Hace casi un año que dos fuerzas de extrema derecha comparten hemiciclo en Catalunya. Vox, con 11 diputados, y Aliança Catalana con dos, ambas con expectativas de crecimiento, han trabado una relación cordial en el Parlament en el plano humano. En la planta baja de la cámara, donde PP, Vox y AC tienen sus despachos, no se practica el cordón sanitario y esto relaja las relaciones, pero otra cosa es abordar la estrategias políticas.
El abismo ideológico en la concepción sobre España y Catalunya entre ambos grupos es tan profundo que dificulta en estos momentos una acción coordinada allí donde admiten amplias coincidencias: el posicionamiento con respecto la inmigración ilegal y las advertencias sobre la “islamización de Catalunya ”. Además, ambas formaciones han hecho campañas de deportación con el lema de “billete de vuelta”. Pero el partido de Sílvia Orriols no apoya las iniciativas de Vox en esta materia porque se presentan en castellano en el registro.
En una visión global, hay coincidencias profundas en el análisis de la inmigración y su impacto. Diferencias insalvables en las cuestiones “nacionales e identitarias” y existen matices que les separan en cuestiones sociales. La extrema derecha española es contraria al aborto y defiende la libertad en la enseñanza, mientras la catalana no rechaza el aborto o la eutanasia. También muestran discrepancias sobre las uniones de parejas homosexuales y los derechos LGTBI. Otro eje que les aleja es la memoria histórica, que Aliança comparte en buena parte, a diferencia de Vox.
Ante el gran foco donde ambos grupos centran ahora su estrategia –el abordaje de la inmigración– el portavoz de Vox, Joan Garriga, explica que su grupo vota las iniciativas del resto de formaciones atendiendo a su contenido, y son muchos los casos que han apoyado a Sílvia Orriols. Pero, en cambio, ven que sus presuntos aliados ideológicos en esta materia se abstienen o votan en contra pese a compartirlas al estar presentadas en castellano. Y no lo van a cambiar. Ambas formaciones van a seguir incidiendo en este mensaje sobre la inmigración y rechazan que la competencia pueda suponerles un desgaste electoral significativo.
En esta materia, comparten una cierta agenda de referentes internacionales. Los dos partidos han expresado su apoyo al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, o a partidos de extrema derecha en Europa como Fratelli d’Italia, Alternativa para Alemania o el Partido de la Libertad de Austria.
Joan Garriga señala que la irrupción de Aliança “normaliza y da la razón a Vox” en política migratoria
Contar con otro partido que defiende estas posiciones “nos normaliza y nos da la razón y, en cualquier caso, AC robaría votos a Junts, debilitando las alianzas independentistas”, señala Garriga. Fuentes de la dirección de Aliança aportan otros puntos de vista al análisis al reivindicarse como “la fuerza que frenará a Vox” ya que los votantes cuentan ahora con un partido no españolista al que dar su confianza, sobre todo en zonas catalanohablantes.
Siguiendo esta tesis, en el partido de Orriols arguyen que “desde una visión buenista y desde una visión más de izquierdas, a Vox no se le frena”. Desde esta perspectiva, detectan que parte del electorado de los de Garriga votó a AC en las elecciones de 2024. Lo atribuyen a que, en 2021, Vox era “la única voz” que hablaba de la seguridad y la inmigración. Ahora ellos hablan “de lo que le preocupa a la gente” y se abre una opción electoral más en este sentido. Este agujero se da en los territorios más catalanistas. Por ello, no ven casual, dicen, que Vox “haya empezado a utilizar más la lengua catalana” en los últimos plenos.
Precisamente la cuestión lingüística es la que ha hecho que Vox sea el único grupo en la Cámara catalana que no ha contado nunca con un voto favorable de Aliança. No obstante, la extrema derecha catalana sostiene que “a diferencia de otros, no aplicamos cordones sanitarios”.
El partido de Orriols mantiene su negativa a votar las iniciativas de Vox, por estar presentadas en castellano
Desde la formación españolista, al analizar el escenario electoral, señalan que tiene un voto estable, cuya segunda opción de apoyo sería el PP. Quieren trasladar así que no habría un trasvase hacia AC.
En cualquier caso y pese a la relación cordial y la sintonía en algunas cuestiones, la aritmética parlamentaria actual en el Parlament tampoco anima a que se abra una colaboración política. La izquierda tiene la mayoría y, subraya Garriga, no hace falta entrar en una fase de negociación si no es posible aprobar iniciativas.
Además, desde Vox se indica que el partido de Orriols “no es que sea independentista, sino que incluso niega la existencia de España”. Y considera inmigrantes, indica, a gallegos o vascos que viven en Catalunya. Con cordialidad pero sin colaboración, ambos partidos se observan.