Catalunya es uno de los destinos enoturísticos más destacados del Estado, con una variada oferta por todo el territorio vitivinícola. Se identificaron en el 2024 un total de 1.090 negocios de enoturismo, entre los que se encuentran 435 bodegas visitables, 470 restaurantes enoturísticos (que ofrecen experiencias que van más allá de comer con maridaje), 102 establecimientos turísticos, 60 agencias de viajes y 23 empresas de servicios. Son datos del Wine travel observer, un estudio de la Escola d’Enoturisme de Catalunya con el periodista David Jobé como investigador principal.
Oller del Mas, en Manresa, de la DO Pla de Bages, es la bodega catalana más visitada. Tras una década de gestiones, inauguraron en el 2019 su gran proyecto enoturístico, basado en un concepto de sostenibilidad. El Eco Wine Resort de Oller del Mas se anuncia como “un nuevo concepto de slow life que combina el vino, la gastronomía, el deporte, la naturaleza y la sostenibilidad”. No falta un restaurante gastronómico con terraza (Bages 964) y un wine bar con capacidad para 110 personas y vistas a Montserrat, así como una zona de fitness funcional, un pequeño spa, servicios de fisioterapia y nutrición, alquiler de bicicletas o una zona de belleza y tratamientos. Y también es muy singular su propuesta de alojamiento de lujo, con 22 cabañas de madera independientes integradas en el bosque de la finca.
Oller del Mas, donde cuentan con hotel, spa, restaurante y otras actividades, fue la bodega más visitada en el 2024
Por si fuera poco, el propietario, Frank Margenat, anuncia que abrirán al público un espacio privado en la masía fortificada de la propiedad, originaria del siglo X, para mostrar parte de las obras de arte de la familia. También crearán una residencia para artistas con la que “acercar el arte a las personas” y ofrecerán visitas exclusivas a la bodega con el propietario. Su oferta atrajo el año pasado a 127.000 enoturistas, cifra que no incluye ni las actividades de empresa o particulares que acogió.
En su bodega de Pacs del Penedès, Familia Torres recibió el año pasado a 63.000 personas, ya sea para visitar la bodega, participar en una actividad o comer en el restaurante Celleret. El 60% de los visitantes son internacionales, procedentes principalmente de Estados Unidos y China, y también destacan en el sector MICE (organización de eventos corporativos), que supone un 20% de su facturación. Las propuestas enoturísticas que Familia Torres ofrece todo el año incluyen visitas de la bodega en tres idiomas y cata de vinos, con la posibilidad de realizar un maridaje de vinos y quesos o de vinos y tapas. También proponen experiencias privadas más exclusivas, que incluyen cata de la barrica y de los vinos más exclusivos de la bodega. Además, incluyen experiencias singulares como çdzٲ , noche de estrellas o actividades de vendimia. Las novedades de este 2025 son un concierto entre viñedos (en el marco del festival Musicveu en julio), el maridaje de vinos y flores, talleres de viticultura regenerativa y una sesión de yoga y mindfulness .

Visita por uno de los viñedos de Familia Torres en una de sus propuestas enoturísticas
También es conocida la propuesta de las cavas Freixenet. Ofrecen desde tours guiados o experiencias inmersivas a catas con maridajes gastronómicos. Y, a la vez, ponen a disposición sus instalaciones para celebrar eventos diseñados a medida, como bodas, conciertos, cenas de empresa, reuniones o teambuildings . Pere Ferrer, codirector ejecutivo y vicepresidente de esta firma con sede en Sant Sadurní d’Anoia, afirma que “desde Freixenet, venimos apostando fuerte desde hace años por el enoturismo como una herramienta muy potente para promocionar la cultura del vino y del cava, enamorar a los visitantes a través de experiencias cualitativas y dar a conocer nuestros productos y bodegas, así como nuestra filosofía de marca y nuestra historia”. Glòria Collell, directora internacional y jefa de hospitalidad y enoturismo de Freixenet, añade que “de cara al futuro, apostamos por un modelo de enoturismo innovador que combine el trato personal y de calidad con las nuevas tecnologías”. En el 2024, recibieron 48.000
visitantes.
Otro emblema del territorio, Codorníu, superó el año pasado los 40.000 enoturistas. Dentro de su oferta enoturística, destaca la propuesta Ars Collecta Tour o The Iconic Tour, según el perfil del visitante. La primera está inspirada en los valores de la colección Ars Collecta, “ofrece una experiencia prémium que resalta la riqueza de la tierra, el modernismo y la maestría acumulada durante más de 470 años en la elaboración de vinos”. La segunda opción brinda todo el conocimiento acumulado de Codorníu, pioneros del cava, y del legado de su arquitecto, Josep Puig i Cadafalch. Ofrece la oportunidad de explorar las cavas subterráneas e incluye la degustación de tres cavas acompañados de tres chocolates. Según el director ejecutivo de Codorníu, Sergio Fuster, “el enoturismo es clave para consolidar nuestra identidad y conectar de manera más profunda con quienes valoran la calidad y la excelencia de nuestra marca”. Añade que ellos apuestan “por experiencias exclusivas que reflejan la historia del cava justo en la bodega en la que se creó la primera botella. Nuestras iniciativas enoturísticas permiten a los visitantes descubrir el legado de nuestras bodegas y la calidad de nuestra amplia gama de cavas”.
Atraen multitud de enoturistas las grandes firmas como Perelada, Codorníu, Freixenet o Familia Torres
En Perelada, con su flamante bodega, cuentan con un restaurante gastronómico y con el chef Javi Martínez y el wine bar Celler 1923, un proyecto para el que se ha contado con la colaboración del chef Paco Pérez y en el que el visitante puede degustar platos inspirados en la gastronomía del Empordà de 1923, año de fundación de la bodega, que complementan a los vinos de Perelada. También se ofrecen catas privadas, exclusivas y personalizadas, sin necesidad de visitar la bodega, para clientes que ya la hayan visitado o que simplemente quieran centrarse en la degustación de los vinos de Perelada. Estas catas se desarrollan tanto en el wine barcomo en las salas multifuncionales Malaveïna y La Garriga.
El complejo de Perelada –donde ya reciben 25.000 enoturistas al año–, con su gran nueva bodega, incluye un hotel con wine spa, un campo de golf, un casino, una colección de coches Hispano Suiza, un castillo y un convento, una biblioteca, un museo del vino con una colección de piezas de vidrio y, por supuesto, su gran festival musical. El director del complejo, Eugeni Llos, expresa que aquí “apostamos por una visita cualitativa, una experiencia emocional que transmita no solo la esencia de nuestros vinos, sino la pasión de la familia Suqué
Mateu por un territorio tan extraordinario como es el Empordà”. Actualmente, se enfocan hacia nuevas tipologías de visitas privadas, con actividades en los viñedos, diferentes niveles de cata con visitas al patrimonio cultural de Perelada o experiencias gastronómicas.

Una de las catas que organiza Perelada en sus espectaculares bodegas
Otro de los destacados referentes en la DO Empordà es la bodega La Vinyeta, que el año pasado atrajo 14.000 visitantes. Proponen una treintena de actividades enoturísticas entre las cuales no faltan visitas y alojamiento en las viñas, catas, desayunos, comidas, cenas o pícnics. También incluyen propuestas estacionales, como las çdzٲ que ofrecen ahora, actuaciones musicales o vivir la vendimia en familia, y experiencias como un taller de hierbas de vermut o ratafía, o catas sonoras como la que organizan para el 19 de abril.
La Vinyeta propone ‘çdzٲ’ o una cata sonora, mientras que Llopart invita a descubrir espumosos de crianza
También recibieron 14.000 visitas el año pasado en Llopart, bodega de Subirats que ha diseñado un proyecto de enoturismo alineado con su filosofía, “con actividades en torno al mundo del vino con una mirada hacia la sostenibilidad y la conexión con la naturaleza”. El maridaje con la gastronomía es otra de sus principales apuestas. De forma regular, ofrecen siete visitas diferentes. Las dos últimas experiencias que han incorporado proponen descubrir sus espumosos de más larga crianza.
Otra bodega que sigue creciendo es Alta Alella, que acogió a 11.600 visitantes en el 2024, consolidando el crecimiento respecto a los 10.000 del año anterior. Para el 2025, la bodega apuesta por una oferta de experiencias exclusivas para dar mayor valor a la finca. Presentan novedades como la actividad familiar orienteering y una propuesta gastronómica con brunch y almuerzos con maridaje elaborados por chefs locales. Con estas iniciativas buscan “poner de relieve la naturaleza y el vino”, según su directora, Mireia Pujol-Busquets. Además, los visitantes podrán disfrutar de experiencias de bienestar con yoga y barra entre viñedos, actividades culturales como microteatro y las clásicas visitas con degustación de vinos y cavas o disfrutar de su wine barcon dj.

Uno de los pasillos donde reposan las botellas en Codorníu
En Juvé & Camps, en Sant Sadurní d’Anoia, apuestan por “una oferta de calidad prémium y privada, organizada ad hoc”, según Quim Blasco, el responsable de enoturismo. A sus visitas con degustación de cavas con degüelle en directo en su sede histórica, hay que añadir experiencias enogastronómicas en sus viñedos de Espiells. Alcanzaron las 7.500 visitas en el 2024.
Hay quienes han apostado por maridar el vino con el arte, como ocurre en Jean Leon y Mas Blanch i Jové
También en Sant Sadurní d’Anoia, la familia Gramona recibió el año pasado a 4.500 personas. Aquí priorizan el público profesional, personas amantes del vino y empresas en sus viñedos y en su cava histórica (suponen más del 50% de sus visitas). Su experiencia suele iniciarse en el viñedo, donde habitualmente se pueden ver viticultores trabajando a mano o con caballo. Por los viñedos, la circulación se realiza en vehículo eléctrico o bien a caballo. Para cerrar su propuesta, se realizan catas a medida que pueden complementarse con una experiencia gastronómica propia.
Asimismo, hay quien, como Jean Leon en la DO Penedès o Mas Blanch i Jové en la DO Costers del Segre, ha puesto el acento en el arte en sus propuestas enoturísticas. En Jean Leon, donde recibieron el año pasado 6.000 visitantes, destacan con propuestas artísticas y cinematográficas. En Mas Blanch i Jové, recibieron, en el 2024, 4.754 personas atraídas por su oferta de “arte, paisaje, ecología, vino y aceite virgen extra”, según su directora, Sara Jové. No falta la organización de exposiciones y conciertos mientras se puede disfrutar de obras de arte en medio de sus viñedos. En Cellers Avgvstvs Forvm, en Sant Vicenç de Calders (El Vendrell), donde superaron las 6.000 visitas el año pasado, se puede incluso sobrevolar los viñedos con parapente o maridar sus vinos con propuestas culinarias inspiradas en la gastronomía de los romanos (basadas en las recetas y técnicas de Apicio). Y, finalmente, bodegas como Abadal de Santa Maria d’Horta d’Avinyó o Torre del Veguer de Sant Pere de Ribes destacan con propuestas singulares como sus Christmas Market.