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La UB descarta acoso sexual de un profesor a una alumna, pero le sanciona por intentar conseguir favores como docente

Resolución de la UB

El profesor, apartado desde septiembre de 2023, está sancionado con año y medio de suspensión de empleo y sueldo

FOTO ALEX GARCIA PATIO DE LA FACULTAD DE FILOLOGIA DE LA UNIVERSIDAD DE BARCELONA. UB. MAYORIA DE CHICAS 2016/09/28

Los supuestos hechos se produjeron en la facultad de filología de la UB

Àlex Garcia / Propias

La Universitat de Barcelona (UB) ha cerrado la resolución que abrió en septiembre de 2023 a un profesor de literatura que había sido acusado por una alumna de agresión sexual. La resolución descarta el acoso sexual, después de que un juzgado y la Audiencia de Barcelona desestimaran el caso por inconsistencia en la declaración de la víctima, pero a instancias de la investigación llevada a cabo durante diez meses, considera que el docente abusó de su condición para obtener favores no solo de esta estudiante sino de otras cinco, según fuentes conocedoras del caso. Por ello, sanciona al docente con 18 meses de suspensión de empleo y sueldo.

Contra esta resolución, el trabajador puede presentar un recurso de reposición al rector en el próximo mes y/o presentar una demanda en vía contencioso administrativo (para ello cuenta con dos meses, o tres si agota la primera medida). La abogada defensora del docente, Valentina Mazzoni, ha señalado que se van a agotar todas las vías porque hay viabilidad en el recurso y niega que los nuevos testimonios añadidos puedan considerarse denuncias.

A la denuncia inicial, se han sumado otros cinco testimonios como pruebas de que intentó utilizar su posición de poder para obtener acercamientos sexuales

La Ley del Estatuto Básico del Empleado Público recoge como falta muy grave “La prevalencia de la condición de empleado público para obtener un beneficio indebido para sí o para otro” y ésta puede ser sancionada hasta con seis años de suspensión de su función.

Como el profesor está suspendido de sus funciones desde septiembre de 2023, con sueldo, éste podría reincorporarse en su puesto de trabajo de inmediato en el supuesto de que no dé continuidad al proceso (no agote los dos o tres meses) y se establezca el modo de que no perciba el sueldo equivalente a año y medio.

La UB da por probado que el profesor habría intentado obtener, debido a su posición de poder, favores tales como acercamientos íntimos o sexuales por parte de la alumna que originó el proceso y de otras cinco que se han sumado al caso (inicialmente eran siete, pero dos remiten hechos que han prescrito).

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Estas cinco, algunas de las cuales piden ser testimonios anónimos, han enviado sendas cartas en las que refieren que el docente realizó peticiones de favores sexuales. Las fuentes consultadas por este diario indican que la UB no necesita que esas insinuaciones se consumaran en algo concreto para probar que el trabajador utilizaba un modus operandi basado en su condición de posición de poder para intentar conseguirlas. Y, además, el profesor no ha negado las mismas.

Así, lo que se inició como una acusación de violación en septiembre de 2023 ha concluido con una falta muy grave por prevalencia de la condición de empleado público para obtener un beneficio indebido.

Según fuentes de la UB, la estudiante ha recibido acompañamiento psicológico y académico y un apoyo firme por parte de la Unidad de Igualdad desde el mismo momento en que expresó haber sido acosada y agredida.

La Audiencia de Barcelona descartó también el abuso de poder en su sentencia. En marzo de 2024 inadmitió la denuncia presentada por la alumna contra el docente de la facultad de literatura. Lo acusaba de los delitos de acoso sexual, agresión sexual y de abuso continuado de función pública (que es el que ha prevalecido finalmente en el proceso administrativo de la UB).

Los jueces de la audiencia no llegaron a tomar declaración al profesor y consideraron inconsistentes las acusaciones de la alumna. Señalaron que en caso de que hubiera una relación entre ambos ésta era consentida y se trata de personas adultas. Asimismo, indicaba que por la declaración de la denunciante podría interpretarse que ésta podría haber ejercido cierto acoso al profesor.

Con el archivo del caso confirmaba así la resolución del Juzgado de Instrucción 20 de Barcelona, que había cerrado el caso también por inconsistencia en la declaración de la joven, por lo que ordenó el archivo de las diligencias.

Según el tribunal, “los hechos denunciados no revisten los caracteres de delito alguno” y los inscribe en una relación afectiva libremente consentida por personas mayores de edad sin entrar a cuestionar la diferencia de edad o la superioridad del docente respecto a la alumna.

Para el tribunal, que firmó el escrito por unanimidad, “en ninguno de los encuentros descritos se aprecia la falta de consentimiento ni consta que se hayan producido las relaciones sexuales empleando violencia, intimidación o abuso de una situación de superioridad o de vulnerabilidad de la víctima”.

Y matizó que “sólo” la diferencia de edad entre ambos y el hecho de que el denunciado fuera profesor de la denunciante “no implica por sí mismo ninguna situación de superioridad”. Máxime, continúa, cuando la alumna era mayor de edad y “en el relato se expresa que fue ella la que buscó en numerosas ocasiones el acercamiento y la relación personal con el denunciado”.

La propia sentencia de la Audiencia indica que el hecho de que no sea un delito no implica que “en el ámbito administrativo universitario puedan adoptarse las medidas que correspondan fundamentadas en criterios de ética o deontología profesional”. Y añade que los protocolos de detección y actuación de las universidades “no tienen porqué ser coincidentes con los que informan la jurisdicción penal”.

En este sentido, la UB podría haberse apoyado en el Código Ético pero en el momento en el que se cometieron supuestamente los hechos, septiembre de 2023, éste no explicitaba que fuera una mala praxis las relaciones afectivas entre profesores y alumnos. De hecho, esto fue largamente debatido cuando se elaboró el código en 2017, descartando tal prohibición ante los numerosos ejemplos de parejas constituidas dentro de la universidad y cuya relación se afianzó con el tiempo.

No obstante, el 28 de febrero de 2024,cinco meses después de la denuncia de la joven estudiante, el consejo de gobierno de la universidad aprobó introducir un nuevo artículo (6.4 bis) en el código por el que “las relaciones sexo-afectivas entre el personal docente e investigador y el alumnado se consideran, en todos los casos, claramente asimétricas, con un evidente componente de superioridad del primer colectivo sobre el segundo. Para evitar situaciones de abuso o conflicto de interés en el proceso de evaluación y supervisión, estas relaciones se consideran una mala praxis profesional y, por tanto, contrarias a los principios de este código”.

Estos hechos han generado un gran malestar en la universidad hasta el punto de que el rectorado habría recibido presiones de alumnos y profesores para firmar una resolución acusatoria o absolutoria. También denunciante y acusado han redactado cartas dirigidas a la comunidad.

La duración del proceso judicial y luego administrativo no habría ayudado a tranquilizar los ánimos. Un grupo de profesores y otro de estudiantes firmaron en sendas cartas en defensa del comportamiento del docente que ejerce la docencia desde hace 27 años y exigían un procedimiento rápido y transparente después de que la justicia exonerara al profesor. Asimismo, otros estudiantes se manifestaron a favor de la alumna.

En febrero de 2025, la estudiante publicó en sus redes sociales una carta que se viralizó en la que llama al docente, con nombre y apellidos, “violador” y animó alentó a la comunidad con un “Llenadlo de vergüenza”.

En la carta, la estudiante afirma que mientras cursaba el segundo curso este profesor de literatura la “acosó sexualmente” y abusó de ella “diversas veces”. “Quiero denunciar acercamientos hacia mí, comentarios fuera de tono, insinuaciones, acoso y tocamientos en su despacho, insistencias de demandas sexuales y diversas intimidaciones hasta el punto de obligarme (cerrando las ventanas y la puerta con llave y asegurándose de que no había nadie cerca) a tener sexo en tres ocasiones diferentes”, relata en la misiva que circuló ampliamente y originó un escrache en el despacho del profesor.

Por su parte, el profesor respondió asegurando ser víctima de una “persecución”, asegurando sentir impotencia por la prevalencia de unas acusaciones desestimadas por la justicia.

La semana pasada también envió una larga carta de despedida a sus compañeros en las que proclama su inocencia. Esta carta, enviada antes de conocer la resolución final y con los datos de una resolución provisional, señalaba que se le sancionaba por 3 años y medio. Esta sanción se habría rebajado a 18 meses tras estimarse las alegaciones presentadas en la resolución provisional por parte de la defensa del profesor.

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