Este año tengo la suerte de acompañar a dos equipos de robótica formados por chicas de secundaria que, tras un año de trabajo intenso –tardes, fines de semana, y muchas horas de dedicación–, han conseguido clasificarse para dos finales internacionales de la First Lego League: una en Massachusetts y otra en Ciudad del Cabo. No queda nada, en menos de un mes han de viajar.
Para cualquier estudiante, este tipo de experiencias son únicas. Pero para ellas, chicas que han apostado por la tecnología y la robótica, suponen mucho más: una oportunidad para crecer, para inspirar a otras chicas y demostrar que las mujeres tienen mucho que decir en el mundo Steam.
Sin embargo, ahora que han llegado tan lejos, se encuentran con una realidad que duele: el coste del viaje es muy alto, y aunque no dejan de oír mensajes sobre la importancia de que haya más mujeres en la ciencia y la tecnología, lo cierto es que muy pocas empresas responden a sus solicitudes de patrocinio. Y menos aún son las que deciden prestar apoyo. Ojalá más entidades y empresas se animen a apoyar este tipo de iniciativas. Por supuesto, gracias a las que ya lo hacen. Apostar por el talento joven es invertir en un futuro mejor.
Inma Balcells
Barcelona