No se meti贸 en pol铆tica para forrarse como algunos miserables, sino porque no le bastaba con ser el hombre m谩s rico de la Tierra. La alianza de Elon Musk con Donald Trump no ha llegado a los cien d铆as, tras comprobar que ha sido el peor negocio de su vida. Los datos son irrefutables: en tres meses ha perdido un tercio de su fortuna y las acciones de Tesla han pasado a valer la mitad. Y, adem谩s, el octavo lanzamiento de un megacohete Starship, con los que espera ir a la Luna y Marte, estall贸 al poco de lanzarse desde Boca Chica (Texas), lo que result贸 un mal presagio.
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Los inversores no quieren ruido. El dinero se lleva mal con las extravagancias. Sus salidas de tono en las redes sociales, sus complicidades con Trump y los indiscriminados recortes federales han sido muy mal percibidos por una parte de la propia sociedad americana. Sus apariciones con la motosierra regalada por Milei, con la extrema derecha alemana, su irrupci贸n en el despacho oval en camiseta y con uno de sus hijos en sus abrazos le han hecho un da帽o reputacional de gran magnitud. Ha llegado a llamar 鈥渢raidor鈥� a un senador dem贸crata condecorado como militar veterano y como reputado astronauta, como si se hubiera convertido en un rey Ub煤 tecnol贸gico.
En tres meses, el propietario de Tesla ha perdido su reputaci贸n y 130.000 millones
La cruzada arancelaria de Trump tampoco le ha favorecido. Entre otras razones porque fabrica buena parte de sus Tesla en China. Nunca form贸 parte del Gobierno de EE.UU., pero fue ungido por Trump ante el Ejecutivo como su referente, al que deber铆an hacer caso en sus resoluciones al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental. Muchas de sus decisiones han sido paralizadas o han acabado en los tribunales.
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El presidente, ante las primeras dificultades de Tesla, se aprest贸 a convertir la Casa Blanca en un concesionario improvisado de sus coches. Pero despu茅s Musk tuvo serios enfrentamientos con el secretario de Estado, Marco Rubio, a quien le exigi贸 despedir m谩s diplom谩ticos y con el asesor Peter Navarro, del que dijo que era m谩s tonto que un saco de ladrillos. Tras 95 d铆as de piruetas teatrales y bromas circenses ha perdido 130.000 millones. Se va de la pol铆tica con la misma velocidad que su Starship. Esperemos que no estalle.