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Doce años de pontificado

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El carisma del papa Francisco ha acercado la Iglesia a la realidad de un mundo cambiante y convulso

El obispo de Girona, Octavi Vilà, saluda al papa Francisco en septiembre de 2024.

El Papa Francisco saluda al obispo de Girona Octavi Vilà durante una audiencia del pasado septiembre

Bisbat de Girona

Doce años y 39 días ha sido la duración del pontificado de Francisco. Periodo suficiente para que algunas reformas hayan calado profundo, aunque seguramente habría deseado más tiempo para renovar estructuras que consideraba caducas, pero que en la Iglesia católica requieren paciencia y finezza . Del papa Francisco han quedado como titulares su carisma comunicacional, sus mensajes de paz, su llamada en favor de una iglesia más cercana a los pobres, su rotunda crítica al capitalismo ultraliberal y gestos tan simbólicos como su residencia en la casa de Santa Marta, los viajes a Lampedusa y Lesbos, el acto de lavar los pies a los presos o aquella oración en 2020 en la plaza vacía de San Pedro en plena pandemia. En Catalunya, nos queda un último detalle, el decreto que reconocía las “virtudes heroicas” de Antoni Gaudí, como primer paso a su beatificación. Pero el balance de su pontificado nos deja otros legados tanto o más significativos:

Documentos esenciales

Al papa Francisco se le ha objetado que no tenía la profundidad teológica de Benedicto XVI, pero sus documentos han conectado con las preocupaciones de la sociedad actual (crisis climática, migraciones, desigualdades...), mucho más que las élites políticas. Ha aprobado cuatro encíclicas: Lumen Fidei (2013), iniciada por Benedicto XVI; Laudato si’ (2015), la que ha tenido mayor repercusión, una advertencia sobre la crisis ecológica y social; Fratelli tutti (2020); y Dilexit nos (2024). También varias exhortaciones apostólicas, entre ellas: Evangelii gaudium (2013), Amoris laetitia (2016) -que provocó una insólita petición de aclaraciones y dudas por parte de los cardenales Brandmüller, Burke, Caffarra y Meisnery-; y Querida Amazonía (2020). Además aprobó la constitución apostólica Praedicate Evangelium ’ (2022), sobre la reforma de la Curia. No ha sido una Papa de revoluciones sino de diálogo, y aún así algunas decisiones han creado división: la bendición de parejas homosexuales topó con la oposición de los obispos africanos y la posibilidad de dar la comunión a los divorciados vueltos a casar fue cuestionada por varios cardenales. En el polo opuesto, estarían las críticas al rechazo del sacerdocio femenino o la decisión de los obispos alemanes de impulsar un consejo sinodal visto con recelos por el Vaticano.

El papel de la mujer

Por primera vez la Iglesia tiene a mujeres en puestos clave de la curia y en 2024 el Papa les concedió el derecho de voto en el Sínodo. Raffaella Petrini ha sido la primera presidenta de la Gobernación del Vaticano; Nathalie Becquart, primera subsecretaria del Sínodo; Simona Brambilla, primera prefecta del dicasterio encargado de la supervisión de las órdenes religiosas; la catalana Núria Calduch-Benages, primera secretaria de la Pontificia Comisión Bíblica; Alessandra Smerilli, secretaria ad interim del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral; Emilce Cuda, primera secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina.

El acceso de la mujer al sacerdocio queda aún lejos. El Papa creó en 2016 una comisión para estudiar si las mujeres habían sido ordenadas diáconos en los inicios de la Iglesia, pero no se publicaron sus conclusiones. Y una segunda comisión no concluyó su trabajo.

Encuentros ecuménicos

En su papel de líder mundial, que nadie le discute, Francisco viajó a 63 países distintos y tendió puentes con otras religiones. Sus encuentros con el patriarca ortodoxo Kirill y con el gran imán Ahmed al Tayeb, así como sus reuniones con la Federación Luterana Mundial o su presencia en el Consejo Ecuménico de Iglesia tuvieron amplio eco. Menos consenso generó su acuerdo con las autoridades chinas para pactar el nombramiento de obispos, una situación que se comparó al concordato que en su día la Iglesia acordó con Franco.

Nombramientos

El 79% de los cardenales electores en el cónclave (con menos de 80 años) han sido nombrados por Francisco. Entre ellos Joan Josep Omella (29-6-2017), que también es miembro del dicasterio de los obispos (el otro cardenal catalán es Lluís Martínez Sistach, de 87 años, ya sin derecho a voto en el cónclave). Otro catalán cercano al Papa ha sido Jordi Bertomeu, enviado por Francisco para investigar casos de abusos en América Latina y personaje clave en la reciente disolución de Sodalicio de Vida Cristiana por su comportamiento sectario.También ha habido importantes relevos episcopales, que en Catalunya han tenido tres nombres propios: Joan Planellas, arzobispo de Tarragona; Octavi Vilà, obispo de Girona, y Josep-Lluís Serrano, coadjutor de la Seu d’Urgell.

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