desempleo y la inflación se disparen
Como augurio, ni los inversores ni los analistas esperan que en la reunión de junio haya un cambio en la actitud de la Fed, sino que habría que esperar hasta la cita de julio, y así parece que se apuntó este miércoles.
Los gobernadores de la Reserva Federal se hallaban ante esta reunión de dos días de mayo con una contracción del producto interior bruto en el primer trimestre del año, con un 0,3% de declive, y una caída de la confianza empresarial y de los consumidores como elementos a favor de un recorte de los tipos, mientras que un mercado laboral todavía fuerte, una inflación por encima del objetivo del 2% y la perspectiva de un incremento por el impacto arancelario como elementos para no tocar nada por el momento. En ambas opciones, el riesgo por las políticas de Trump se hace mucho más latente y propició esta respuesta de prudencia del banco central.
“Aún no vemos efectos, vemos gente preocupada por la inflación, pero la economía sigue en buena forma”, remarcó.