Continuidad en el Vaticano. El cónclave que durante dos días ha reunido en la Capilla Sixtina a 133 cardenales de todo el mundo eligió ayer, tras cuatro votaciones, al estadounidense Robert Prevost (de 69 años) como nuevo Papa. El 267º pontífice, que ha adoptado el nombre de León XIV, era un hombre muy próximo al papa Francisco, en cuya estela se inscribe y al que ayer expresó dos veces su reconocimiento en su mensaje a los miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro. Su vocación misionera y su preocupación por los pobres lo acercan al magisterio de su predecesor. Y el mismo nombre elegido para su pontificado es muy significativo, al trazar una línea de continuidad con el legado de León XIII (1878-1903), cuya histórica encíclica Rerum novarum en defensa de los derechos de las clases trabajadoras puso las bases de la doctrina social de la Iglesia.
Robert Prevost, primer papa estadounidense y primero agustino, nació en Chicago en 1955 en el seno de una familia de ascendencia francoitaliana y española. Doctor en Derecho Canónico, además de licenciado en Matemáticas y Filosofía y poseedor de una Maestría en Divinidad (teología), es un políglota que habla cinco idiomas: inglés, español, italiano, francés y portugués. Durante su discurso de ayer, en italiano, introdujo un corto pasaje en español para saludar a los fieles de su antigua diócesis peruana de Chiclayo, en la que ejerció como obispo entre el 2015 y el 2023. La mayor parte de su carrera eclesiástica está, de hecho, vinculada a Perú, país del que también tiene la nacionalidad.
De vocación misionera, el nuevo Papa se inscribe en el legado de León XIII y la doctrina social de la Iglesia
León XIV ingresó en la Orden de San Agustín en 1977 y, tras ser ordenado sacerdote, fue enviado a la misión peruana de Chulucanas. En Perú estuvo, en sucesivas etapas, más de cuarenta años, como misionero, párroco y profesor, hasta que en 2015 el papa Francisco lo nombró obispo de Chiclayo. En el 2023, finalmente, el pontífice se lo llevó a Roma nombrándolo prefecto del Dicasterio para los Obispos, un puesto de extrema confianza y de notable influencia, pues es la instancia responsable del procedimiento de selección y nombramiento de los obispos. Sin ser uno de los nombres que sonaban como principales favoritos, su proximidad a Francisco y su responsabilidad en el Vaticano habrán tenido un peso decisivo en el voto de los cardenales que, procedentes de 70 países de los cinco continentes, disponían de escasa información sobre sus pares y los posibles candidatos.
Hombre discreto, con fama de dialogante y moderado, el gran reto de León XIV será a partir de ahora tratar de suturar las divisiones que atraviesan a la Iglesia entre progresistas y conservadores. El movimiento contrario a Francisco y sus reformas ha tenido justamente en su país, Estados Unidos, su foco más beligerante, con el cardenal Raymond Burke, patrono emérito de la Soberana Orden Militar de Malta, a la cabeza de los tradicionalistas. El resultado del cónclave no ha sido para estos precisamente favorable. En su primer mensaje en la plaza de San Pedro, Robert Prevost llamó, en todo caso, a “construir puentes con el diálogo, con el encuentro” y propuso “caminar juntos como una Iglesia unida, buscando siempre la paz y la justicia”.
Otro de los asuntos espinosos que León XIV deberá abordar durante su papado es el de los abusos en el seno de la Iglesia, una cuestión en que podrá ir consolidando y avanzando en el camino marcado por su predecesor no sin problemas, porque tampoco ha conseguido disipar las dudas.
El Pontífice tiene el reto de suturar las divisiones internas entre progresistas y conservadores
El presidente de EE.UU., Donald Trump –de quien el nuevo Papa no puede estar ideológicamente más distante–, celebró formalmente la elección de Prevost como un “honor” para su país y se dijo “impaciente” de poder reunirse con el nuevo jefe de la Iglesia católica. Y su vicepresidente, J.D. Vance, convertido al catolicismo en el 2019 y exponente del ala más ultraconservadora hizo lo propio: “¡Felicidades a León XIV, el primer Papa estadounidense, por su elección! Estoy seguro de que millones de católicos estadounidenses y otros cristianos orarán por el éxito de su labor al frente de la Iglesia. ¡Que Dios lo bendiga!”, escribió Vance.
Más allá de esta cortesía formal, lo cierto es que la elección de Prevost es un jarro de agua fría para la actual Casa Blanca, que auspiciaba un giro conservador en el Vaticano y cuyas injerencias (algunas caricaturescas, como la imagen de IA de Trump vestido de Papa) se habrán demostrado contraproducentes. El nuevo Papa, en todo caso, ya ha dado el tono en el pasado, criticando la política de la Administración Trump contra los inmigrantes.