El trumpismo rechaza la globalizaci贸n econ贸mica porque perjudica a los obreros de las viejas regiones industriales. Teme el ascenso de nuevos actores econ贸micos y pol铆ticos que configuran una geopol铆tica multipolar en la que EE.UU. es interdependiente con los dem谩s pa铆ses. Se opone a la multiculturalidad creciente de la sociedad y, por tanto, a la inmigraci贸n y a la influencia de las minor铆as 茅tnicas. No admite la transformaci贸n de la familia patriarcal y por tanto es enemigo del feminismo y de los derechos de gays, lesbianas y trans. Afirma la cristiandad m谩s estricta predicada por las iglesias evang茅licas cr铆ticas de las iglesias tradicionales. Anatemiza el islam considerado fuente de violencia y de erosi贸n de la superioridad de los valores cristianos y de la dominaci贸n global de EE.UU.
El trumpismo es un movimiento ultra-nacionalista pero, parad贸jicamente, no imperialista sino aislacionista, porque preconiza un repliegue sobre la patria estadounidense, desentendi茅ndose de los problemas del resto de la humanidad, que no merece malgastar recursos de EE.UU. Por consiguiente Naciones Unidas y las instituciones internacionales en general son vilipendiadas como burocracias corruptas y solo deben ser participadas al servicio de los intereses de la naci贸n propia.
Los trumpistas se atrincheran en la comunidad, la familia, la religi贸n y la naci贸n, y desde las peque帽as ciudades y la ruralidad odian las metr贸polis y sus sofisticadas 茅lites culturales
Los trumpistas desconf铆an de las tesis ecologistas, descartando que el calentamiento global sea producto de la acci贸n humana. Denuncian a las 茅lites urbanas que no entienden la naturaleza como los que siempre la han vivido desde su ruralidad. Es un movimiento profundamente capitalista y ultraliberal, al tiempo que se opone a bancos y multinacionales. Es nost谩lgico de un m铆tico tiempo pasado en el que la vida se organizaba en torno a la comunidad local, en donde brota la solidaridad entre gentes que se conocen, practicando la democracia local y resistiendo a la tiran铆a del Estado, por lo que el derecho a las armas es la garant铆a de la libertad. La riqueza se genera mediante la peque帽a empresa en oposici贸n a la rapacidad de las grandes corporaciones.
En la base de la comunidad est谩 la homogeneidad cultural y 茅tnica, por lo que rechazan la inmigraci贸n de los pueblos no blancos, reivindicando la inmigraci贸n europea de donde surgi贸 EE.UU. En cambio la nueva inmigraci贸n tiende, en su visi贸n, a sustituir la cultura original por poblaciones fundamentalmente distintas: es la teor铆a del reemplazo, con fuerte influencia entre los trumpistas. Buena parte de la culpa la tienen las feministas y su negativa a reproducir la especie porque no quieren asumir sus deberes procreadores. La visi贸n trumpista est谩 anclada en la ruralidad y en las peque帽as ciudades. Los trumpistas odian las grandes metr贸polis y sus sofisticadas 茅lites culturales. En gran medida, est谩n movilizados en una guerra cultural.
Miedo al cambio
El conjunto de estas reacciones se articula en la m谩s profunda de las emociones humanas: el miedo. Hay miedo al cambio de un mundo en el que se ha perdido el control. Hay miedo al otro, miedo al crimen, asociado en sus mentes con la inmigraci贸n y las minor铆as 茅tnicas, Buscan recuperar la homogeneidad 茅tnica y cultural perdida. As铆 se atrincheran en la comunidad, la familia, la religi贸n y la naci贸n. Eso es lo que significa el esl贸gan esencial: 鈥淢ake America Great Again鈥, la bandera pol铆tica del trumpismo. Es una vuelta al mundo en que su naci贸n era la m谩s poderosa y no ten铆a complejos en utilizar su poder militar y tecnol贸gico. Y reafirma al hombre blanco heterosexual como el sujeto incontestado del poder en todos los 谩mbitos de la sociedad.
Se suele asimilar el trumpismo a la protesta de la clase obrera blanca empobrecida. No es enteramente cierto. Claro que en t茅rminos socio-demogr谩ficos es el grupo m谩s trumpista. Pero el apoyo social al trumpismo es mucho m谩s amplio porque los distintos procesos contra los que se reacciona son sentidos con m谩s o menos intensidad en distintos grupos. Su base social fundamental es el hombre blanco, en todas las edades y en todos los niveles de educaci贸n. Son las diversas posiciones ideol贸gicas mencionadas las que constituyen el trumpismo, no las categor铆as sociales que se reconocen en el movimiento.

El trumpismo concentra buena parte de su voto, pero no solo, en el hombre blanco. Tambi茅n en zonas iindustriales en crisis听
As铆, ya en abril del 2024, antes de las presidenciales, un 56% de los hombres blancos en su conjunto apoyaban a Trump mientras que un 77% de los hombres negros y un 52% de los hispanos se inclinaban por los dem贸cratas. El factor diferencial es la raza, y la propensi贸n al racismo y a la xenofobia, que se mantiene incluso entre hombres de educaci贸n universitaria y se ve por ejemplo en el rechazo a las pol铆ticas de acci贸n afirmativa en favor de las minor铆as 茅tnicas. Las mujeres blancas tambi茅n apoyan a Trump en su mayor铆a, aunque este apoyo ha bajado por la defensa del derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, un principio que est谩 siendo atacado por los tribunales ocupados por trumpistas. La actitud de las mujeres se diferencia claramente por su nivel de educaci贸n. Las que tienen formaci贸n universitaria son el principal grupo de oposici贸n a Trump y fueron ellas las que derrotaron a Trump en el 2020. Pero no es el caso de las mujeres blancas menos educadas. Es preciso subrayar que la raza, o sea, ser blanco, caracteriza el apoyo al trumpismo para hombres de todos los niveles y para las mujeres menos educadas.
Tambien la edad influye: cuanto m谩s viejos m谩s sensibles a las tesis trumpistas, lo que corrobora que el miedo al cambio, m谩s acentuado en los mayores, es una ra铆z fundamental del trumpismo.
El otro factor importante es la religi贸n. Y en particular la pertenencia a las iglesias llamadas evang茅licas que en EE.UU. representaban en el 2020 un 28% del electorado. En el 2016 un 62% de los evang茅licos votaron por Trump y en el 2020 lo hicieron un 59%. Y cuando se combinan las caracter铆sticas de religi贸n, raza y nivel educativo el sesgo trumpista se magnifica: en las elecciones del 2020 los evang茅licos blancos de bajo nivel de educaci贸n votaron por Trump en un 84%. La raz贸n primera de ese apoyo evang茅lico reside en la oposici贸n radical de esas iglesias (con un eco entre los cat贸licos tambi茅n) al aborto y a la homosexualidad. Es decir un rechazo frontal al profundo cambio cultural que ha tenido lugar en nuestras sociedades en el n煤cleo de valores patriarcales sobre los que opera la humanidad desde hace milenios.
La base del trumpismo es el hombre blanco, pero recibe un apoyo m谩s amplio porque los distintos procesos contra los que reacciona son sentidos con m谩s o menos intensidad por distintos grupos
En efecto, el factor que moviliza cada segmento del trumpismo es lo que define las caracter铆sticas sociales de dicho segmento. La cr铆tica a la globalizaci贸n es lo que recibe la adhesi贸n de la clase obrera blanca industrial empobrecida y en algunas regiones incluso marginada por la deslocalizaci贸n de la manufactura como resultado de la p茅rdida de competitividad sectorial en una econom铆a globalizada. Buena parte de la industria del autom贸vil se desplaz贸 al norte de M茅xico, donde las f谩bricas estadounidenses obtienen igual productividad con costos muy inferiores. El textil y la confecci贸n han desaparecido pr谩cticamente, as铆 como la siderurgia. La concentraci贸n de esta transformaci贸n industrial en regiones del Medio Oeste que constitu铆an el coraz贸n industrial de EE.UU. y concentraban lo esencial de la clase obrera tradicional y sindicada, explica en buena parte el vuelco pol铆tico en lo que era de siempre un basti贸n dem贸crata.
De la misma forma la agricultura tradicional basada en explotaciones familiares ha desaparecido como consecuencia de la competencia de pa铆ses con menos restricciones ambientales y menores costos salariales. Lo cual ha soliviantado a regiones enteras, tambi茅n localizadas en el Medio Oeste y en el Sur en su mayor铆a. Se podr铆a decir que el trumpismo es un movimiento anti-globalizaci贸n que se acentu贸 en el momento en que este proceso empez贸 a golpear a amplios sectores del pa铆s que inici贸 la globalizaci贸n para beneficio de sus empresas.
El rechazo de la globalizaci贸n se extiende a la oposici贸n a la inmigraci贸n, como ocurre tambi茅n en Europa. El aumento de la inmigraci贸n y el mestizaje de las sociedades mayoritariamente blancas son para muchos el rostro humano de la globalizaci贸n. En su visi贸n, emp铆ricamente err贸nea, los puestos de trabajo se van y gentes de otras culturas llegan. Y adem谩s compiten en empleo y protecci贸n social con la poblaci贸n nativa. Por ello se trata de cerrar las fronteras, preservar los recursos propios y utilizar el poder estadounidense para modelar un nuevo orden mundial al servicio de los estadounidenses desentendi茅ndose del resto.
Los nuevos globalizadores
Pero esto es solo parte de la historia. Porque, en su conjunto, la nueva econom铆a estadounidense no ha generado paro. Al contrario, la tasa de paro (menos de un 4% en 2023-2024) es la m谩s baja de la historia. Se ha producido un desplazamiento de la econom铆a hacia sectores tecnol贸gicos y de servicios avanzados, muy beneficiados por la globalizaci贸n, al menos hasta que apareci贸 la nueva China tecnol贸gica. Lo curioso es que los nuevos amos del mundo simbolizados por Elon Musk, Peter Thiel y sus colegas de la llamada Mafia PayPal (porque acumularon su capital inicial en dicha empresa) est谩n con Trump. Incluso fue Peter Thiel quien recomend贸 a J.D. Vance como vicepresidente. Esta aparente contradicci贸n en el trumpismo entre los anti-globalizadores y los nuevos globalizadores se explica porque hay que diferenciar el movimiento socio-pol铆tico de la coalici贸n pol铆tica con fines electorales.
Las 茅lites tecnol贸gicas siempre han sido libertarias ideol贸gicamente, aborrecen el Estado, aunque lo utilizan, y no quieren cortapisas a su innovaci贸n. Al tiempo que son culturalmente progresistas con respecto a los derechos de las mujeres y los homosexuales. Gestionar谩n sus dos almas donando por igual a dem贸cratas y republicanos y aline谩ndose con el ganador porque ellos ten铆an la sart茅n tecnol贸gica por el mango. Pero ahora tuvieron que elegir porque el trumpismo no es simplemente el Partido Republicano. Es al rev茅s: el movimiento trumpista ha absorbido al Partido Republicano. El nuevo Silicon Valley ha optado por su ideolog铆a anti-estatista, sabiendo que quien quiera que gane tendr谩 que contar con ellos. Despu茅s de todo SpaceX, la empresa de Musk, vive de los contratos con la NASA.
La fuerza de la coalici贸n pol铆tica forjada por Trump proviene de que, a partir de un n煤cleo de resistencia popular a la globalizaci贸n 鈥搈ovimiento socio-pol铆tico activo y fiel a su indiscutible l铆der鈥, ha aunado la cr铆tica religiosa a la tolerancia cultural de las grandes ciudades y el nacionalismo aislacionista de una naci贸n cansada de guerras y hastiada del costo de liderar el mundo sin beneficio aparente para su gente.

Pol茅mico tuit de Musk tras el primer atentado contra Trump en la carrera a la Casa blanca. Luego lo borr贸. Su apoyo es notorio (e influyente) en busca de su segundo mandato听
Las ra铆ces anti-globalizadoras del trumpismo provienen de tiempo atr谩s. En particular del movimiento de las milicias patri贸ticas formado en los noventa y que agrupaba entonces unos 40.000 hombres fuertemente armados con autonom铆a de cada milicia. Tuvieron un impacto notable en estados como Michigan, Montana, Wisconsin, Pensilvania, Virginia Occidental y Texas. Adoptaron alucinaciones conspirativas tales como la ocupaci贸n f谩ctica de EE.UU. por la ONU con helic贸pteros negros que vigilaban a los patriotas con ayuda del FBI. Se entrenaban regularmente y acumulaban armas pesadas para cuando llegara el momento. En el siglo XXI no han desaparecido sino que han adoptado nuevas formas organizativas, como los Oath Keepers o los Proud Boys. L铆deres relevantes del asalto al Capitolio en enero del 2021 (muchos de ellos juzgados y encarcelados) proven铆an de estos grupos paramilitares.
El liderazgo de Trump desde el 2015 se basa en su capacidad de tejer los distintos hilos de una amplia gama de ideolog铆as y en la desconfianza compartida del sistema democr谩tico. Lo logr贸 con una vieja estrategia y un truco medi谩tico. La estrategia fue unificar todo el descontento contra el gobierno y las instituciones enfoc谩ndolo en el Partido Dem贸crata como el partido de los globalizadores y de las 茅lites urbanas. Utilizando un lenguaje de guerra de clases, formalmente cercano a los movimientos anti-globalizaci贸n, pero a帽adiendo un toque religioso, haciendo as铆 gala de un cinismo absoluto viniendo de una multimillonario y especulador inmobiliario. Y azuzando el honor herido de los machos hartos de que se les escapara el control sobre las mujeres y que tuvieran que aceptar a los que siempre despreciaron: los no heterosexuales.
Estrategia medi谩tica
Pero lo que le funcion贸 fue su estrategia medi谩tica, centrada en la televisi贸n. Trump era un experto en los reality shows. Y lo utiliz贸 siguiendo el principio fundamental de que la popularidad se obtiene por una presencia continua en los medios, independientemente del contenido de la presencia. Es dicot贸mico: estar o no estar, ser o no ser. La forma de obtener presencia gratuita es hacer afirmaciones escandalosas que nadie se atreve a decir. De modo que todos los medios se hagan eco, aunque sea para criticarlas. As铆 empez贸, con su declaraci贸n con respecto a los mexicanos como criminales, narcos y violadores. Luego dijo que no todos los mexicanos sino sobre todo los inmigrantes, con lo cual extendi贸 impl铆citamente la caracterizaci贸n a los inmigrantes en general. A partir de que sus barbaridades enmarcaron el debate p煤blico, abri贸 otros registros tambi茅n, como que era normal manosear a las mujeres o que hab铆a que ser listo y no pagar impuestos. De modo que en su primera campa帽a electoral el debate 煤nico era de todos contra Trump. As铆 se convirti贸 en el h茅roe de los que no quer铆an ser pol铆ticamente correctos y hallaron a alguien que se atrev铆a a decir lo que pensaban. Hay millones en esa situaci贸n.
Cuando lleg贸 el momento de la verdad en el 2016 us贸 medios m谩s actuales: la manipulaci贸n de las redes sociales apoy谩ndose parcialmente en los hackers de Putin con quien se relacionaba hac铆a tiempo (algo que documento en mi libro Ruptura, del 2017). Gracias a estas estrategias logr贸 su gran objetivo: capturar el Partido Republicano, que pas贸 de ser el partido del establishment a la expresi贸n pol铆tica del movimiento trumpista. Un acontecimiento que ha cambiado significativamente a EE.UU. y al mundo.

Trump y su candidato a vicepresidente. J.D. Vance, al recibir la nominaci贸n como candidatos del Partido Republicano听
Sin embargo es esencial diferenciar la din谩mica de los movimientos y la de los procesos electorales, aunque est茅n relacionados. Porque la pol铆tica tiene sus reglas y puede cambiar seg煤n van cambiado sus actores y evolucione la opini贸n publica.
Ahora bien, la relevancia electoral del trumpismo viene favorecida por el arcaico sistema del colegio electoral basado en el voto por estados. Todo depende entonces del voto de entre 6 y 10 estados en donde no hay una clara tendencia. Y resulta que los m谩s importantes de estos estados, tales como Pensilvania, Michigan, Ohio y Wisconsin, pertenecen al cord贸n industrial en crisis en donde se forj贸 el trumpismo invirtiendo la tradicional hegemon铆a dem贸crata. Es esa geograf铆a diferencial del trumpismo lo que le permite llegar a posiciones de poder pol铆tico m谩s amplias que su apoyo popular.
Vance como sucesor
Pero quiero considerar otro efecto pol铆tico que no se ha valorado suficientemente: la designacion de J.D. Vance como vicepresidente. La historia personal de Vance ha fascinado a muchos estadounidenses desde la publicaci贸n en el 2016 (cuando tenia tan solo 31 a帽os) de sus memorias tituladas Hillbilly Elegy (t铆tulo mal traducido en castellano). Vance naci贸 en los Apalaches, una regi贸n con una poblaci贸n blanca pobre y marginada y luego emigr贸 a Middletown (Ohio) una de las muchas ciudades devastadas por la desindustrializaci贸n. Fue recogido por sus abuelos para sacarlo de su madre soltera drogadicta a quien 茅l adoraba pero que lo empujaba al mismo destino que todos los dem谩s ni帽os pobres. Por tanto su experiencia tiene eco en esa clase obrera golpeada por la crisis. Pero tambi茅n resuena entre los miles de familias destruidas por la drogadicci贸n de opi谩ceos que es generalizada en las 谩reas donde 茅l se form贸. Dicha epidemia ha matado a m谩s de un mill贸n de estadounidenses en las dos 煤ltimas d茅cadas. Y la investigaci贸n ha mostrado la relaci贸n directa entre la marginaci贸n de los blancos pobres y su adicci贸n masiva.
A pesar de esas circunstancias Vance sali贸 de la pobreza. Primero se alist贸 en los marines, despu茅s estudi贸 con becas hasta llegar a graduarse en la prestigiosa facultad de Derecho de la Universidad de Yale, para luego desarrollar una carrera como abogado en Silicon Valley. Se cas贸 con una compa帽era de estudios en Yale, de origen indio (como Kamala Harris), formaron una familia, se instalaron en Ohio, se bautiz贸 como cat贸lico en el 2019 y fue elegido senador por Ohio con el apoyo de Trump, a quien anteriormente hab铆a criticado.
Por tanto Vance a la vez despierta empat铆a entre los sectores blancos marginados por las 茅lites urbanas y tambi茅n representa el sue帽o americano de poder triunfar aun siendo de origen humilde a base de esfuerzo y de honestidad. Sus primeras apariciones p煤blicas tras su designaci贸n por Trump se consideraron un fracaso porque su discurso era m谩s trumpista que el de Trump, con lo cual apenas ampli贸 su base de apoyo. Pero es que la intenci贸n de Trump era otra. No quer铆a una voz disonante sino un sucesor. No quiere que lo echen por viejo como a Biden, porque completar铆a su eventual mandato con 82 a帽os. Vance tiene ahora 39 a帽os. Es un abogado brillante, educado en la 茅lite sin pertenecer a ella y enraizado en su sociedad local, en su familia y en su fe. Es pues una apuesta para perpetuar el trumpismo sin Trump por un largo tiempo, como posible presidente a partir del 2029. Unido al control trumpista del Tribunal Supremo, tambi茅n gracias a la juventud de sus magistrados (que son vitalicios) y con mayor铆a en la C谩mara de Representantes, entrar铆amos en un nuevo sistema pol铆tico en EE.UU.
Manuel Castells. Profesor universitario. Titular de la c谩tedra Wallis Annenberg de Tecnolog铆a de la Comunicaci贸n y Sociedad, as铆 como catedr谩tico de Comunicaci贸n, Planificaci贸n Urbana, Relaciones Internacionales y Sociolog铆a, Universidad del Sur de California (Los 脕ngeles). Miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias (AAAS). Miembro de la Academia Estadounidense de Ciencias 笔辞濒铆迟颈肠补s y Sociales (AAPSS). Miembro de la Academia Brit谩nica