bet365

¿Por qué con cuchara?

Aquí no tenemos la menor zozobra en asegurar que la mejor forma para disfrutar de una paella es comiendo del propio recipiente en el que se cocina, y con cuchara. Es una costumbre atávica de nuestra tribu y también de otros pueblos bañados por el Mediterráneo, aunque puede que algunos lo hagan sin cuchara, y cojan la comida con la mano izquierda. La cuchara es importante, por eso he tratado de explicarlo en numerosas ocasiones. La primera fue con dosis de humor en el “Manual para comer de la Paella”, y la segunda en un capítulo del libro “El Cuscús y la Paella, una historia mediterránea”. Familia y amigos reunidos en buena armonía en torno a la mesa para disfrutar de nuestra despensa.

La cuchara metálica es el cubierto ideal para comer de la paella. La de madera, un souvenir.

La cuchara metálica es el cubierto ideal para comer de la paella. La de madera, un souvenir.

Paco Alonso

¿Por qué comemos de la paella con cuchara y no con tenedor? Principalmente porque la cuchara es más robusta, tiene mayor superficie, permitiendo rascar y arrastrar el arroz que se queda cogido al fondo, que es lo realmente importante. La carne es para los novatos, porque una vez cumplida su función de aportar sabor tras la cocción, pasa a ser un elemento superfluo. Los entendidos de verdad comen arroz y legumbres, empujando los tropezones de carne hacia el centro de la paella, territorio neutral.

Comer todos de la paella plantea situaciones embarazosas. Por ejemplo, hay culturas más avanzadas que la nuestra que no toleran bajo ningún concepto que el cubierto que se ha llevado a la boca un comensal, vuelva de nuevo al recipiente común. Y si no, que se lo pregunten a mi admirado Juan Carlos Galbis. Me contó en uno de sus viajes a lo largo y ancho de este mundo, una historia de esas que ponen los pelos como escarpias. Estando en Tokio, celebrando un showcooking sobre paella valenciana para miles de nipones en un recinto enorme, explicaba el punto de sal, para ello tomó un poco de caldo con una cuchara y se lo llevó a la boca. Al estar soso decidió rectificar de sal y volvió a meter esa misma cuchara para probar por segunda vez.

¿Por qué comemos de la paella con cuchara y no con tenedor? Principalmente porque la cuchara es más robusta, tiene mayor superficie, permitiendo rascar y arrastrar el arroz que se queda cogido al fondo”

Juan Carlos estaba disfrutando y desenvolviéndose con absoluta maestría y comodidad ante un público entregado, pero observó como un murmullo de desaprobación iba “in crescendo”, y a la par, la gente se levantaba de sus asientos con cara de mala hostia, abandonando la sala. ¿Qué estaba pasando?

Galbis no reparó en que ese gesto automático de los valencianos de “tastar el caldo de la paella”, cosa que hacemos todos en el seno de nuestras familias o collas de amigos, y que se repite cada domingo, incluso pasándonos la cuchara sin hacer ascos a nadie, para emitir el riguroso y honesto dictamen, que puede elevar a los altares o despeñar a la paella por un barranco. Para los japoneses, eso es una guarrada.

Aunque para nosotros sea un instante mágico donde existen cuatro respuestas posibles:

A) “Està sentideta” . Significa que tiene más sal de la que debería llevar. Sin embargo, eso denota maestría, ya que el arroz va a absorber parte de la sal equilibrando el resultado final. Por lo tanto, decir que “està sentideta” antes de poner el arroz no es ningún defecto, sino todo lo contrario. Los alicantinos como sofríen el arroz, no disfrutan de esta prebenda.

B) “Més val que pare dolça que no salada, perquè qui cuina salat, cuina pal gat”. Denota la prudencia de las madres y amas de casa, siempre pendientes del cuidado de sus seres queridos hipertensos.

C) “No puedo, no quiero, no tengo paladar. Demasiada responsabilidad para mí. Además si sale mala seguro que me echáis la culpa.” Es la mejor respuesta posible, y sin duda un acto de humildad y responsabilidad. Ojalá los cuñados y satélites mirones reaccionaran así y la hicieran suya.

D) “¡Aparta ya el romero que amarga!”. Infusionar el romero en exceso hace que la paella sepa a poleo de Hacendado. Entonces da igual que esté sosa o salada.

Epílogo: Cuchara sí, pero de madera… ¡cuidado!. Eso es una leyenda urbana. Antiguamente se hacían de madera de boj (boix). Esas sí que eran buenas y resistentes. Las de pino sin pulir que se compran de souvenirs o regalan en las arrocerías con el nombre del restaurante son una puta vergüenza, y malogran totalmente la experiencia de disfrutar de un buen arroz. Viene a ser lo mismo que llevarse una cucharada de serrín al cielo del paladar. Es mi humilde opinión.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...