Esta es la 40a entrega de ‘Después de los 60’, la sección de testimonios sénior donde recogemos experiencias vitales en esta etapa de la vida. Nos puedes hacer llegar tu historia a seniors@lavanguardia.es.
Hace 10 años, la vida de Rosario González colapsó. Su padre enfermó de cáncer, uno de sus cuatro hijos estaba atravesando un proceso mental duro y ella estaba inmersa en su segundo divorcio. Además, otra situación personal la había dejado devastada y vacía de energía, y tampoco ayudaba el estrés que tenía en el trabajo. “Empecé a hacer terapia, pero no lo pude sostener”, explica.
Fue por todo ello que cayó en una profunda depresión, con la que todavía batalla día tras día. Pero Rosario no se rindió: apostó por su bienestar y por la libertad de hacer cosas ella sola, además de focalizarse en la terapia. Se apuntó a clases de francés, empezó a viajar y ahora vive en Burdeos, donde desde hace dos años vive con su nueva pareja, que no habla nada de español.
La única forma de recuperarme era saliendo por patas de mi pueblo
Hace una década, Rosario no se podía imaginar que podría ser capaz de avanzar tanto. Entonces empezó a tomar ansiolíticos y antidepresivos, perdió 15 kilos en tres meses, y cada día estaba peor. De hecho, solicitó la incapacidad por depresión y ansiedad, y se la aprobaron. Pero era cuando salía de su supuesta zona de confort que veía algo de luz. “Me iba al monte a hacer retiros o viajaba sola a otras ciudades para visitar a mis amigas, y notaba que me sentaba bien; la única forma de recuperarme era saliendo por patas de mi pueblo”, explica esta sevillana, nacida en Cádiz.
Rosario ha trabajado toda su vida, durante más de tres décadas, como funcionaria de la administración de la Junta de Ի岹ܳí. Cuenta que mientras trabajaba y criaba a sus hijos, también estudió periodismo, y luego hizo oposiciones con la voluntad de ir subiendo de posición. Y lo consiguió: de auxiliar administrativa acabó como asesora de migraciones, aunque reivindica que no le fue fácil. “Entre mi primera hija y el último hay 20 años de diferencia, así que he estado más de 40 ejerciendo de madre”, dice, y había aparcado muchas de sus inquietudes.
Los cambios siempre dan un poco de miedo, pero fue progresivo; yo había estado siempre casada y no había sido capaz de viajar nunca sola
Hubo un día que Rosario recuerda perfectamente y que le marcó un poco el camino hacia la mejoría. “El que entonces era mi psiquiatra, que ya falleció, me recomendó que procurara buscar cosas que me enamoraran y me entusiasmaran, y eso me hizo reconectar con lo que me gustaba de pequeña”. Así fue como se volvió a apuntar a clases de francés, ya superada la cincuentena, y se fue un par de meses a Burdeos a hacer un curso intensivo de la Alianza Francesa, alojada en casa de una familia. “A la semana me veía en una nube y me sentía feliz”, explica, así que alargó la estancia unos meses más. Ya lleva seis años en la ciudad francesa.
“Los cambios siempre dan un poco de miedo, pero fue progresivo; yo había estado siempre casada y no había sido capaz de viajar nunca sola”, ejemplifica Rosario, que ahora tiene 62 años. En ese sentido, reconoce que fue una carrera de fondo, un proceso de entrenamiento con el que se apuntó a actividades diferentes. Para sentirse más segura, también la ayudó irse con todo bien atado, evitando el vértigo a dar el paso. “Es como si hubiera vivido la adolescencia que no viví; hasta me iba de viaje con BlaBlaCar”, explica. También se apuntó a un grupo de senderismo, a una aplicación para practicar el idioma o a bailar sevillanas en Burdeos, toda una experiencia.
Me gestiono mejor que nunca, y me acepto mejor que nunca
Ahora hace dos años que vive en Burdeos con su actual pareja, a quien conoció a través de un sitio de citas. “Yo lo que quería era practicar el idioma, pero acabamos como pareja”, se ríe Rosario. Una de sus pasiones es escribir y tiene un blog — elriorosablog— en el que comparte sus vivencias en forma de relato. También se apuntó a una escuela creativa en la universidad y ha empezado a escribir ficción con la intención de presentarse a algunos concursos. Y otro de sus sueños es irse una temporada a vivir a Irlanda. No sabe si lo cumplirá algún día, pero ya está estudiando inglés, por si acaso.
Rosario dice que le faltan horas al día para hacer todo lo que le apetece. Ha sido un arduo camino, pero por fin siente que ha valido la pena. Continúa con la terapia y sus revisiones regulares, porque el cuidado de su salud mental también es una carrera de fondo que probablemente siempre la acompañará, pero ya puede decir que está mejor que en los últimos diez años. “Estoy aprendiendo a gestionarme, me conozco mejor y me gestiono mejor que nunca, y me acepto mejor que nunca”, explica, pero matiza que eso “no quita que deba tener esta higiene de vida, que es mantenerme lejos de lo que me resulta tóxico”.
Historias séniors
‘Después de los 60’
En bet365 queremos recoger tu historia sénior. ¿Has cambiado de vida a los 60 y tantos? ¿Has llevado a cabo un hito personal que te ha sacudido? ¿Has cambiado de pareja, de ciudad, de profesión o de manera de vivir? ¿Has llevado a cabo un viaje transformador o un reto personal? Nos puedes hacer llegar tu experiencia a seniors@lavanguardia.es.
Ojalá a otras personas les pueda motivar a vencer esos miedos
También añade que “hay días de todo, pero cada vez tengo más capacidad de aceptar que estar vivo es sentirlo todo, la rabia, la tristeza, el enfado o sentirse satisfecha, así que me siento relativamente bien”. Y sobre su cambio de vida, concluye: “Estoy contenta de haberlo hecho porque, aunque me asustó en su momento, sentí que tenía que sobrepasar ese límite”. Es por eso que también quiere contar su historia, para poder ayudar a otras personas a dar un paso más. “Ojalá a otras personas les pueda motivar a vencer esos miedos”.