bet365

El arte de saber irse

El arte de saber irse
Emilio del Río
wires-import

Un pueblo vecino, los ecuos, amenazan con destruir Roma. Año 458 a.C. Se decreta el estado de excepción y los romanos nombran un líder para afrontar la crisis. Van a buscar a Cincinato, que está en su campo, trabajando la tierra con el arado. Cuando los emisarios del Senado le informan de la situación, sacrifica su interés personal por el común –“este año mi campo quedará sin siembra”– deja el arado, se viste la toga y acude al servicio de la República.

Lo extraordinario no es que organi­zara la defensa de Roma en tiempo récord ni que derrotara a los invasores en apenas 16 días. Lo asombroso es lo que hizo después: no agotó el mandato extraordinario de seis meses, entregó su cargo y volvió a su arado. Sin maniobras para perpetuarse, sin cambiar las reglas a su favor. Terminó su trabajo y regresó a su trabajo anterior.

Retrato de George Washington pintado por Rembrandt Peale.

Retrato de George Washington pintado por Rembrandt Peale.

Colección de la Casa Blanca

Más de dos mil años después, George Washington haría lo mismo. Tras liderar y vencer en la guerra de Independencia, pudo quedarse en el poder, pero lo rechazó. Consciente del precedente que sentaba, temía que, si moría en el cargo, la presidencia se convirtiera en un nombramiento vitalicio. En cambio, renunció tras dos mandatos, estableciendo un límite que se convertiría en norma.

Lee también

Amor platónico

Emilio del Río
Horizontal

En su honor, la ciudad de Cincinnati se llama así, pues el presidente estadounidense era considerado un Cincinato moderno, ya que recordaba al romano que también supo cuándo marcharse. Ambos dejaron el poder en la cumbre de su trayectoria, sin necesidad de agarrarse al cargo ni de urdir maniobras para prolongar su mandato. Y lo hicieron sin tener, ni haber tenido, ningún escándalo o problema político. Simplemente entendieron que el poder es un servicio temporal, no una propiedad personal.

Hoy en día, hay quienes están más preocupados por resistir que por servir

Si comparamos su ejemplo con la política actual, salimos perdiendo. Hoy en día, hay quienes están más preocupados por resistir que por servir, aferrándose a sus cargos a costa de todo, sin importar el daño que puedan causar a las instituciones. Nadie duda de su tenacidad, digna de un atleta olímpico, pero convendría recordarles que la política no es un manual de resistencia, sino de responsabilidad.

Cincinato o Washington nos recuerdan la dignidad de un cargo público. Sin embargo, en la España actual el pro­blema no es solamente que algunos no quieran seguir su ejemplo. Es que ni siquiera comprenden por qué lo hicieron.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...