La llegada de IA como ChatGPT ha facilitado mucho la labor de los escritores. Lo que antes requería muchas horas de dedicación, ahora puede hacerse en cuestión de horas, y sin que ello suponga una merma en la calidad, siempre y cuando tengamos en cuenta que se trata solo de herramientas de ayuda, que requieren supervisión y que en modo alguno pueden reemplazar al autor. El problema surge cuando se pretende utilizar la IA como una suerte de negro virtual para que escriba libros que luego, sin la menor revisión, se po- nen directamente a la venta en formato digital en diferentes plataformas.
Y por si alguien albergaba dudas sobre esta realidad, Amazon ha limitado el número de libros que una persona puede autoeditar en su plataforma con el objetivo, entiendo, de evitar que el mercado se vea inundado de miles de libros diarios de muy baja o nula calidad.
Lo sorprendente, y que da una idea de la magnitud del problema, es el ritmo de nuevas publicaciones que Amazon permite a cada persona. A ver si lo adivinan: ¿uno al mes? ¿uno a la semana?... Pues no, el límite impuesto por Amazon a un autor es de ¡tres libros nuevos al día! Insisto: ¡tres al día! O el límite es muy generoso –y en ese caso no tendrá ningún efecto– o bien es realmente restrictivo frente a la ingente cantidad de libros que esos autores publicaban a diario y que Amazon no ha dado a conocer.
Ernesto M. Carvajal Hedrich
Barcelona