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Hambre

EL JARDÍN DE LOS SENSATOS

Hambre
Divulgador económico

Estuve con los hijos de unos amigos. Siete chavales. El mayor se casa ahora. La pequeña va al colegio. Los cinco restantes, empezando a trabajar o en la universidad. Enamoramientos varios y fluctuantes.Y un denominador común: la buena educación. La finura en los detalles y en el hablar y en el vestir y en el estar.

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Esteban Biba / Efe

El Papa suele poner mensualmente una intención por la que pide que recemos. La de este mes de enero lleva un título: “Por el derecho a la educación”.Realmente, cuando la vi, no le di mucha importancia. Siempre he pensado que la educación es responsabilidad de los padres y que los colegios ayudan.Pero me encuentro con un párrafo escalofriante: dice que a causa de las guerras, las migraciones y la pobreza, unos 250 millones de niños y niñas carecen de instrucción en el mundo.Catástrofe educativa. Es lógico. En un mundo en el que hay 50 guerras, la educación de los niños es un asunto secundario.

En un mundo en el que hay 50 guerras, la educación de los niños es un asunto secundario

Hace años estuve en la Bananera Venezolana. En avioneta desde La Carlota, en Caracas, hasta San Felipe (me parece). Aterrizaje en una pista de tierra y en Land Rover hasta la plantación.

Trescientos sesenta mil bananos. Impresionante. Casi más impresionante, iglesia y escuela. Parecía una película de Buñuel.En aquel lugar, los propietarios se habían preocupado de las personas. Y la escuela estaba llena de niños.

En las 50 guerras no se llenan las escuelas y, si se llenan, los niños no tienen la cabeza clara, entre bomba y bomba.

Doscientos cincuenta millones de chavales que el día de mañana, o sea, muy pronto, dirigirán el mundo.Hay que hacer urgentemente un repaso de los presupuestos de las naciones. Hay mucha política y poco pensar en los demás.

No me basta con el 0,7% dedicado al desarrollo. Me sobran muchas cosas. Me sobran muchos. Todos los que viven de la política y no para los demás. O sea, todos los que no son, a pesar de sus alharacas, auténticos servidores del pueblo.Porque he descubierto 250 millones de críos pasando hambre de todo tipo: hambre de hambre y hambre de educación.Y no me puedo creer que solo nos hemos enterado el Papa y yo.

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