Sin compararnos con los preparacionistas y sus kits de supervivencia para encarar la llegada del apocalipsis, los conspiranoicos que en todo atisban manos negras o los desconfiados de que cualquier tiempo futuro sea mejor, lo cierto es que nos embarga una sensaci贸n de colapso. Parece que nuestra cabeza, e incluso nuestro mundo, est茅n abarrotados como el buz贸n del correo, a punto de bloquearse. 鈥淣o m谩s acontecimientos hist贸ricos鈥�, suplican algunos ciudadanos que sienten un pavor inclasificable. Cuanto m谩s exaltamos los placeres sencillos, m谩s sofisticada se pone la inteligencia, de forma que lo artificial parece poder superar gran parte de las limitaciones humanas, excepto la estupidez.
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Tantos debates est茅riles sobre energ铆a, seguridad o aranceles nos distraen de un vac铆o que se agiganta. Entre mis amigos ha regresado la fantas铆a del pueblo, el huerto y las gallinas, una tendencia que siempre inspira m谩s a los urbanitas que a los nativos rurales. Porque esa idealizaci贸n del pan reci茅n horneado y las sombras frescas en los empedrados esconde los hedores porcinos y la visi贸n inclemente del campo yermo.
Comprar una radio de pilas o un tocadiscos es un gesto de autosuficiencia
Desde hace algunos d铆as he encontrado una chispa de alegr铆a en los v铆deos de una tienda de vinilos del Mercado de las Pulgas de Par铆s. Las paredes, cubiertas de portadas que nos recuerdan lo j贸venes que fuimos, acogen a sus visitantes que eligen viejos elep茅s mientras se mueven al ritmo de Lisa Stansfield o Womack & Womack. Por un instante, se borra toda marca de los peque帽os dolores que se inscriben en el 谩nimo y ese cuchitril se convierte en un santuario de felicidad.
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No hay un gesto de dimisi贸n en el acto de comprar una radio de pilas 鈥揼lorificadas por el apag贸n鈥�, un tocadiscos o una m谩quina de escribir sino de autosuficiencia. Nos hemos hecho dependientes de una comodidad inc贸moda, y hasta pretendemos que el mando a distancia grad煤e la intensidad de nuestras vidas como un medicamento regula la serotonina cada vez m谩s insatisfecha.
Yo hab铆a olvidado cu谩nta dicha cabe en un vinilo mientras la aguja surca el disco negro y de repente tropieza con esa raya que nos hace recordar cu谩n imperfectos somos. Fluir es un verbo de moda que anula el compromiso. Girar , en cambio, es un desaf铆o constante que abraza los temblores del alma y del cuerpo. Deja que suene la m煤sica.