¿Qué hubiese pasado si el padre de Putin hubiese muerto en la Segunda Guerra Mundial, con el resto de su unidad, sin poder concebir a su hijo? ¿Qué hubiese ocurrido si Alejandro Magno hubiese muerto en batalla porque Clito el Negro no le hubiese salvado la vida; si Julio César no hubiese ido a los idus de marzo, como le suplicó su mujer; si Fleming, casualmente, no hubiese descubierto la penicilina; si Max Brod no hubiese publicado los escritos de Kafka a pesar de las instrucciones recibidas o si Georg Elser hubiese asesinado a Hitler en la Bürgerbräukeller, como casi hizo en 1939? Si cualquiera de estas pequeñísimas casualidades hubiese sido diferente, la historia, tal y como la leemos, habría sido otra.

El ejercicio es más extraño sin el sesgo del superviviente, la falacia lógica de observar lo que sobrevive, no lo que cae en el camino. ¿Qué posible científica murió de polio sin inventar la máquina de movimiento perpetuo; qué accidentes de avión fortuitos cambiaron la Guerra Civil o qué genio militar pereció por la gripe de 1918? Con estos pequeños cambios quizás, hoy, el principio de incertidumbre de Heisenberg se llamaría el principio Pérez; el general Mola hubiese ganado la Guerra Civil bajo la exhortación de ¡España, Mola! o el día D hubiese sido dirigido por el general Millar.
A los 50 años de la muerte de Franco, no debemos olvidar que su dictadura fue evitable
La casualidad no solo afecta a los grandes eventos, claro. Si el padre de este articulista no hubiese llamado a un apartamento y su madre, la enfermera Maureen, no hubiese respondido por casualidad, el autor no existiría y sus lectores estarían tristes. Así, cuando miramos al futuro, hemos de saber que su concreción dependerá de infinidad de casualidades.
Pero hay muchos eventos que sí sabemos que no han dependido de una casualidad concreta. El ser humano ha existido al menos 100.000 años, y en los primeros 90.000 ningún grupo ideó la agricultura, pero en los últimos 10.000 años la agricultura apareció en cinco sitios completamente diferentes e inconexos. Esto indica que no fue fruto de la casualidad, sino de condicionantes solo ocurridos los últimos 10.000 años. Ocurrió lo mismo con la moneda: fue inventada en Lidia (Anatolia) y China de forma inconexa. También ocurrió con el cálculo infinitesimal, descubierto independientemente por Newton y Leibniz. Si un gnomo borrara todos los textos de matemáticas y física, los matemáticos y los físicos reconstruirían y reescribirían la ciencia exactamente igual a como la conocemos hoy. La revolución industrial floreció en un solo lugar, Lancashire, donde nacieron la enfermera Maureen y este articulista. Ocurrió por ser un lugar con unas condiciones muy específicas: un sistema legal sólido; demanda de carbón; la existencia de mucho carbón en minas profundas (y, por tanto, inundables); la posibilidad de aplicar máquinas del sector textil local para drenar minas inundadas, y familias maravillosas.
Así, a pesar de tener una tendencia a fijar el pasado como algo inexorable, sabemos que es, en parte, fruto de la casualidad. También sabemos que, si las condiciones existen, los hechos acaecerán. Además, es comúnmente aceptado que muchas cosas no son el resultado de la casualidad, sino del trabajo, por eso se dice que el éxito es un 99% de transpiración y un 1% de inspiración. En una red social, podríamos simplificar y decir que la casualidad es el causante del 50% de las cosas, y por eso a veces parece que los monos controlan el zoo.
Así, cuando asistimos a los 50 años de la muerte de Franco, no debemos olvidar que su dictadura fue evitable y que muchas de sus concreciones, como que el general Francisco Franco fuese proclamado ұԱí y asumiese un poder dictatorial vitalicio, fueron fruto de la casualidad, no del destino. Pero también aceptemos que fueron el resultado de poderosas fuerzas y condicionantes, incluyendo un durísimo choque político y cultural; la habilidad de los protagonistas, y el esfuerzo de muchos.
Pensémoslo cuando, como sociedad, planifiquemos el futuro, cuando intentemos identificar nuestros zeitenwende climáticos y militares y cuando afrontemos nuestros retos. Debemos estar preparados para lo inesperable, la causalidad nos ha avisado. Hagamos todo esto, así las personas podremos arrebatar la gestión del zoo a los monos.