En la peluquería canina de Gabriel tu perro entra como un caniche, un bichón o un pomerania y sale convertido en león, tigre, jirafa, oso panda o cebra. O una bola de pelo color púrpura. O una fresa. El peluquero brasileño cuenta con casi dos millones de seguidores en Instagram que defienden su trabajo artístico ante algunos comentarios que lo tachan de maltrato animal. “Son tintes suaves y los animales se divierten”, arguyen sus fans.
No es la primera vez que en las redes vemos perros teñidos y con cortes de pelo surrealistas. En China, hace años, una cafetería incluía en sus servicios transformar a los perros chow chow en osos panda, y un circo italiano los llegó a exhibir (antes de ser denunciado por maltrato animal y estafa al público). En Florida, donde teñir a los perros está prohibido, un fanático de Pokémon tiñó a su perro para que pareciera Pikachu y poderlo mostrar en un partido de baloncesto. En ese mismo estado, una bichón maltés estuvo a punto de morir por las quemaduras que le causó un tinte y tardó meses en recuperarse. En algunos estados de los EEUU se celebran concursos de “obras de arte” en color en el manto de los perros y hasta hicieron un reality show, Well Groomed, sobre esta práctica.
En nuestro país, si bien la , de protección de los derechos y el bienestar de los animales no habla específicamente del teñido del pelaje de los perros (como nos confirma el propio Ministerio de derechos sociales, consumo y agenda 2030), podría interpretarse en el texto cuando habla de “modificación corporal sin justificación veterinaria”, especialmente si implica “el uso de sustancias que puedan perjudicar al animal o alterar su comportamiento”, que se considera infracción.
A día de hoy podemos encontrar con un solo clic diferentes productos para teñir el cabello de los canes en varias plataformas de comercio online, desde geles comestibles o esprays de colores, que desaparecen en pocos baños, a tintes temporales, algunos de los cuales duran hasta 20 lavados. En uno de estos últimos, se puede leer la siguiente precaución: “No se recomienda su uso en mascotas menores de seis meses. No usar en gatos. No usar en mascotas con piel sensible, irritada o dañada. No permitas que las mascotas se laman. Evita el contacto con los ojos y la boca. Si sucede, enjuaga con una gran cantidad de agua durante 15 minutos. Si ocurren reacciones alérgicas durante la coloración, suspende el proceso inmediatamente y consulta a un veterinario”.
Lo que sucede es que es prácticamente imposible que un perro no se lama el pelo, ya que forma parte de su instinto y de su necesidad de acicalamiento. Y más, si el animal detecta algo distinto, un olor o una sensación rara. “Por muy naturales y suaves que se anuncien los tintes para perros, su ingesta no deja de ser perjudicial. Al final, para cambiar el color del pelaje, se necesitan productos químicos que son lesivos sí o sí”, apunta Iria Diaz, directora médica del Hospital veterinari Abat Marcet. A esto, hay que sumarle los efectos tóxicos por inhalación, que pueden ocasionar irritaciones respiratorias e incluso bronquitis.
La piel de los animales es más sensible que la humana porque está cubierta con pelo; si la piel se daña, quedan indefensos frente a los agentes externos
Pero lo peor son las posibles reacciones en la piel del animal: “Es cierto que los tintes que se comercializan no llevan la misma composición que los de las personas; aún así, pueden provocar al animal irritación, reacciones alérgicas, debilitación del pelo o alopecia”. Son especialmente delicados los cachorros o algunas razas como el bulldog, el bichón maltés, el west highland terrier o el caniche. “Hay que tener en cuenta que la dermis de los animales es más sensible que la humana porque está cubierta con pelo. La piel es el órgano más grande, que nos defiende de los agentes externos del ambiente. Si la piel se daña, quedamos indefensos frente a éstos y expuestos a las bacterias oportunistas que pueden infectarla”, añade Diaz.
Y prosigue: “He llegado a ver lesiones de mucha magnitud producidas por tintes, que han supuesto la muerte del animal por una abrasión, unida a una reacción alérgica. Todo esto ha llevado a una infección generalizada, a un shock séptico, y a la muerte del animal”. Si bien es cierto que en nuestro país no vemos a muchos perros teñidos, “en más de una, dos y más ocasiones me he encontrado con perros a los que han teñido porque habían envejecido y les habían salido canas”.
Cuidado con cortar demasiado el pelo a tu perro
“Por suerte, en nuestra peluquería nunca nos han pedido teñir a un perro. En todo caso, si alguien viniera y nos demandara ese servicio, no lo aceptaríamos. De la misma manera que no cortamos el pelo a ciertas razas cuya naturaleza es tener el pelaje largo, ni tampoco rapamos más allá de la distancia de seguridad que deben tener los perros en su manto. Si, por ejemplo, se rapa a un husky o a un labrador, cuyo pelaje debe mantenerse natural, es el equivalente humano a arrancarnos la piel”, explica Daniel Romero, de las peluquerías Animal Style.
Porque, al margen de los tintes, cortar el pelaje de un perro también tiene efectos en la salud del animal. Lo decíamos antes: el manto de los canes está diseñado para protegerlos del frío, del sol y del resto de agentes externos. Este pelaje compensa la delicadeza de su piel, que contiene mucha menos melanina que la de los humanos, el pigmento natural del cuerpo que frena los efectos de la radiación ultravioleta de la luz solar.
Rapar a un husky o a un labrador sería el equivalente humano a arrancarnos la piel
“Si quitamos a un perro su capa de pelo con un corte excesivo, lo dejamos expuesto al sol, con lo que puede padecer quemaduras fácilmente. Si además le cortamos el pelaje repetidamente, hasta puede desarrollar cáncer de piel, como me he encontrado en la consulta en varias ocasiones”, asevera la veterinaria Iria Diaz. “Por no hablar de que las sesiones de peluquería pueden ocasionar hernias discales si el perro es nervioso y el peluquero lo mantiene agarrado de forma severa durante todo el proceso. También he visto perros a los que se les ha agravado un problema del corazón después de una sesión de peluquería por el estrés que supone el lavado, cortado y secado, además por parte de una persona desconocida para el animal. Estoy en contra de que los animales vayan a la peluquería, porque, exceptuando algunas razas de pelo largo que necesitan un mantenimiento, es un capricho estético”, concluye Diaz.
Un perro sin su manto protector (imaginemos otra vez al husky o al labrador de los ejemplos anteriores) es un animal más vulnerable, “y eso puede afectar a su bienestar emocional, ya que un animal que siente incomodidad o molestias constantes tiende a mostrarse más inquieto, irritable o estresado”, expone la etóloga Sonsoles Nimo. Las razas en las que la peluquería estaría justificada serían los perros de aguas, los yorkshires o perros con mucho pelo en la cara, “para los que un corte adaptado puede ser beneficioso. Por ejemplo, si el pelo les cubre los ojos y les dificulta la visión, eso puede generar inseguridad en el día a día y hacer que estén más tensos o en alerta durante los paseos. En estos casos, un buen corte mejora su calidad de vida”.
Cortar o teñir el pelo a un perro no es algo que éste necesite ni espere
En los últimos años, el papel que los perros ocupan en nuestras vidas ha cambiado mucho. Antes, muchos de ellos tenían funciones muy concretas, como la guarda, el pastoreo o incluso la caza. Su vínculo con las personas estaba muy condicionado por ese trabajo. Sin embargo, hoy, la mayoría de perros conviven con nosotros, principalmente como animales de compañía, forman parte de la familia. Este cambio ha traído muchos aspectos positivos, pero también ha generado cierta confusión.
“A veces, tendemos a proyectar en nuestros animales necesidades que son más humanas que caninas. Un ejemplo claro es la estética: queremos que vayan siempre guapos, con cortes de pelo perfectos o incluso con complementos. El problema es que, desde el punto de vista del perro, ese tipo de manipulaciones como estar en un lugar desconocido, con extraños que lo cepillan, lo bañan o lo peinan, puede ser una fuente de estrés importante. No es algo que un perro, en la naturaleza, necesite ni espere”, apunta la etóloga. En resumen, estas prácticas, pensadas muchas veces para divertir a las personas, suelen ser innecesarias y potencialmente perjudiciales para los perros. Más que buscar que nuestro perro sea “gracioso” u “original” ante los ojos humanos, deberíamos priorizar su bienestar y respetar su naturaleza.