2013. En una investigación contra la venta de drogas en Internet la Policía Nacional encuentra un sobre con unas huellas dactilares que no coinciden con ninguno de los sospechosos fichados en las bases policiales. La pista cayó en el olvido, hasta 12 años después cuando se ha puesto nombre y apellidos a aquella pista próxima a los narcotraficantes: Óscar Sánchez Gil, el inspector jefe de la UDEF actualmente en prisión después de que sus compañeros de Asuntos Internos le encontraran 20 millones de euros emparedados en su casa. Aunque la investigación contra el jefe policial la han situado a principios de 2019, del sumario judicial, al que ha tenido acceso bet365, se desprende que los inicios de su negocio narcopolicial empezaron, al menos, seis años antes.
Salto a 2016. Sánchez era ya inspector de policía, primer nivel dentro de la escala ejecutiva. Había logrado situarse, desde seis años antes, en la UDYCO Central, la élite del cuerpo que investiga las grandes operaciones contra la droga y el crimen organizado. En aquel año introduce un nombre en el sistema de cooperación policial: José Luis López Rodrigo, dejando constancia de que es un colaborador bajo su tutela o supervisión. Lo que acaba de hacer se convertiría en su modus operandi durante muchos años: proteger a su gente registrándolos como colaboradores de la Policía. Si más adelante alguien introducía en la base alguna referencia sobre ellos, él mismo podría comprobarlo. Como muestra un botón: cinco años después de meter en el sistema a López, logró salvarlo de su detención segura con un soplo tras la aprehensión de un alijo de cocaína de 1.600 kilos.
Durante su etapa en la UDYCO
Coló a su socio Torán, un narco ya detenido, como colaborador en los ficheros policiales
2018, dos años más tarde. Sánchez da un salto cualitativo al incluir el nombre de un pez gordo, Ignacio Torán, quien los investigadores sitúan ahora como capo de la organización desmantelada. Un viejo conocido de la Policía Nacional desde los años 90 por su relación con el tráfico de drogas, llegando a ser detenido en 1999, 2003 y 2007. También fichado por la Guardia Civil por un amenazas, detención ilegal y lesiones. Sin embargo, Sánchez había logrado colar a Torán ante sus jefes de la UDYCO como su confidente, pese a que realmente eran socios. De hecho, cuando Torán fue detenido le dijo a uno de los agentes que era colaborador, a sueldo, “del jefe de la UDEF”.

Tras un soplo, Asuntos Internos siguió los pasos de Óscar Sánchez durante un año
Sánchez no era una simple manzana podrida que se pasó al narco a cambio de una escueta mochila con dinero. El jefe de la UDEF tenía un fructífero negocio: daba protección y seguridad para que miles de kilos de cocaína llegasen a España vía marítima, normalmente desde Colombia o Ecuador. Sus herramientas –informáticas y humanas- le permitían monitorizar los contenedores con droga escondida, a la vez que controlaba si algún miembro de la organización estaba siendo investigado por otros compañeros del cuerpo. Sánchez, con número de placa 101.204, se amparaba en investigaciones reales para introducir los datos de sus “protegidos”, según explican los informes de Asuntos Internos, la Fiscalía Antidroga y el juez de la Audiencia Nacional Francisco de Jorge. Sus resultados: llegó a controlar cerca de 600 contenedores a la vez que avisaba a su gente de confianza para que huyeran antes de ser detenidos.
El modus operandi era introducir en el sistema de cooperación policial (Gati) el número de contenedores, empresas y nombres de su organización dentro de investigaciones reales. Cada unidad que inicia una investigación debe introducir los datos y así conocer si otras brigadas también están detrás del mismo objetivo y compartir información. Él los metía como cebo. Así podía conocer a través de esta herramienta si alguno de los suyos estaba bajo la lupa policial. Y mientras tanto, se iba poniendo medallas como un agente que luchaba contra mafias y criminales.

Asuntos Internos trazó los esquemas de la estructura criminal que el grupo fue creando
Durante los primeros años
Recibía transferencias esporádicas, pero luego pasó a tener un sueldo fijo de 4.500€
Su doble vida tenía un riesgo, pero el beneficio económico compensaba. En 2019 ya empezaba su emporio. Desde empresas vinculadas a Torán recibía por varias vías sus ingresos. Por un lado, a su cuenta corriente –conjunta con su mujer, Noelia Ruiz, también policía y cómplice de su marido-. Los primeros años había transferencias esporádicas, para después convertirse en un sueldo fijo de 4.500 euros mensuales, simulado como pago por gestión de licencia VTC. El truco era diversificar el negocio para no hacer saltar las alarmas. A ese dinero se le iban sumando muchos otros.
Una empresa vinculada a uno de los gestores de Torán, Incazam Gestión, pagó la reforma de la casa de la playa en Denia que costó 99.555 euros; transferencias a las cuentas de los padres de Sánchez; o cuatro coches a nombre de empresas de la organización. El problema que tenía el matrimonio es que al ser funcionarios públicos sus ingresos no podían ser muy llamativos. Por eso usaron a la hermana de Noelia, Yolanda Ruiz, como “testaferro”. Su nombre sirvió para comprar sociedades por un precio bajo pero que en realidad disponían de inmuebles a su nombre. Otro pago.

En su despacho, los agentes encontrarían una libreta son el entramado internacional
En total, los investigadores estiman que el inspector jefe, tanto de forma directa en sus cuentas corrientes (transferencias de empresas que se están investigando e ingresos anómalos como dinero en efectivo y cobros de premios de loterías), como de forma indirecta a través de testaferros en mercantiles que controla ha recibido 1,7 millones de euros estos últimos años. Sin embargo, en cinco años su mujer y él sólo hicieron cuatro retiradas en efectivo de sus cuentas. Prácticamente todo lo pagaban a tocateja y así su dinero en ‘A’ quedaba íntegramente en sus cuentas.
Sánchez se volvió cada vez más imprescindible para la organización. Y eso se pagaba. En una conversación que mantiene Torán con otro miembro de la estructura en 2020 y obtenida gracias a la aplicación Sky, este segundo, D.Y, muestra su preocupación por los controles policiales, pero Torán le tranquiliza:
— Por ese lado estate pero que muy, muy, muy tranquilo. No digo más (…) Tú por la Udyco no te preocupes. Esa debe ser la menor de tus preocupaciones.
Entonces le enseña un cruce de mensajes con su hombre, a quien tiene registrado como Aduana pero en realidad es, según Asuntos Internos, Óscar Sánchez. El policía le relata que la Covid no les afecta:
— A nuestros negocios nada, si acaso ayuda (…). Ahora es el momento, es un caos todo y hay que aprovechar.
Era el momento de meter más coca, aprovechando la crisis sanitaria y que no había controles en los contenedores. Y así, Torán vuelve a tranquilizar a su interlocutor:
—Yo tengo la entrada garantizada. Con gente de alto nivel. No guardias cualquiera.

Las ingentes cantidades de dinero que recibía del narco iban siendo envadas al vacio
Cada vez más dinero, más transferencias, más negocios. Su cuñada adquirió un papel importante porque era quien ponía el nombre a su holding. Ruiz trabajaba para Sánchez tal y como reconoció en una conversación con una amiga suya y que consta en el sumario: “Si Dios es tu cuñado. Gracias a tu cuñado estás como estás obviamente si no te ibas a morir de asco”, refería Ruiz que le dijo una tercera persona. Su interlocutora le contesta: “a ver que él te ha facilitado mucho tu cuñado la vida”. Ruiz aclara: “le tenía que haber dicho, mi cuñado y mi jefe”.
En otra conversación, la cuñada se queja a su hermana que tiene que acudir a un juicio por el despido de un trabajador de una de las empresas de su cuñado: “yo voy firmo pero vamos tampoco te creas que me entero mucho de lo que firmo, Noelia. Tienes que ir a firmar esto, tienes que ir a firmar lo otro. Pues yo voy firmo pero…Digo madre mía. Tengo que ir a un juicio y me ha dicho Óscar, pues tendrás que decir que lo has despedido y ya está. Claro, me tendrán que decir algo, me presento yo allí y qué”.
El ascenso de Sánchez en la Policía
Fue destinado a Paterna, pero al volver a Madrid subió en el escalafón de la red
El ascenso de Sánchez a inspector jefe supuso también una subida en el escalafón de la organización, ya que tendría más mando y mayor acceso a la información policial. El único obstáculo es que al ascender, debía abandonar la UDYCO. Su nuevo destino fue Paterna (Valencia), en donde había más limitación para tener a mano información privilegiada. Pero ese inconveniente se salvó pronto. A los pocos meses, aprovechando el caos del coronavirus, logró que un superior lo reclamase, de nuevo, en la capital, obteniendo como destino la UDEF de la Jefatura Superior de Policía de Madrid. Allí tendría a su cargo a tres grupos, entre ellos el de blanqueo de capitales. Bingo. El 3 de julio de 2020 tomó posesión, pero tan solo un día antes alguien metió en el Gati el registro del contenedor TLLU1050701, uno vinculado a la organización de Torán. Del sumario conocido hasta ahora, que sigue teniendo parte bajo secreto, no se desprende si Sánchez tuvo algo que ver con esa consulta y, si de ser así, tuvo alguna ayuda.

Óscar Sánchez llegó a controlar cerca de 600 contenedores a la vez que avisaba a su gente de confianza para que huyeran
Su trabajo era meticuloso, proporcional a lo que recibía a cambio. En una conversación entre Torán y uno de sus hombres le cuenta que tiene una sociedad duradera en el tiempo con “Aduana”, en la que ambos reciben los mismos beneficios por el tráfico de droga. Le explica cómo se reparten los beneficios: un 40% para Torán, un 40% para Aduana –apodo que los investigadores apuntan a Sánchez- y el 20% para el resto de sus colaboradores.
Los riesgos de su doble vida
Recibió un informe sobre una empresa en la que aparecía hasta un pago a su nombre
No obstante, su doble vida no deja de tener ciertos riesgos. Dentro de su plan de ‘autoinvestigarse’ para conocer si alguien tenía sospechas sobre su entorno, recibió un informe de inteligencia financiera sobre la empresa Red de Inversiones Financieras, que Sánchez había introducido en el sistema como empresa investigada. En aquel documento se alerta de una operativa sospechosa de blanqueo de capitales por parte de la empresa Kofu. “En dicho informe de inteligencia, figura el propio Óscar Sánchez como beneficiario de 28.000 euros”. Guardó la información en el cajón y siguió con el negocio.
En 2021, salta otro imprevisto. En la entrada a España se detecta un contenedor sospechoso, que pudiese tener un buen alijo. Tras registrar los datos en los archivos policiales, Sánchez se percata de ello por lo que avisa a los propietarios del contenedor para que no acudan a recogerlo. Para intentar deshacerse del contenedor, los responsables de Abadix envían un mail al puerto de Algeciras quejándose del retraso de la mercancía, en este caso fruta. “Después del tiempo que lleva ahí tendremos que destruirlo o malvenderlo. Hasta aquí hemos llegado. ¡No aguantamos más esta situación!”, llegan a escribir para autorizar que la mercancía vuelva a su origen para así intentar zafarse del contenedor, a sabiendas de que iban a encontrar la droga. En ese caso la inteligencia colombiana llegó a alertar de que se había dado un chivatazo pero dirigieron mal el tiro, señalando al posible topo en el Puerto de Algeciras.
Mientras Sánchez había logrado librarse de nuevo, Torán lo seguía suministrando con ingentes bolsas de dinero, que el mando policial recontaba en su despacho. Incluso en sus propias dependencias policiales envasaba los billetes al vacío, normalmente en paquetes de 100.000 euros, para después llevarlos a casa a esconderlos. Primero en bolsas, mochilas, maletas, en un mueble de la entrada, en el jardín, o en el garaje. Después abrió agujeros en los altillos con la probable ayuda de su mujer, según las sospechas de los investigadores. A pesar de que gracias a un abogado, Mario Pestaña, compartido con el propio Torán, logró montar su propio holding, Pumba Gestión, para distribuir el dinero a través de una red de sociedades por diversos países como República Checa, Suecia, Polonia, Luxemburgo, Portugal, Lituania, Alemania, Bélgica, Suiza o Mónaco, era difícil de introducir el dinero en el mercado legal sin que saltaran las alarmas.
Pero como especialista en blanqueo de capitales sabía como hacerlo. Para ello contaba con otros colaboradores, los blanqueadores, que introducían parte en criptoactivos y así seguir diversificando el negocio. En una de las operaciones, blanquearon seis millones de euros en criptomonedas, que fueron entregados a Sánchez. El inspector jefe guardaba en su casa un documento con un “plan de blanqueo” y hasta ese momento se habrían entregado 14 millones de euros, convertidos en criptoactivo USDT.

Como espacialista en blanqueo, Sánchez sabía cómo lavar dinero con criptoactivos como atestiguan conversaciones con intermediarios
El lugar que tenían de encuentro era las inmediaciones de la jefatura de policía madrileña, tal y como se desprende tanto de los seguimientos como de la declaración ante la Policía de uno de sus contactos, un confidente de origen libanés, Joseph E.H. Según relató a los agentes, conoce a Sánchez desde hace varios años, cuando estaba destinado en la UDYCO. En los últimos meses, se había reunido con él en los aledaños de la Jefatura porque quería que colaborase con él en asuntos de blanqueo. Le propuso ser colaborador en un asunto que llevaba la Fiscalía. Asegura que estuvo presente cuando Óscar entregó una caja de cartón con medio millón de euros a otro supuesto colaborador, pero que en realidad es uno de los blanqueadores de la organización, según se infiere de la investigación. “Óscar me dijo una vez que en total le había entregado seis millones de euros”, subrayó. Aquí, de nuevo, vuelve a aparecer la delgada línea entre confidentes policiales y colaboradores de la organización criminal.
En la parte propia del movimiento de la droga, Sánchez sólo hablaba con Torán. Nadie debía saber su identidad. El propio Torán con cualquiera que hablaba se refería a él como “su amigo”, “el de Aduanas” que no habla por teléfono, solo en persona. “Él prefiere mantenerse anónimo”, dicen sobre él en una de las conversaciones. Sin embargo, sus relaciones se ampliaban cuando se trataba de aquellos que debían mover su dinero.
Un soplo en 2023
El inspector jefe no sospechó que Asuntos Internos le estaba tendiendo una trampa
Algo pasó en el 2023 que hubo un soplo. Asuntos Internos hizo las primeras comprobaciones y vieron movimientos extraños. Empezaron los seguimientos, intervenciones telefónicas e investigación patrimonial. Durante un año le tienen monitorizado hasta que consideran que la llegada desde Ecuador del contenedor TCLU1210545 en octubre del 2024, vinculado a Torán, es el momento adecuado para explotar la operación. Y ahí comienza la función teatro-policial. La UDYCO intervino el contenedor, pero Sánchez no lo sabría porque no introducirían el avance policial en el Gati. Se entera por un subinspector que han paralizado en el Puerto de Algeciras un contenedor, a nombre de Abadix, que está pendiente de registro. El jefe de la UDEF se cabrea. Su comisario le explica que esa misma mañana, desde Ecuador se ha avisado que venía un cargamento con 14 toneladas de cocaína y la UDYCO había intervenido.
—¿Sin hablar con aduanas ni con nadie? (…) Van ello y lo piden, con dos cojones. Joder. (…) Sin meter en Gati, ni ostias, ni nada…

La Operación de Algeciras sirvió para tenderla la trampa definitiva a Óscar Sánchez
Le hace saber a su superior su enfado, pero Sánchez piensa que podrá solventarlo. Intenta tranquilizar a Torán, que todavía ve incluso algo positivo en todo aquello: “La verdad esto te da algo de prestigio”, le adelanta el narco, que intentaría recuperar de alguna manera la mercancía perdida. Y mientras la función continúa. Esperan a Sánchez en una reunión para una operación de blanqueo. Le iban a presentar a quienes podían limpiar rápidamente el dinero, pero no apareció. Poco después empezaron las detenciones.
Durante una entrada y registro, la Policía dio con el responsable de Kunga, una de las empresas que se sospecha había movido dinero de la organización. A.S. relató que uno de sus contactos le comentó que el pasado mes de noviembre un “comisario” llamado Óscar quería comprar unos 200 millones en moneda virtual, que entregarían en lotes de 10 millones, pero finalmente no se llegó a presentar el día convenido. Pocos días después de que se destapara toda la operación policial, esta persona sostiene que se reunió con su enlace y le advirtió que había que retirar todos los fondos de las empresas y eliminar cualquier registro. “Fue amenazante ya que le indicó que la gente que estaba por encima del comisario, que eran la mano derecha del segundo al mando de la Policía Nacional y una teniente coronel de la Guardia Civil, podrían perjudicarles si no recuperaban el dinero. Además, esta persona le llegó a enseñar el sumario judicial de una investigación para “dar muestra de poder” y le avisó de que su teléfono estaba pinchado.
Como un dominó cayeron todos. A las siete de la mañana del 6 de noviembre, aparecieron en la casa de la localidad de Villalbilla (Madrid). Le habían descubierto. Lo primero que hizo fue llamar a su hermano para que recogiera a sus dos hijos pequeños y no presenciaran lo que estaba a punto de ocurrir. Los agentes venían con perros policía expertos en detección de armas, drogas y dinero. Era cuestión de horas.
Simultáneamente, quien fuera su jefe en la UDYCO entra en su despacho, donde escondía casi un millón de euros. Sánchez llama a su abogado, pero su mujer prefiere guardar las formas e intentar desvincularse de todo aquello llamando a un abogado de oficio mientras comprueba como van sacando cientos de paquetes de dinero. 18,9 millones de euros que se tuvieron que llevar en un convoy policial. Nadie se esperaba la magnitud de tal corrupción policial.
Sánchez duerme a la sombra en Estremera
El matrimonio sigue en silencio, pero entre los detenidos hay amenaza de colaborar
Cuando la noticia saltó a los medios de comunicación, fuentes policiales, casi al unísono, comenzaron a trasladar que Óscar Sánchez era apodado “El Anodino”. Un supuesto agente solitario, que apenas se relacionaba entre funcionarios, que pasaba por dependencias policiales sin pena ni gloria. Nadie sabía nada.

Tras su detención, se trasladó la idea de que era una persona que pasaba “sin pena ni gloria”
Por ahora el matrimonio mantiene silencio absoluto. Él desde la cárcel de Estremera; ella puesta en libertad recientemente. Torán también. Pero entre la veintena de detenidos, alguno ya ha anunciado que está dispuesto a colaborar. Es cuestión de tiempo que se pueda despejar todas las ‘X’ en las incógnitas que rodean a Óscar Sánchez, un agente no tan anodino, como consta en el sumario.