El Rasputin del siglo XXI
El monje y místico ruso Grigori Yefímovich Rasputin (1869-1916) tuvo una gran influencia en los últimos años de la dinastía Románov. Su estrecha relación personal con el zar Nicolás y su esposa Alexandra levantaron muchas envidias y temores en el periodo previo a la revolución roja, y Rasputin terminaría siendo asesinado.
Rasputin no murió envenenado con cianuro, ni tuvo que ser tiroteado para morir. Según su hija y los datos corroborados sobre su cadáver, el monje murió de un tiro en la frente. Su cuerpo, eso sí, fue arrojado, encadenado, a las aguas heladas del río Nevá a su paso por San Petersburgo, donde fue hallado unos días después. Su leyenda le sobrevive y su nombre, Rasputin, se asocia al oscurantismo, la sed de poder y la manipulación religiosa.
Comparar a Rasputin con Elon Musk no procedería, aunque sí que se reflejan algunas similitudes que conviene resaltar. No hay duda de la influencia de Musk sobre Donald Trump y existe la certeza de que muchas de las polémicas decisiones del presidente norteamericano siguen las pautas del propietario de Tesla, Space X y la red social X.
Al igual que ocurrió en la cúpula del zar Nicolás, son muchas las personas de la actual Administración Trump que han alertado de que la ascendencia de Musk sobre el presidente es más profunda de lo que sería aconsejable.
Más allá de las polémicas decisiones de Trump, está en juego la destrucción de los pilares de la república norteamericana
La polémica presencia de Musk y su hijo X Æ A-Xii en la sala oval de la Casa Blanca, sus discursos radicales en los mítines del presidente, sus tuits en X y las recientes imágenes del presidente Trump subiendo al Marine One con ese mismo niño han hecho saltar todas las alarmas.
La revista Fortune acaba de publicar que el presidente Trump podría estar distanciándose de Musk, al comprobar un conflicto de intereses entre los objetivos empresariales de Tesla y la política de aranceles que EE.UU. quiere imponer a China. Pero ¿se trata de un deseo o de una realidad?
Más allá de las polémicas decisiones de Trump, está también en juego la destrucción de los pilares de la república norteamericana. Y en este sentido, la presencia omnipresente de Musk ha pasado de ser notable a seriamente preocupante. Musk, un iluminado que entiende perfectamente que la religión del siglo XXI es el poder y el dinero, está actuando como un actualizado Rasputin y, como ocurrió con el monje ruso en la corte zarista, su influencia en el 1600 de la avenida de Pensilvania es muy sólida. ¿Demasiado?