Abejas que pululaban por el tejado de Can Calderón, en el centro de promoción económica de Viladecans, vuelan ahora por bosques del Solsonès, alrededor del santuario del Miracle, en Riner.
Trasladar abejas desde las ciudades, donde provocan problemas y corren el riesgo de que las maten, a zonas rurales, para contribuir a la polinización es el objetivo del programa de la Associació d’Amics de les Abelles Redicat, al que empiezan a sumarse cada vez más municipios. Pone en contacto ayuntamientos que quieren desprenderse de las abejas que incordian a sus vecinos con de pueblos con apicultores y con terrenos para polinizar.
De causar problemas en las ciudades a contribuir a la polinización y generar beneficios en el campo
Unas 45.000 abejas de Viladecans llegaron hace unos días a Riner tras un tiempo de cuarentena en Alcover. Las trasladó Joan Maria Llorens, presidente de la Associació d’Amics de les Abelles y apicultor de Alcover. “Para evitar molestias a la gente de la ciudad, ponemos cajas-nido que actúan como cebos para las abejas, cera vieja con polen o propoleo. Una vez que las tenemos dentro de las cajas-nido, las llevamos hacia la montaña porque allí pueden vivir bien y hacen buen trabajo”, explica Joan Maria Llorens.
Ya son treinta los enjambres que la asociación ha trasladado desde los municipios emisores (Valls, Reus, Viladecans, Pujalt y El Pla de Santa Maria) a los receptores (Alcover, Riner, Arnés, La Fatarella y Gratallops). En breve se sumará a la lista de receptores Maials.
El área de Medio Ambiente de la Diputación de Lleida está estudiando colocar colmenas de abejas en la finca de la de la Devesa de Maials, realizar estudios de mejora de la polinización promocionar la producción de la miel.
Para la teniente de alcalde del área de Medio Ambiente y Sostenibilidad del Ayuntamiento de Viladecans, Encarni Garcia, el proyecto Redicat es un éxito: “Hemos conseguido hacer una simbiosis que es bastante difícil, con Redicat hemos logrado unir una ciudad mediana de 67.000 habitantes y 20 kilómetros cuadrados con un micropueblo de 40 kilómetros cuadrados con 250 habitantes, creemos que eso ya es verdaderamente un milagro”.
Sostiene que Viladecans es una ciudad pionera en la defensa de las abejas y los polinizadores silvestres. “Siempre hemos pensado que solos no iríamos a ninguna parte y que hay que ampliar la base en la lucha contra el cambio climático y por la mejora de la biodiversidad, comenzamos a trabajar el proyecto Bee Happy y luego conocimos Redicat y nos sumamos”.
El alcalde de Riner, Joan Solà, valora que Redicat, una iniciativa que se inició con un planteamiento básicamente medioambiental, se ha convertido en un proyecto educativo, cultural, turístico e incluso de investigación.
El traslado de abejas de hace unos días es el segundo desde el Baix Llobregat a Riner. Participaron unos 50 escolares de la Escola Àngela Roca de Viladecans y 14 de la de Freixenet, un pueblo del municipio de Riner que, con buzos y caretas de apicultor, pudieron acercarse a los enjambres. Antes de probarse los trajes, cuando vieron al apicultor ya preparado, uno de los estudiantes creyó ver un extraterrestre. También visitaron el espacio Apiària, el Alberg de les Abelles de Catalunya, en la Casa Gran del Miracle participaron en talleres de fabricación de velas, de montaje de hoteles de insectos y catas de miel.
Para Joan Maria Llorens, el Redicat se ha convertido en un proyecto más bonito de lo que esperaba la Associació d’Amics de les Abelles al incluir la divulgación y los colegios. “Es un proyecto social, tenemos que salvar a las abejas. Muchas veces antes de llamarnos a nosotros, la gente, por miedo cogen un insecticida. Valía la pena pues hacer estas cajas nido, sacarlas de la ciudad y salvarlas”.