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Un concierto con mocos

En las salas sinfónicas, tanto el público como los artistas han tenido que acostumbrarse a las toses y a timbres de móvil, pero lo que no podían esperarse quienes acudieron este domingo, tan felices, al muy especial concierto de Gustavo Dudamel y la London Symphony en el Palau de la Música Catalana, es que un señor al fondo de la platea les daría un recital paralelo sorbiéndose sonoramente los mocos. Un antojo nada higié­nico que, a tenor de su frecuencia rutinaria, debía haber derivado en tic nervioso.

A parte de desagradable al oído y de dar acústicamente al traste con la fabulosa sinfonía վá de Mahler con la que Dudamel estaba llevando al éxtasis al público del BCN Clàssics, el constante sorber de mocos de aquel individuo instaló una sensación de repugnancia y disgusto en la sala, como si el viajar de la sustancia pringosa no pudiera abandonar la mente de quienes habían pagado una buena cantidad por asistir al evento. Y así, con resignación generalizada, se llegó al final del debut del maestro venezolano al frente de la magnífica orquesta inglesa...