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Con la irrupción de las nuevas tecnologías y las redes sociales, el uso de aplicaciones de citas ha aumentado considerablemente. Hoy en día, aplicaciones como Tinder, Bumble o Badoo se han convertido en una forma habitual de búsqueda de relaciones sexoafectivas para los más jóvenes. El problema es que estas aplicaciones son un espacio más en el que reproducir las violencias machistas que existen en la sociedad. Así lo demuestra Apps sin violencia sexual, el último estudio de la Federación de Mujeres Jóvenes que analiza las violencias sexuales que sufren las mujeres en las aplicaciones de citas; concretamente en Tinder. La entidad ha hecho una encuesta a 963 mujeres heterosexuales entre 18 y 35 años usuarias de Tinder. Según el estudio, una de cada cinco mujeres (el 21,7%) que tuvieron citas a través de esta aplicación aseguran que fueron forzadas a tener una relación sexual mediante violencia explícita. Es decir, fueron violadas por el hombre al que conocieron en la app. El estudio también revela que el 57% de las mujeres consideraron que alguna de sus citas las había animado a beber con el objetivo de mantener relaciones sexuales. Además, casi un 30% afirmó que se sintieron presionadas para realizar una práctica sexual que no les apetecía y que el chico continuó aunque ellas hubieran manifestado dolor físico y deseo de parar. A pesar de reconocer el sufrimiento experimentado en estos encuentros, las usuarias no siempre son conscientes de que han sido víctimas de violencia sexual. De hecho, solo el 11,5 % se considera una víctima en estas citas. Tinder es una de las aplicaciones de citas más famosas del mundo: se estima que hoy en día tiene más de 50 millones de usuarios activos. La aplicación permite crear un perfil donde los usuarios deben indicar su nombre, edad y sexo. Además, pueden completar el perfil añadiendo fotografías o una biografía para presentarse al resto de usuarios. Una vez el perfil está completo, el usuario debe elegir qué perfiles quiere ver (hombres, mujeres o ambos) y seleccionar el rango de kilómetros. La aplicación funciona a través de geolocalización, por lo que este rango permite delimitar lo lejos que pueden llegar a estar las personas que nos aparecerán. El funcionamiento de Tinder es muy sencillo. Al usuario le van apareciendo diferentes perfiles y puede seleccionar los que le gustaría conocer dándole un like (pulsando el icono con forma de corazón). Si la otra persona también ha dado like a su perfil, se produce el match, lo que permite entablar conversación a través de un chat. Desde su nacimiento en 2012, la aplicación ha ido incorporando diferentes ajustes para promover la seguridad de los usuarios. En 2021, Tinder incorporó “¿Te incomoda el mensaje?”, una funcionalidad que anima a los miembros a denunciar un lenguaje inapropiado en un mensaje que han recibido. Pese a este tipo de incorporaciones en materia de seguridad, Tinder no ha sido capaz de frenar las situaciones de acoso y abuso, como las recopiladas en el último informe de la Federación de Mujeres Jóvenes. El estudio Apps sin violencia sexual también denuncia cómo las aplicaciones de citas se han convertido en un elemento más a través del cual las mujeres no solo se comunican, sino que se construyen a sí mismas. De esta manera, el ideal femenino que se promueve en medios como la televisión, el cine o la publicidad, ahora también se reproduce en estas apps. En los perfiles masculinos de Tinder, las mujeres deseadas suelen describirse con adjetivos que responden al modelo tradicional de feminidad: mujeres femeninas, con saber estar, con valores, familiares, jóvenes y guapas. No obstante, ahora también es común que los chicos demanden otro tipo de características, ligadas casi exclusivamente a la sexualidad: mujeres atrevidas, liberadas, sin prejuicios, seguras de sí mismas y morbosas. Según el estudio, estas demandas de los perfiles masculinos tiene un impacto directo en la forma en que las mujeres se perciben a sí mismas. Las encuestadas respondieron que les gustaba mostrarse en sus perfiles como una mujer “divertida y despreocupada” (79,1%), “risueña, cariñosa” (77,2%), “femenina” (69,4%) y “sexualmente empoderada” (56,1%). El estudio denuncia que, de esta manera, las mujeres quedan totalmente subordinadas a la mirada masculina. El ideal femenino que reproducen las aplicaciones de citas está cimentado sobre estereotipos patriarcales, donde la mayoría de mujeres son reducidas a aspectos relacionados con su sexualidad.

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Violencia sexual en aplicaciones de citas

A Fondo: Igualdad de g茅nero

El 21,7% de las mujeres que tuvieron citas a trav茅s de Tinder aseguran que fueron forzadas a tener una relaci贸n sexual mediante violencia expl铆cita