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“Preservemos los relatos familiares de la guerra, sin odios”

Tengo 75 años. Vivo en Pla de Llerona. Soy médico digestólogo y experto en endoscopia digestiva. Estoy casado. Tengo dos hijos, Sergi (40) y Marta (44), y ocho nietos. ¿ʴDZíپ? Anarquista individualista. ¿Creencias? Necesito a todos los dioses. Monto a caballo en largas distancias. (Foto: Mané Espinosa)

Ramon Abad Belando,médico y compilador de relatos de la guerra civil española

¿Qué es la fibroendoscopia?

Del griego endo (dentro) y skopei (ver): ver dentro, mediante fibra de vidrio.

Metiendo tubos por dentro del cuerpo.

Muy delgados, flexibles: vemos el interior en color y movimiento. Permiten diagnosticar, tomar biopsias, operar, sin necesidad de abrir con bisturí al paciente.

La endoscopia llegó aquí hace...

¡Cincuenta años! En Barcelona, hospital Vall d’Hebron. Fue pionero el doctor Armengol Miró. Me formó, como al doctor Salord Oses. Era revolucionario.

¿En qué otras ramas médicas interviene la endoscopia?

Aparato respiratorio, artroscopias... Me gusta mirar por un agujerito...

Su especialidad ha sido la digestiva...

Úlceras, hernias, gastritis, cáncer gástrico, úlcera duodenal, esofagitis por reflujo... Todo eso es curable.

¿Cuántas endoscopias lleva en 50 años?

Quizá unas 300.000 endoscopias.

¿Algún paciente inolvidable?

Atendí al rey Juan Carlos en chequeos anuales, le pedí firmarme mi título y él me lo dedicó “con todo mi afecto”.

¿Algún otro?

Adelina, 26 años, casada, con dos niñas: le diagnostiqué tumor maligno gástrico. “¿Me salvaré?”, me preguntó Adelina, muy angustiada. “Es que me gustaría ver casarse a mis hijas...”, me dijo. “¡Te salvarás!”, le prometí. Veinte años después una mujer entró en mi consulta...

¡¿Բ?!

“Vengo a invitarle a la boda de mi hija, doctor”. Fui a la boda y me emocioné mucho, y fui muy feliz.

¿Seguirá usted con este trabajo?

No todos servimos para todo, ¡pero todos servimos para algo! Y la endoscopia es lo mío. Y tengo una patente en Europa, Estados Unidos e India. Y me enorgullece haber trasladado esta técnica a los hospitales de la Red Pública Comarcal.

No todo va a ser trabajar, tampoco.

Viajo, colecciono arte tradicional y cerbatanas, flechas, arcos, hachas de piedra y máscaras de África, Indonesia, Papúa... Y ahora me he comprometido en un emocionante proyecto editorial.

¿Qué proyecto?

La guerra civil española contada por los que nos la contaron : son relatos sobre la guerra civil española oídos en casa de boca de nuestros mayores.

Pero usted nació en posguerra...

Sí, y los de mi quinta hemos escuchado a nuestros padres, tíos o abuelos contar historias vividas por ellos entre 1936 y 1939.

Aplaudo la idea. ¿Cómo nació?

Con amigos, afloraban relatos familiares y me pareció que debíamos preservarlos, sin odios ni rencores. Sumamos once historias: ha salido un primer volumen.

¿Habrá más, quiere decir?

Ya estoy recibiendo más historias, de modo que este libro será el volumen I de una colección que se llamará Memorial de Voces Ocultas (Memorialvocesocultas.com), abierta a todos los que deseen reivindicar su memoria familiar o cercana, a contar esas historias anónimas.

¿Qué historia ha contado usted?

Odette García, niña de trece años, sale de su casa para ir a comprar a la plaza del mercado de Granollers: son las 8.30 de la mañana del 31 de mayo de 1938...

Ay.

Cinco bombarderos italianos descargan sus bombas: 224 muertos. Entre ellos, Odette, que era hermana de Fernando, de nueve años entonces y que en el futuro sería mi suegro: él me contó esta historia.

¿Qué historia del libro le gusta más?

Mi compañero cirujano doctor Modesto José Varas cuenta la historia del “tiro de la plaza” en Salamanca: era la mañana del 19 de julio de 1936...

Día de la sublevación militar que se cargó la República...

El abuelo de mi amigo pasea por los soportales de la plaza con su hijo Argimiro de la mano, y por allí están Unamuno y otros. Y hay soldados. Lo soldados oyeron un tiro... ¡y descargaron la fusilería! Quedaron cinco adultos muertos y una niña.

Y uno de los muertos era...

De una bala en la cabeza, quedó muerto el padre de Argimiro, que de mayor se lo contaría a su hijo, mi colega Modesto. Al que la guerra, ya ve, le robó un abuelo...

Otra historia, por favor.

Un republicano fue gran director del Zoo de Barcelona con el alcalde Porcioles.

Otra.

Un padre, exsoldado republicano, revisa en los años 60 el cuaderno escolar que le muestra su hijito en la asignatura de Formación del Espíritu Nacional y ve que ha hecho un cariñoso dibujo del rostro de Francisco Franco... Y el padre ve... y calla.

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