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Un plan a medida de la exigencia del 2%

Gasto militar

Expertos militares dudan de que responda a una auténtica estrategia de defensa, sino que ha aflorado partidas camufladas o agrupado programas ya en marcha

FERROL, 25/04/2025.- Puesta de quilla de la F-112 '?Roger de Lauria' en la empresa de construcción naval Navantia de Ferrol, durante la visita a las instalaciones de la ministra de Defensa, Margarita Robles, quien también ha asistido al acto de corte de chapa de la fragata F113 para la Armada . EFE/ Kiko Delgado

Puesta de quilla de la fragata F-112 “Roger de Lauria” en la empresa de construcción naval Navantia esta misma semana

KIKO DELGADO / EFE

La euforia con la que empresas de defensa españolas han recibido el nuevo plan de rearme aprobado esta semana por el Gobierno –que de cumplirse las estimaciones contribuiría a incrementar el Producto Interior Bruto (PIB) hasta 0,7 puntos y a crear casi 100.000 empleos– contrasta con el escepticismo que impera entre expertos en seguridad y altos mandos militares que dudan de que la lluvia de 10.471 millones de euros respondan a una auténtica estrategia de defensa a largo plazo, resultado de un exhaustivo análisis sobre las capacidades que necesitan las fuerzas armadas para responder a los retos del futuro.

El plan, según coinciden las fuentes consultadas, se basa en una agrupación de programas armamentísticos que ya habían sido puestos en marcha anteriormente (la modernización de media vida de las fragatas clase Álvaro de Bazán con 225 millones de euros o la actualización de los vehículos Pizarro con 60 millones de euros), a los que se les han añadido otros proyectos muy simples que se puedan ejecutar antes de fin de año (la integración de la inteligencia artificial en la plataforma del sistema de seguridad nacional; 13 millones de euros) y otras partidas que habitualmente estaban camufladas en otros ministerios, pero que ahora afloran como presupuesto militar (una dotación FORES de Industria de 664 millones para préstamos o entradas de capital en empresas del ámbito de la defensa).

El margen del presidente Pedro Sánchez, transcurridos unos primeros cuatro meses del año convulsos en los que las exigencias en gasto en defensa no han hecho más que crecer, era escaso si España pretendía llegar a la cumbre de la OTAN de junio en La Haya con los deberes hechos. El objetivo era llegar con un plan que elevase el presupuesto militar hasta el 2% del PIB comprometido; algo que según los cálculos del Gobierno se cumplirá. El problema era que con sólo nueve meses por delante para poder ejecutar el gasto –y que la Alianza Atlántica lo compute como tal– es “imposible”, en boca de un general del Ejército de Tierra, acometer novedosos proyectos que inicien desde cero expedientes de contratación en una administración complicada y lenta.

La partida relacionada con la ciberseguridad será fácil de ejecutar gracias a empresas cercanas como Indra

De esta forma, con fecha límite para ejecutar el próximo 31 de diciembre –y con el enorme hándicap de unos Presupuestos Generales del Estado prorrogados–, el grueso de instrumentos que el Gobierno ha podido incluir en el plan son proyectos en vigor: desde el satélite espía PAZ II (200 millones) al sistema conjunto de radio táctica (350 millones), pasando por el vehículo de cadenas multipropósito que reemplace el transporte oruga acorazado (200 millones) o la modernización de los dos buques de asalto anfibio con los cuenta la Armada, el L-51 Galicia y el L-52 Castilla (100 millones). Al estar las cuentas públicas prorrogadas, se han buscado fondos procedentes de otras partidas, como el fondo de liquidez autonómico, para acometer los progresivos pagos anuales, que suelen ir ascendiendo a medida que el programa armamentístico avanza.

Nadie duda de que estas partidas sean contabilizadas por la OTAN como gasto militar –otra cosa es el capítulo relacionado con la gestión de emergencias y desastres naturales, en el que se han incluido hasta las gratificaciones a los militares desplegados en Valencia tras la DANA–. La cuestión es si los instrumentos de disuasión y defensa en los que se invertirá se adaptan a un mundo frenético en que se pueden presentar escenarios que hace tan solo dos años eran impensables. De hecho, el reciente plan de rearme de Europa identifica entre sus áreas prioritarias, en este orden, la defensa aérea y de misiles, sistemas de artillería, munición y drones y sistemas antidrón. Sobre la primera, el plan ahonda en el conocido sistema aéreo de combate futuro FCAS (216 millones) y sobre la segunda destaca la adquisición de un sistema obús autopropulsado de ruedas (300 millones). En cuanto a munición se pretende incrementar los arsenales mermados por las ayudas a Ucrania con 564 millones: España tiene capacidad para producir cierta munición, aunque será necesario aumentar turnos en las fábricas de producción siempre y cuando la materia prima no escasee. Sin embargo, ni rastro de drones, que requerirían de nuevos expedientes de compra que no estarían listos antes de final de año.

El capítulo dedicado a las nuevas tecnologías de telecomunicación y ciberseguridad, otra prioridad del plan europeo de rearme, es el más certero tal y como señalan altos mandos uniformados. Aquí los proyectos podrán ser ejecutados con mayor facilidad, de la mano de empresas como Indra. El “campeón nacional” que el Gobierno quiere hacer de la empresa española ya ha expresado que está completamente preparado para asumir el peso como “empresa tractora”. Aquí se incluyen programas como el modernización de ocho plataformas terrestres 8x8 y cuatro sensores para vehículos no tripulados (43 millones), la adquisición de cuadro radares de localización de orígenes de fuego indirecto (28 millones) o el refuerzo de análisis de amenazas del Instituto de ciberseguridad de España (20 millones).

El nuevo plan contiene proyectos que se puedan ejecutar este mismo año para que la OTAN los compute

El plan, como deja clara su carátula es solo para el ejercicio de 2025. Es decir, el Gobierno deberá actualizarlo por completo para el próximo año, en el caso de que no se aprueben unos nuevos Presupuestos Generales que permitan ensanchar el margen para materializar un verdadero planteamiento de la Defensa, que plasme necesidades de las fuerzas armadas.

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