Que alguien le pida una foto a Mercedes Milá ya no es una situación inocente. Puede acabar con una negativa o con una advertencia. No es cuestión de estar de mal humor. De hecho, la Policía le ha recomendado que no acceda a ese tipo de peticiones.
La razón detrás de esta decisión está en un episodio bastante serio relacionado con la pornografía. Y todo comenzó con una imagen suya utilizada sin permiso y vinculada a contenidos sexuales en internet.
Imagen vulnerada
El incidente que obligó a Mercedes Milá a evitar las fotos con desconocidos
Durante su aparición en el programaUniverso Calleja, la periodista compartió los detalles de esa experiencia cuando Jesús Calleja, en tono distendido, le pidió hacerse un selfie. Fue entonces cuando explicó que hace tiempo su imagen fue manipulada para vincularla con pornografía. “No me lo he inventado”, le aseguró.
Tal como relató en ese momento, se enteró de casualidad: “Un buen día me llamó un colega de televisión y me dijo que en una web había una foto mía, que si pinchabas en ella salía pornografía durísima”.

Mercedes Milá contó a Calleja sus problemas con las fotos
Milá ya tuvo otro incidente en los años ochenta, en su propia casa de Menorca. Según contó durante la charla, fue allí donde por primera vez fotografiaron su cuerpo sin su consentimiento. En ese momento, la legislación no contemplaba lo que ahora sí sería sancionable. “En esa época no había la ley que hay ahora, que si es tu casa, te tienen que pagar...”, explicó.
Los hechos ocurrieron tras el aviso de varios vecinos que detectaron a un hombre con un telescopio apuntando hacia su vivienda. Fue localizado en el acto, llevado en coche a la Policía y retenido para ser interrogado.
Ese incidente marcó un antes y un después. No solo por el mal trago personal, sino por las consecuencias posteriores. Desde entonces, Milá ha tenido que asumir que su imagen puede ser utilizada de formas que escapan a su control. Por eso evita que le hagan fotos sin conocer la finalidad. No se trata de desconfianza generalizada, sino de protegerse ante posibles usos fraudulentos.