Javier Peña es un divulgador de la ciencia del clima “que le gusta contar historias”. Ha dado a conocer ese conocimiento a través de las redes sociales y de su exitoso canal Hope en You Tube. Más de 322.000 seguidores en Instagram y otros 336.000 en Tick Tock avalan un estilo. Y ahora da un salto para presentar y conducirHope! Estamos a tiempo,una serie documental sobre cambio climático cuyos dos primeros capítulos se estrenan en RTVE Play el martes 22 y al día siguiente se podrán ver en La 2. Torrencial y expresivo, Peña exhibe una sinceridad que desarma.
¿Cómo surge este proyecto?
Todo esto surge de una idea, de una inquietud. Mi trabajo se había centrado en divulgar la acción climática a través del canal Hope y de repente descubrí el Proyecto Drawdown, creado por Paul Hawken y su equipo, y eso me rompió los esquemas.
¿Por qué?
Porque ellos se habían arremangado, habían hecho los deberes y habían calculado qué tendría que pasar exactamente para revertir la crisis climática en una generación y para que el planeta empiece a enfriarse y volver a un clima estable. Me cambió la estructura mental al comprobar que este grupo de expertos y de científicos había inventariado y modelado el impacto climático y económico de cada una de las soluciones que ya están disponibles. No tenía ni idea de que hubiera tantas soluciones a la crisis climática y que tuvieran tantos efectos beneficiosos.
¿Por qué dice que cambió su perspectiva?
Tras esas lecturas surgió un deseo y una necesidad de compartir ese mundo de soluciones. Pasé de pensar que los cambios nunca van a ocurrir y que se tendría que dar una revolución imposible para torcer el rumbo, a pensar que era posible la acción y que las soluciones que ya están en marcha, y de las que se habla poco, son totalmente escalables y además aportan muchísimos beneficios a nivel de bienestar social.
¿Cómo promovió su proyecto?
Decidí hacer un documental sobre cómo resolver la crisis climática, abordar el problema desde las soluciones. Tenía que ser global y tenía que mostrar ese universo tan desconocido y a la vez tan imprescindible.
No es un tema al que la televisión le haya prestado la debida atención atención…
La crisis climática es como una enfermedad que llevamos diagnosticando, certificando y viviendo varias décadas. Pero se nos ha olvidado muchas veces la otra parte. Además del diagnóstico necesitamos el tratamiento. Un prisma de soluciones, que va mucho más allá de lo que a todos se nos viene a la cabeza: paneles solares, coches eléctricos y comer menos carne.
Al final salió adelante su proyecto..
Lo presenté a una primera productora: les gustó mucho la idea, pero querían transformarlo en algo en clave divertida, con famosos, algo muy comercial, que a mí no me interesaba.
Y al final llegué al Gato Verde, que es una productora pequeña formada por gente que viene del movimiento ecologista de toda la vida, fundada por Mariano Baratech. Y decidieron apostar por la serie. Conseguimos reunir financiación para lanzar el proyecto con un crowfunding de casi 150.000 euros, uno de los más grandes que se ha promovido en el ámbito medioambiental. Luego vimos que el proyecto necesitaba más recursos para poder completarse. Y ahí ya entra ձ𱹾ó Española, Movistar y demás, y empezamos el rodaje.
¿Cuánto cuesta la serie?
El presupuesto es de 2,3 millones de euros. Quiero recalcar que esta docuserie es una apuesta que muchos consideraban imposible, un producto que no iba a atraer audiencias, y que espero que podamos demostrar que la valentía de la productora El Gato Verde, que se ha tirado a la piscina con todo, y de RTVE, que ha apostado por esto, estaba justificada y que realmente existe demanda para este contenido medioambiental con escala global Made in Spain. La televisión pública es uno de los principales financiadores.

Javier Peña
El relato hilvana una narración condicionada por la necesidad de presentar las soluciones de manera ordenada, pero no son capítulos temáticos.
Elegimos hilos conceptuales o emocionales, con un personaje fascinante que lo ejemplifica, para hilvanar las historias que dan cuerpo a las soluciones. Es importante resaltar que las soluciones elegidas están ahí porque son escalables, están maduras. Son puzle de más de 100 piezas que construyen un mundo nuevo, que nos permite soñar con iniciar la era de la regeneración. Un cambio de paradigma que nos permite regenerar la abundancia de la vida en la tierra, transformar nuestros paisajes y hacerlo de una forma en la que la gente salga ganando.
¿Puede ese enfoque conducir a que se caiga en optimismo desmedido?
Al revés. Los cálculos del proyecto de Drawdown son conservadores en sus cálculos y en sus escenarios, que se basan en multitud de papers (documentos científicos) publicados.
Queremos presentar lo que se puede hacer en estos años clave. Estamos en 2025 y tenemos que llegar a 2030 con una reducción de emisiones de 50% para tener alguna posibilidad de mantener el presupuesto de carbono por debajo del umbral que permitiría evitar un calentamiento por encima de 1,5ºC. Y ese presupuesto de carbono que nos queda se va agotando. Se trata de aumentar la escala de las iniciativas que ya se están tomando, y eso ya determina un cambio en el sistema en muchos casos.
No queríamos que fuera una clase de conceptos muy elevados o un debate ideológico abstracto, sino mostrar qué se puede hacer para cambiar el mundo
Y se atreve a entrar en cuestiones nada trilladas…
Entramos en asuntos como la transición económica y financiera, la ‘economía del donut’ de Kate Raworth o en la economía regenerativa.Pero no queríamos que fuera una clase de conceptos muy elevados o un debate ideológico abstracto, sino mostrar qué se puede hacer para cambiar el mundo. Por eso la mayoría de las historias están protagonizadas por agricultores, por ganaderos, por pescadores, por científicos o por pioneros en general. Gente haciendo cosas que se pueden ver y que se pueden tomar como modelo.
¿Ha buscado ser pedagógico…?
Elegimos poner el foco en lo que podemos hacer para cambiar el futuro en lugar de centrarnos en explicar el problema, y resulta ser la primera vez que se aborda en formato documental abarcando tantos sectores y a escala global. Es una serie pionera.
Es posible hacer una serie documental sobre cambio climático totalmente rigurosa y que te deje una sensación optimista, llena de posibilidades, empoderadora y que te invite a formar parte de algo que es más grande que cualquier persona. El movimiento por la regeneración, que va a definir el siglo XXI. Se trata de restaurar la abundancia perdida, regenerar las conexiones rotas, tanto en los ecosistemas naturales como en las sociedades humanas. Este es el propósito universal que puede unirnos en estos tiempos de división y odio. Y cuando bajas a tierra las soluciones compruebas hasta qué punto eso puede ser así. Agricultores, pequeños empresarios o gobiernos municipales que transforman los problemas en soluciones que benefician a todos.

Algunos de los personajes entrevistados
¿Qué quiso evitar, pues?
No queríamos que fuera otro catálogo de todo lo que está yendo mal, sino un recorrido por lo que podemos llegar a lograr si nos lo proponemos. Tenemos mucho más poder del que creemos. -Ha habido muchos reportajes, sobre todo eso. En el capítulo tres se habla de la pesca de arrastre y de piscifactorías, y se basa en una historia personal, pero ya hay centenares de reportajes sobre los puntos terribles del cambio climático.El 99% de las producciones ambientalistas, ecologistas o de naturaleza se centran en explicar la destrucción de la naturaleza y los impactos del ser humano. Y es un trabajo totalmente necesario que nos ha permitido entender lo que está pasando, pero ahora falta la otra mitad. Y ahora ¿Qué? ¿Cómo resolvemos esto?
La innovación y las soluciones son un terreno mucho más fértil que la angustia y el colapso
¿Cómo espera ahora que sea la acogida?
Queremos contagiar al espectador la idea de que lo que deseamos para nuestra vida existe, que ese mundo nuevo existe en pequeños trocitos alrededor del globo y que podemos hacer que crezca en escala. Es un optimismo basado en datos; ese el que queríamos poner sobre la mesa. Cuando la gente descubre una hay nueva forma de hacer las cosas que mejora el clima, la economía y aporta múltiples beneficios entra en este estado de excitación en el que la innovación y las soluciones son un terreno mucho más fértil que la angustia y el colapso.
Es una apuesta por una divulgación estratégica.
Un libro es un material escrito que permite poder explayarse en cada una de las soluciones. Pero la tele permite abrir muchas pequeñas ventanitas para que la gente luego siga investigando.
A veces se perciben que actuar contra el cambio climático es sinónimo de sacrificios.
Tendemos a relacionar el resolver la crisis climática con hacer sacrificios, y producimos argumentos que justifican nuestra inacción, mejor que lo hagan otros. Pero este nuevo repertorio de soluciones permite darle la vuelta a esto. En muchos de los casos, el sacrificio es mantener la forma actual. Muchas de las soluciones aportan ventajas productivas, económicas y estratégicas. Ventajas que justificarían su adopción masiva aunque no existiese el CO2.
Ha buscado casos concretos, reales y prácticos...
Presentamos agricultores que producen más gastando menos, países que ganan soberanía energética y reducen el precio de la luz, empresas y ciudades que convierten sus residuos en recursos de gran valor, regiones que ven el agua, la vida y la prosperidad social volver… lo costoso es mantener las viejas prácticas. Esta serie es un recorrido por lo mejor del ser humano, una certificación de lo que podemos lograr si nos lo proponemos. Un futuro que no se parece a Mad Max ni a una película distópica. Un horizonte esperanzador que perseguir.
Usted repite que se necesita una nueva narrativa...
Necesitamos un cambio de narrativa y entender que la solución a la crisis climática no son solo coches eléctricos o paneles solares. La crisis climática es el resultado de todo un abanico de interacciones que ser dan en todos los sectores y hay todo un repertorio de soluciones capaces de darle la vuelta a cómo satisfacemos nuestras necesidades, para crear más vida y más prosperidad en el proceso.

Javier Peña
Habla de regeneración, como eje de su visión…
Hay una frase que vi en una viñeta sobre regeneración que me encanta. Dice algo como “¿Y si resulta que los científicos estaban equivocados con el clima y hemos construido un mundo mejor para nada?”. De eso se trata. La regeneración significa más, no menos. Más prosperidad, más agua, más abundancia, aire limpio, un futuro deseable… El sacrificio es sostener la forma anticuada y miope que aún tenemos de satisfacer nuestras necesidades en muchos sectores. Esto es un paso hacia adelante, una gran revolución técnica y cultural que además de resolver muchos de nuestros principales problemas sociales es capaz de darle la vuelta a la crisis climática y a la degradación medioambiental, y además resulta que en la mayoría de los casos además es más barato, muchísimo más eficiente e infinitamente más deseable a todos los niveles. Y ese es el mundo que podemos elegir impulsar entre todos en estos años cruciales.
Entre todos los testimonios que recoge cuáles son los que más le han impactado.
Destacaría la historia de Nemonte Nemquimo, una la mujer Waorani, un pueblo indígena que vive en la Amazonia ecuatoriana, en Yasuní. Tiene mi misma edad, y es la primera generación de su pueblo en nacer en contacto con la civilización occidental. Ha tenido una vida muy dura por esto mismo, pero ha encontrado una fuerza impresionante que la ha llevado a liderar una lucha climática que ha marcado un punto de inflexión en la historia. El primer pozo petrolero en plena actividad que se cierra, y además fruto de un referéndum nacional. Que salga esta líder de donde ha salido es algo que tiene un valor inconmensurable.
Esta serie no sería posible sin Félix Rodríguez de la Fuente; se lo he dicho a su hija, Odile
Por edad, usted es mucho más joven, no conoció a Félix Rodríguez de la Fuente, cuyos programas de televisión marcaron a toda una generación…
Yo tenía toda la colección de los vídeos de El Hombre y la Tierra, que he visto 20 veces. Esta serie no sería posible sin Félix Rodríguez de la Fuente; se lo he dicho a su hija, Odile. Yo era un niño que en verano se perdía por el campo para buscar lirones caretos o mochuelos en los agujeros de las encinas. Rodríguez de la Fuente me inculcó una pasión muy grande; también han influido mi madre, que es bióloga, y mi abuelo, que ha vivido siempre en el campo y es un apasionado de la fauna.