El Gobierno de Beniamin Netanyahu ha aprobado un plan para expandir aún más su devastadora invasión de la franja de Gaza, formalizando la ocupación y el control militar del territorio palestino, según informó una fuente oficial a la prensa hebrea, pese a las advertencias de que la propuesta pone en riesgo a los 59 rehenes en manos de Hamas y otros grupos.
De acuerdo al portal Ynet, el primer ministro israelí ha dejado claro a sus ministros el cambio de estrategia –“diferente” a planes anteriores–, pasando “del método de incursiones al de ocupar territorios y permanecer en ellos”, un movimiento que se suma al llamado a filas de decenas de miles de reservistas.

Varios niños y una mujer se disputan el pan distribuido por una organización benéfica en Nuseirat (Gaza), este lunes
Aunque las informaciones no especifican si se trataría de un proyecto de ocupación a largo plazo, significaría de todos modos un giro en la postura de Netanyahu, quien en el pasado aseguró públicamente que Israel no tenía intenciones de volver a ocupar Gaza, de la que en el 2005 retiró sus colonias. Ese deseo, en cambio, sí ha sido verbalizado en numerosas ocasiones por ministros ultranacionalistas de su Gabinete, que anhelan el regreso de asentamientos civiles en el enclave.
Asentamientos ilegales según la ONU
Los ministros ultras presionan para que los colonos puedan regresar a Gaza, tras su retirada del 2005
Uno de los más prominentes es el de Finanzas, Bezalel Smotrich –él mismo un colono con poder de decisión sobre los asuntos civiles de Cisjordania ocupada–, quien, durante una conferencia organizada por el semanario Besheva, afirmó este lunes que los israelíes “dejaremos de temerle a la palabra ocupación” y que “no habrá retirada de los territorios que conquistemos, ni siquiera a cambio de rehenes”. “Una vez que ocupemos y permanezcamos [en Gaza], podremos hablar de soberanía”, completó, con el eufemismo habitual utilizado para referirse a la instalación de asentamientos.
La aceptación del plan por unanimidad del gabinete de seguridad de Israel no estuvo exenta de algunas diferencias. El Canal 13 señaló que, durante el encuentro, el nuevo jefe del ejército, Eyal Zamir, advirtió a los ministros que “podríamos perder” a los rehenes israelíes, de los cuales 24 se presumen con vida.
De ahí que el Foro de Familias de los Secuestrados haya repudiado la nueva estrategia: “El Gobierno admite priorizar el territorio en lugar de los rehenes, y esto va en contra de la voluntad de más del 70% de los israelíes”. En esa línea, el líder del partido de centroizquierda Los Demócratas, Yair Golán, remarcó en X que esta “ya no es una operación temporal, sino un movimiento que prepara la presencia permanente en el área, como parte de la realización de las fantasías de [el ministro de Seguridad, Itamar] Ben Gvir y Smotrich”.

Un hombre sostiene el cuerpo de Massa Abed, un niño muerto en un ataque israelí a Gaza, el pasado 27 de abril (Abdel Kareem Hana / Ap-LaPresse)
Por otra parte, el nuevo esquema para la entrega de ayuda humanitaria, también aprobado por el Gabinete, no será implementado hasta que se produzca “el inicio de la actividad operativa y una amplia evacuación de la población hacia el sur”, agregó la mencionada fuente de Defensa, citada por medios locales. Esta iniciativa supondría un control israelí del reparto de ayuda en puntos a establecer dentro de las zonas dominadas por el ejército, con entrada, eso sí, de solo 60 camiones al día, una décima parte de lo que ingresaba durante la tregua. La distribución (que sería de un paquete limitado por familia), no la harían soldados sino contratistas privados y trabajadores humanitarios a representantes palestinos designados, previo escaneo de seguridad y, potencialmente, un escaneo de datos biométricos.
La idea ya ha sido rechazada de forma rotunda por las agencias de la ONU y las organizaciones humanitarias, que se niegan a participar en estos términos. En un comunicado conjunto publicado el domingo, remarcaron que la propuesta israelí “implicará que gran parte de Gaza, incluidas las personas con menor movilidad y más vulnerables, seguirá sin suministros”, que “es peligroso, ya que obliga a los civiles a acudir a zonas militarizadas para recoger raciones” y vulnera los principios humanitarios de “humanidad, imparcialidad, independencia y neutralidad”.