Desde que Ildefons Cerdà concibió la plaza de las Glòries como el centro de la nueva Barcelona este espacio no se ha librado de la maldición que la ha condenado a ser un no lugar. Ahora, va camino de convertirse en un sitio más amable para el barcelonés, un gran parque urbano que comenzó a proyectarse hace más de 20 años y que va tomando forma, aunque todavía no de manera definitiva.
En su entorno han ido surgiendo predios icónicos como la torre diseñada por Jean Nouvel, el nuevo mercado de los Encants o el DHUB, pero faltaba llenar de contenido ese gran espacio central del que hace ya una década desapareció el tambor viario construido en la etapa preolímpica. Faltan aún bastantes años y muchos millones de euros más para completar el puzle, que en los tiempos venideros tendrá que colocar las piezas de vivienda y equipamientos, pero ya se adivina el punto de llegada.Y como apunta hoy Silvia Angulo en las páginas de Vivir, serán los barceloneses quienes dictarán sentencia y decidirán si las nuevas Glòries hacen por fin honor a su nombre.