“Si se pusieran en fila todos los Neumáticos Fuera de Uso (NFU) reciclados en 2022, sería como ir de España a Nueva Zelanda”, afirma la Dirección General de Tráfico (DGT) en un artículo de su revista online, . “Equivale a la mitad del perímetro de la Tierra”. Y lo cierto es que, a pesar de que el reciclaje de coches ha descendido en los últimos años, “España es un ejemplo en la baja, retirada y tratamiento de Vehículos al Final de su Vida Útil (VFVU)”.
Según los datos recabados por la DGT, el año pasado se alcanzaron unos niveles del 88% de reutilización y reciclado; y más del 93% de los casos supuso el aprovechamiento total de todos sus residuos. Sin duda, esto son buenas noticias para el medioambiente y eliminación de residuos. Como puede leerse en la Memoria Anual 2023 de la Federación Española de Recuperación y Reciclaje (), cada vehículo reciclado “evita la emisión de unos 4.000 kg de CO2”. Esto “equivale a la combustión de 1.800 litros de gasolina”.

Para iniciar el proceso de reciclaje, los coches deben ser destruidos y los residuos llegan a las fragmentadoras, donde se rompen en fragmentos de 40 cm. como máximo
A mayor edad, más contaminación
Coches cada vez más longevos
Sin embargo, en torno a este asunto, uno de los problemas más graves es el alargamiento de la vida útil de los coches, que ha ido creciendo progresivamente desde 2015. El Real Automóvil Club de España () lo deja claro: no hay un momento exacto en el que un vehículo deba ser retirado, pero se estima que “los estándares de calidad para el motor rondan, en general, un mínimo de 150.000 kilómetros y una duración media en torno a los 250.000 kilómetros, dependiendo del uso y del mantenimiento”.
Podríamos hablar entonces “de una duración media de 10 años”, por lo que un coche podría llegar a los 15 o 16, como mucho, que es lo que sucedía hace años. En cambio, “en 2023 se han superado los 21 años de edad”, según la (Asociación Española para el Tratamiento Medioambiental de los Vehículos Fuera de Uso). Esto se traduce en el descenso de unidades en los CATs (tradicionalmente conocidos como ‘desguaces’) y el empeoramiento de la seguridad vial.
“El encarecimiento del coste de vida, la incertidumbre generada a los usuarios en relación a la tecnología de íܱDz a adquirir y, por último, la falta de apoyo de las instituciones, con planes de renovación eficaces, está suponiendo un alargamiento de la vida útil en los íܱDz”, explica la Asociación en su Memoria. Esta situación provoca que los coches que circulan por nuestras carreteras “sean cada vez más antiguos, más contaminantes y menos seguros”.

El reciclaje de íܱDz se realiza a través de una cadena que vela por la preservación del medioambiente
Una vida sin fin
El proceso de reciclaje a partir de los CATs
“Cada coche nuevo tiene una media de un 25% de acero reciclado”, indica la DGT. Una realidad a la que llegamos gracias al trabajo de fabricantes, Administraciones, Centros Autorizados de Tratamiento de Vehículos (CATs), empresas fragmentadoras y plantas de postfragmentación” . Es decir, una amplia cadena que parte del compromiso con el cuidado del medioambiente.
Así, “en nuestro país no hay prácticamente íܱDz en paradero desconocido”. Sostenía Manuel Kindelan, en el X Encuentro Nacional sobre Gestión y Reciclado de Vehículos Fuera de Uso (Madrid, 2024), que “los CATs y fragmentadores tienen capacidad para tratar más del doble de los íܱDz que actualmente están llegando al final de su vida”. Volvemos, de nuevo, a la longevidad de los coches a día de hoy.
A la hora de dar de baja un automóvil, desde 2004 es necesario realizar un trámite a través de los CATs, que se cifran en más de 1.400 en España y llevarán a cabo el registro oficial en la DGT. Lo mismo sucede en el caso de maquinaria agrícola, motocicletas, ciclomotoras y íܱDz de más de 3.500 kg.

Los neumáticos son unas de las piezas más importantes a la hora de reciclar
Hacia una economía circular
Las piezas que más se reciclan
Dentro de las piezas que se reciclan en cualquier vehículo, los neumáticos adquieren una especial importancia. “La gestión de este tipo de residuo, por sus características y por el volumen que se genera anualmente, se regula por Real Decreto 1619/2005, de 30 de diciembre (…), cuyos objetivos fundamentales se centran en prevenir su generación, establecer el régimen jurídico de su producción y gestión, así como fomentar, por ese orden, su reducción, reutilización, reciclado y otras formas de valorización, todo ello para proteger el medioambiente y avanzar hacia una economía circular”, informa el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ().
Además, se reciclan otras piezas, como las llantas, los faros, los salpicaderos o las baterías. En este último caso, añade la DGT, que “prácticamente el 100% de las baterías de plomo-ácido se recicla y la mayor parte del producto reciclado vuelve a emplearse en la misma aplicación”. También los motores y las cajas de cambios, catalizadores y los parabrisas suelen extraerse; así como también cabe la posibilidad de reciclar los parachoques.