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María Leach escribe y describe cómo un dolor insoportable puede dejarte sin palabras

Mitad novela y mitad ensayo

Periodista, poeta, ensayista y autora de cuentos infantiles, en ‘Morderse la lengua’ (Lunwerg) aborda la reconstrucción de una joven madretras vivir un zarpazo que le arranca la mitad del alma

Tras ocho libros de poemas, ensayo y literatura infantil, esta es su primera novela.

Tras ocho libros de poemas, ensayo y literatura infantil, esta es su primera novela.

Alba Vigaray/LVD

Alicia pasará la mitad de su vida sin la mitad de sí misma. Una nueva vida definida por la ausencia de su mellizo, Tomás, con quien la ha unido una clase de conexión tan poderosa que diríase un alma en dos cuerpos. Cómo se enfrenta al terremoto emocional que supone ese diagnóstico que todos tememos, la devastación psicológica posterior y la reconstrucción de su propia identidad son las tres fases de una novela con buena parte de ensayo –neurología, lenguaje y medicina– en la que la periodista y escritora ha bebido de su propio interior.

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María Leach (Barcelona, 1979) se quedó viuda al poco de casarse y con un bebé en los brazos. Charlie se fue demasiado pronto y demasiado rápido y Alicia, su personaje, sufrirá y se enfrentará a la misma negación, ira, negociación, depresión y aceptación que María vivió hace años. Y como a ella, en buena parte la escritura la devolverá al mundo de los adultos funcionales. Tras No te acabes nunca y La vida rima, ha publicado La vida secreta de los fantasmas y varios cuentos infantiles. Morderse la lengua es su primera novela (Lunwerg).

Leach firmará ejemplares de 'Morderse la lengua' el próximo 23 de abril en el IV Cóctel de Autores que el Dry Martini Bar celebra con motivo de Sant Jordi.

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Alba Vigaray

¿Por qué se te ocurrió estructurar el libro de esa manera, alternando el ensayo y la ficción?

Una vez escuché que cuando te planteas una novela, decides si es de mapa o de brújula, esto es, si la diseñas o bien te dejas llevar. Esta ha sido completamente de brújula, de ponerme a escribir cada día sin saber por dónde me iba a llevar la historia. Primero escribí la parte del ensayo, tal vez porque me daba miedo lanzarme a la ficción propiamente dicha. Fue como… como dar un rodeo para llegar adonde quería llegar. Me gustan las novelas que combinan ensayo y ficción, como La ridícula idea de no volver a verte, de Rosa Montero, o el más reciente de Mar García Puig, La historia de los vertebrados. Es un libro dentro de otro porque también me interesan las espirales y los círculos de historias, las metahistorias.

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María Leach se quedó viuda al poco de casarse y con un bebé en los brazos

Reflejas de modo muy ameno el ambiente de clase alta donde nacen los mellizos protagonistas. ¿Cuánto hay de conocimiento de primera mano?

Bastante (risas). Aunque está muy ficcionado es un guiño a mi infancia. Tenía poco tiempo para escribir y entregar este libro y quería sacar cosas que tenía dentro. Aunque el próximo no tendrá nada que ver, en el fondo una escribe –al menos en mi caso– de lo que conoce. Basé algunas partes de la novela en mi propia historia, sin que fuera mi propia historia: paisajes, referencias, como que los mellizos nacen en una casa unifamiliar y si bien no he tenido un hermano mellizo mi padre sí era arquitecto. También era una manera de recuperar la figura de mi padre, de inmortalizarla, me hacía ilusión porque murió hace muchísimos años y es una suerte de homenaje.

En ese viaje retratas también cómo era el carácter social de aquellos años 80, cuando los mellizos Vein son pequeños.

Sí, sobre todo en cuanto a cómo se educaba a los niños: la educación emocional no existía, era todo muy matemático y cuadriculado. Y eso es un pilar de la trama: cuando te llevan toda la vida diciendo que las cosas serán determinada manera y ocurre algo que lo trastoca todo... Hay juicios de valor sobre algunos comportamientos de la clase alta pero con ironía, señalo algunas lacras de las que la protagonista no quiere participar. Es bueno tener espíritu crítico vengas de donde vengas.

Creo que es un acierto que marques bien la personalidad de los protagonistas: Alicia y su padre son apresurados, intuitivos y emocionales; se guían por corazonadas. En cambio, Tomás y la madre son lentos deliberativos y lógicos, les guía la reflexión. Marcas tanto la forma de ser que el lector se imagina mejor su aspecto físico. Imagino que todos tenemos ciertos arquetipos en el inconsciente.

Te lo agradezco porque me encantan los libros donde eso ocurre, por ejemplo, los de Sara Mesa: apenas te escribe físicamente a los personajes pero y te los imaginas perfectamente. Y dices pero 'cómo puede ser sólo por la forma en cómo piensan, sus gestos o manera de hablar'.

“¿Quién me trae un bocata de jamón?” dice Tomás estando ingresado en el hospital. ¿Hasta qué punto el humor es un asidero para evitar caer en el pozo?

El humor es maravilloso y un gran revulsivo contra el estrés y contra la ansiedad que te puede provocar una situación tan traumática como la que viven los personajes. El humor a Tomás le sale de manera natural pero también es una fórmula para proteger a los que quiere y evitar que se hundan. Y el humor siempre va bien, sobre todo porque ayuda a relativizar e incluso cuando la situación es irremediable te da un respiro, un balón de oxígeno, un chute de ánimo y con eso puedes seguir adelante mucho mejor.

Hay un momento en la novela en que Tomás parece que, efectivamente, se va a recuperar con el tratamiento. ¿Tú viviste esa sensación con Charlie?

Yo desde el primer momento supe que la situación era muy grave. Pero aun así siempre cabe un pequeño resquicio de esperanza, al fin y al cabo, a veces suceden milagros. En mi caso no ocurrió. En cualquier caso, me duele por la gente que está enferma y se ven desahuciados por actitud de los demás, como que los matan antes de hora. Y esa vida, aunque te quede poca, se vuelve aún más valiosa. Sobre todo porque no sabemos qué va a ocurrir al día siguiente.

¿Cómo haces tan creíble la conexión entre los mellizos si ser tú melliza ni gemela, sin haberla sentido personalmente?

Me lo han preguntado mucho… Lo he basado en lo que sentí en mi propia historia. Cuando me quedo viuda yo soy muy joven, Charlie y yo somos dos jóvenes en la cresta de la ola de la relación: recién casados, el primer embarazo… Estrenando vida. Además, nuestra relación de pareja era muy buena. Yo creo que también ha sido una fórmula terapéutica colocar mi duelo en un lugar parecido: perdí a un marido que era casi como un hermano y como, en cualquier caso, se trata de relaciones de amor, escogí el fraternal en vez del conyugal. Los mellizos sienten una conexión que no se va a romper nunca y ahí juego con qué hay de magia y de ciencia en esas sensaciones.

Los mellizos sienten una conexión que no se va a romper nunca y ahí juego con qué hay de magia y de ciencia en esas sensaciones

María LeachPeriodista y escritora
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Paula Bonet ilustró el poemario 'No te acabes nunca', su primera obra.

Colaboradores

Creo que el título se explica en la página 103: cuando Alicia recibe la noticia de que su hermano sufre metástasis decide guardarse la verdad para ella sola. Si no la nombra es posible que no se cumpla. Llegamos al pensamiento mágico.

A Alicia le aterra enfrentarse a la realidad, al diagnóstico. Y a mucha gente le pasa, que si no dice algo es como si no existiera. Cuando tú nombras algo le estás dando un valor, sobre todo cuando nombras a quien amas. Morderse la lengua también alude a cuando ella se queda sin palabras, sin poder hablar en el sentido físico, la afasia, y por eso hablo también de patologías relacionadas con los órganos que controlan el lenguaje. Va todo muy relacionado: no poder hablar, no poder expresar e incluso la disociación total entre mente y emociones, mente y corazón. Alicia consigue reconectar ambas áreas gracias a la escritura –a lo que yo también recurrí– pero hasta entonces no consigue recuperar el lenguaje propio y volver a definirse. Acudirá a terapia, que es fundamental y a unas técnicas, digamos menos convencionales –la persona a la que llama bruja buena– que le va haciendo reiki y otras cosas. Sumado al paso del tiempo, consigue la conexión con sus hijos.

Así, es, porque Alicia se llega a plantear cambiar la vida de sus bebés por la de su hermano. Tú has sido madre. ¿Entiendes que una persona pueda llegar a sentir algo tan drástico?

Ella intenta negociar con el universo, ‘yo te doy dos y tú me dejas al mío’, porque todavía no conoce a sus hijos y no ha desarrollado aún ningún vínculo. Y es que el embarazo no ha podido vivirlo como una mujer normal primeriza, en que todo va relacionado con el embarazo y no piensas en nada más que eso. Pero Alicia solo piensa en su hermano mellizo. Y cuando él fallece le cuesta muchísimo vincularse con sus hijos porque no les ha prestado atención; ni a ellos ni a sí misma. Nacen en el mismo momento en que su hermano se va y Alicia queda en shock postraumático.

Me interesa mucho el trabajo de Carl Gustav Jung y he recurrido a experiencias propias en cuanto a sincronicidades

Volviendo al pensamiento mágico, que también estará presente al final de la novela, has introducido las sincronicidades. ¿Tú crees en ellas? ¿Y que existen señales de algo que va ocurrir y podemos verlas?

Me interesa mucho el trabajo de Carl Gustav Jung y he recurrido a experiencias propias: como el episodio en que se hace una tortilla y el huevo tiene dos yemas. ‘Anda, ¿y si tengo mellizos?’, cosa que le ocurrió a mi hermana tal cual. Alicia busca, cree detectar señales. Lo crea o no, es que me han sucedido cosas de este estilo. Y tienen algo de reconfortante. Te cuento una muy buena del episodio en que cuento que Alicia se queda embarazada. Ella y Lluís están en el aeropuerto tras una noche de fiesta para irse de viaje de novios a Chile. Se zampa un Bic Mac con Coca-Cola, se fuma un Marlboro y dice: “Como esté embarazada después de la farra de anoche, la hamburguesa transgénica y este cigarro, al niño lo llamaremos McGyver”. El día del regreso, haciendo tiempo antes de coger el avión Alicia repara en el cruce de las calles Mac-Iver con Monjitas y exclama “¡Mira, Lluís, como nuestro hijo!”. Ya de vuelta en Barcelona, participa en una despedida de soltera de una amiga a la que disfrazan de monja. Antes de beber los gintonics, ella grita divertida que tendrá que saber si está embarazada, así que le compran un predictor, lo prueba y sale positivo. Una amiga opina que será un error y la que va disfrazada de monja le responde que los falsos positivos no existen. Alicia remata exaltada: “¡Claro! ¡Monjitas con Mac-Iver!”. Pues esto me pasó a mí.

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