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Para muestra un botón: después de semanas de amenazas, Estados Unidos aumentó los aranceles al mundo entero, antes de rápidamente dar marcha atrás el miércoles, pausándolos por 90 días. Planificar producción para las industrias farmacéuticas y de cosméticos catalana, los vinicultores del Duero, o las maquiladoras de Sonora, é澱 en este momento también parecería ser la tarea de Sísifo y la piedra que nunca llega a la cima.
Sin embargo, se puede sustraer del cálculo mucha de la incertidumbre reinante si nos regimos por dos principios: Primero, no enfocarnos tanto en tratar de descifrar cuáles son las metas económicas de la administración del presidente Donald Trump, ya que en el mismo Washington no lo tienen claro sus propios asesores quienes frecuentemente se contradicen el uno al otro. Segundo, si no hay claridad en Washington, Europa y Latinoamérica tienen que apostarle a la certeza y no titubear, sea cual sea la fórmula que se escoja. Simplemente, un buen timonel no da bandazos en medio de la tormenta; enfila el barco y mantiene la mano firme en el timón.
Comenzando con el primer punto, la reacción natural a esta montaña rusa arancelaria es buscar entender cuál es el “end game” macroeconómico del gobierno americano. Pero un día Washington dice que busca reconstruir el sector de manufactura de Estados Unidos, lo que indicaría que los aranceles son a largo plazo para incentivar el traslado de fábricas y otras operaciones a territorio estadounidense.
Pero otro día el mismo Trump dice que su meta es forzar a que la Unión Europea le compre más hidrocarburos. Al igual, el secretario del tesoro de EE. UU. dijo el lunes pasado que estaba en negociaciones con Japón a la vez que el zar de comercio exterior Peter Navarro publicaba un editorial en el Financial Times aseverando que negociar no era una opción. Y este fin de semana, después imponer aranceles de 145% al gigante asiático, Trump creó una excepción para los ordenadores y teléfonos móviles. Decir que la inconsistencia es parte del plan es quedarse corto.
¿Entonces que impulsa la política económica de la administración Trump? La respuesta está en cómo siente el presidente americano que lo perciben sus públicos. A nivel internacional busca ser respetado, hasta temido, sobre todo entre los que una vez fueron aliados del Tío Sam. Pero más importante aún para él es su popularidad en casa. Mucho antes de debutar en el reality empresarial El Aprendiz, Trump aparecía frecuentemente en programas como Lifestyles of the Rich and Famous (Estilos de vida de los Ricos y Famosos) en los 80 y 90 y sus participaciones en películas y programas televisivos eran ya bien conocidas en Estados Unidos. La imagen personal es su principal producto.

Donald Trump, gesticulando en la Casa Blanca.
La imagen personal es el principal producto de Trump, para quien es más importante supopularidad en casa
Esa imagen de exitoso hombre de negocios fue un factor importante (aunque no el único) por el cual muchos votantes preocupados por la economía lo devolvieron a la Oficina Oval. Los sondeos consistentemente le dieron la ventaja a Trump sobre Kamala Harris en economía. Por ejemplo, arrojó en octubre que el 42 por ciento de los votantes confiaban más en el manejo económico de Trump frente al 24 por ciento que creían lo mismo de Harris.
Pero desde que Trump asumió el cargo en enero hasta la primera semana de abril, la confianza en su gestión económica había caído 10 puntos de acuerdo a . Y entre el público cuya aprobación Trump más busca, los magnates empresariales y financieros de Estados Unidos, se ha visto un giro desde la celebración con gorras rojas de Make America Great Again (MAGA) en Wall Street en noviembre del ’24, a las críticas de aliados como el financista Bill Ackman, quien dijo que las movidas de la Casa Blanca conducirían a un “invierno nuclear económico auto infligido” o el mega benefactor político de Trump, Ken Griffin, quien tildó las acciones de Trump como “un gran error de política pública” que afectaría a la clase media.
El bandazo económico del miércoles y jueves explica lo central que es la imagen personal dentro de este ajedrez. Esto mismo ocurrió a principios de marzo, cuando después de encañonar a é澱 y a Canadá, Trump pausó también los aranceles contra los productos de sus vecinos tras las críticas –aunque muy sutiles y en privado-- del sector automotriz.

La presidenta mexicana Claudia Sheinbaum, en una conferencia en el Palacio Nacional, en Ciudad de Mñexico.
Ese ejemplo, en especial la gestión de la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum, nos ilustra el segundo punto, que puede ser muy útil para los sectores afectados en España y el resto de Europa. Una de mis colegas, con amplia experiencia en el mundo de la diplomacia, describe las movidas de Sheinbaum como “un ballet magistral” donde ha logrado un equilibrio entre el sentimiento nacionalista mexicano con darle a Trump lo que el percibe como victorias –como ordenar 10.000 soldados a la frontera con Estados Unidos para controlar la migración irregular, aunque este tipo de despliegues se hacían también durante la administración de Joe Biden, sans una crisis de por medio.
Claro, el manual de Europa no debe ser el mismo de é澱, ya que este está bastante integrado económicamente con Estados Unidos, mientras Europa tiene un comercio exterior mucho más diversificado y un mercado interno mucho más grande.
El manual de Europa no debe ser el mismo de é澱, ya que este está bastante integrado económicamente con EE.UU.
Lo que sí aplica es que Sheinbaum se fijó una estrategia y la ha mantenido. También, ella ha utilizado a su favor que a su homólogo del Norte le preocupa más el golpe mediático que pueda recibir si la crisis se vuelve sinónima con su nombre. Es más, los demócratas están utilizando el término “Trump Slump” o “bajón de Trump”. Frente a ese riesgo: cualquier otra meta económica es secundaria.
El otro aspecto del ejemplo mexicano es que tras bambalinas é澱 y su sector empresarial han cultivado una serie alianzas que van desde lo más obvio como las empresas americanas que operan en su territorio, a congresistas con distritos impactados por el comercio bilateral, a cámaras de comercio y otros actores cuyas opiniones influyen en cómo Trump se percibe.
En el caso español y sus sectores impactados, aprovechar la tregua en la guerra arancelaria para fortalecer, o hasta establecer alianzas estratégicas dentro de Estados Unidos será clave. Colaborar con “think tanks” que muchas veces guían la formulación de política pública a través de sus relaciones con la clase política es muy importante. Hasta abordar sectores como los trabajadores portuarios, o las empresas de transporte terrestre en estados con influencia en la Casa Blanca como la Florida, Texas y Carolina del Sur, suma.
Nadie dijo que sobrevivir —y mucho menos prosperar— en medio de una vorágine económica global sería fácil. Pero las claves frente a una situación incierta, son no parpadear y demostrar firmeza por un lado. Y simultáneamente, dado lo que motiva a Trump, es influenciar a esos públicos de los que tanto depende su autoestima. Teniendo eso en cuenta será mucho más fácil acertarle a una diana que está en constante movimiento.

Donald Trump, en el Despacho Oval de la Casa Blanca.
*José Dante Parra es socio de la firma de comunicaciones estratégicas FGS Global y lidera FGS Próspero, la división de la agencia especializada en temas hispanos. En 2014, fundó Próspero Latino, una firma de comunicación estratégica bilingüe, con sedes en Miami y Washington, D.C. José inició su carrera en el sur de Florida como periodista, primero en The Miami Herald y luego en el South Florida Sun-Sentinel.
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